Alejandro Finocchiaro: "El Gobierno gestó una tragedia educativa"
En medio de la disputa por el regreso a las clases presenciales, el exministro de Educación de Juntos por el Cambio Alejandro Finocchiaro cuestionó el modo en que el Gobierno manejó la educación en el marco de la pandemia por el Covid-19. "Gestaron una tragedia educativa", indicó, para sostener, con firmeza, que las escuelas deben abrir.
En diálogo con LA NACION, el excandidato a intendente de La Matanza sostuvo: "Uno de los grandísimos errores que cometió el Gobierno, el año pasado, es el de haber hecho un país unitario en términos educativos", y advirtió que el gabinete de Alberto Fernández debería haber "militado la presencialidad".
Finocchiaro también se refirió a la configuración política del conurbano bonaerense, de cara a las elecciones de 2021 y de 2023, y volvió a disparar contra el Gobierno. "Lo que más preocupa no son las candidaturas del oficialismo, sino el oficialismo en el poder", dijo, y agregó: "Las decisiones que han tomado, como dejarnos un año sin clases, las vamos a pagar como país".
–En los últimos días se ha generado un debate en torno a la vuelta de la presencialidad pese a que está latente la posibilidad de una segunda ola, como pasó en Europa. En caso de que ese rebrote ocurriera, ¿en qué esquema cree que podría retomarse el ciclo lectivo?
–Hace ya muchos meses, desde mediados del año pasado, un montón de políticos, especialistas en educación y familias estamos pidiendo la presencialidad administrada: con todas las garantías, los protocolos sanitarios, dividiendo los cursos, alterando los horarios para que no confluyan con el pico de transporte. Es algo que hicieron la mayoría de los países del mundo, incluso en nuestra región. Lo hicieron Uruguay, Chile, Colombia, Cuba.
No es abrir las escuelas para contagiarnos, sino para que cese esta emergencia educativa. Si abrís las escuelas y hay un rebrote, cerrarás aquellas en las que haya habido rebrote, hasta que las puedas volver a abrir.
Si has autorizado que haya cines y restaurantes con distanciamientos y protocolos, ¿por qué no vas a abrir las escuelas? Es el lugar en donde los chicos están más seguros porque la escuela ya de por sí tiene normas y regulaciones, sin pandemia. Para ir al baño tiene que pedir permiso, no se para y se va. Los docentes velarán porque tengan los barbijos puestos, hay adultos que controlan.
–Los rubros que menciona –el cine, el restaurante– son privados. Acá lo que se pone en juego es si el Estado está preparado para ese regreso o no, siendo que más del 70% de la educación del país es estatal. Trotta ya advirtió que "no existe infraestructura en ningún país del mundo para el regreso de la presencialidad absoluta".
–Las cifras que manejan los funcionarios de este Gobierno me generan muchas dudas. Como con las vacunas, por ejemplo. Si hay alguna escuela en la que no se pueda volver, ya no se podía volver antes de la pandemia, esa escuela está mal de antes. En las escuelas, con protocolos y medidas, se puede volver, tanto en lo público como en lo privado. En el mundo se ha vuelto. Uruguay lo hizo, y tiene una realidad que tiene mucho que ver con la nuestra. Los problemas de infraestructura que tiene la República Argentina en materia educativa hay que afrontarlos de una vez y para siempre. Es un plan de ocho a diez años ejecutado seriamente.
–¿La demora en el regreso a clases tiene que ver con una falta de plan concreto por parte del Gobierno? La CC- ARI dijo que Trotta está "improvisando", y pidió que se presentara en la Cámara de Diputados a informar su plan de acción.
–La dilatación la leo de dos maneras. En primer lugar, perdieron todo un año, desde las medidas protocolares y sanitarias, hasta las medidas pedagógicas. No han hecho absolutamente nada durante un año. El segundo motivo es la negociación frente a la oposición, muy clara, de la Configuración de los Trabajadores de la Educación (CTERA), de no volver. Están viendo cómo resolver con el sindicato su negativa a la vuelta a clases, que no es menor. Por un lado, por la negociación de los sueldos. Por el otro, por la vacunación docente. La policía, los cajeros de supermercados, los colectiveros, los enfermeros y los médicos han sostenido las actividades sin haberse vacunado. Hay docentes que constituyen grupos de riesgo, y en esos casos habrá que arreglar las suplencias. Los gremios más moderados, como la Unión de Docentes Argentinos (UDA), no hablan de no volver, sino que exigen condiciones que tienen que ver con lo sanitario, epidemiológico, protocolos. Nadie puede estar en desacuerdo a que exijan eso.
El gran error que cometió el Gobierno fue no haber militado la presencialidad, cuando lo que tenía que haber hecho es lo contrario, y que sea la realidad la que le pone límites
–El secretario general de la UDA, Sergio Romero, dijo, días atrás, que el Gobierno no debería delegar las pautas del comienzo de las clases en los gobernadores. Pero hay una realidad presupuestaria, que va de la mano del federalismo, que es cuánto podría invertir cada provincia para asegurar las condiciones de este regreso.
–La gestión de las escuelas es provincial. Uno de los grandísimos errores que cometió el Gobierno el año pasado es el de haber hecho un país unitario en términos educativos. He hablado con algunos ministros provinciales que me han dicho que los obligaron a cerrar las escuelas en marzo sin tener casos de coronavirus, cuando podrían haber dado clases por tres o cuatro meses de modo presencial. Nadie conoce más que cada gobernador y sus intendentes dónde se puede abrir y dónde no, en cada provincia. Hay escuelas rurales, en donde hay quince chicos que no dejás ir a la escuela, pero se pueden reunir en el bar del pueblo. Hay que ser sensatos.
–En la práctica, hubo excepciones: La Pampa, San Juan, Catamarca abrieron las escuelas y luego volvieron para atrás.
–Sí, pero el gran error que cometió el Gobierno fue no haber militado la presencialidad, cuando lo que tenía que haber hecho es lo contrario, y que, en todo caso, sea la realidad la que le ponga límites. Un ministro debe trabajar para que haya clases, no para que no haya clases.
–El Gobierno anunció, con el Presupuesto del 2021, un incremento del 29% en la inversión educativa, que representaría el 4,8% del presupuesto total. ¿Es un buen pronóstico para resolver los temas que urgen, como la conectividad, la infraestructura y el plus que implica la pandemia?
–Siempre es bueno que se incremente el presupuesto educativo. Me permito dudar si eso va a llegar a ser verdad. El Gobierno nacional acordó con los gremios docentes un aumento del salario para 2020, y el aumento fue del 0%. Fue una vergüenza. Es bueno aumentar las partidas, pero hay que saber aplicarlas de manera inteligente. Si la plata se va a usar para imprimir cuadernillos que nadie va a leer, para hacer programas en la Televisión Pública que nadie va a ver o programas de radio que nadie va a escuchar, entonces ahí se está tirando el dinero que pagamos con nuestros impuestos.
Los efectos de una catástrofe económica se recuperan mucho antes que los efectos de la tragedia educativa que gestó este Gobierno, al hacernos perder un año de clases. En muy pocos países pasó esto
–¿El foco en dónde debería estar?
–En los alumnos y su vuelta a la presencialidad. Toda política educativa tiene que tener como eje a los alumnos. Lo único que se debe pensar es si lo que se hace forma mejor a los alumnos, no si le conviene a un sindicato o al Gobierno.
–De cualquier manera, el presupuesto sigue estando por debajo del mínimo que exige la ley de educación, que es un 6% del PBI…
–Porque la mayoría de ese presupuesto debe ser puesto por las provincias y no por la Nación. La gestión de Cristina Kirchner quitó 15 puntos de la coparticipación a las provincias y el expresidente Mauricio Macri lo devolvió, pero ese dinero no está marcado. Los gobernadores tienen que consensuar para invertirlo en educación, infraestructura educativa y salarios.
–¿Cuáles son las provincias más complicadas?
–Formosa, Santa Cruz, Chubut.
–¿A la ciudad de Buenos Aires cómo la ve?
–La Ciudad ha preparado absolutamente todo para que las clases vuelvan el 17 de febrero, y yo creo que está bien. Apoyo firmemente el regreso de las clases. Estamos en emergencia educativa. Estamos hablando de una generación de chicos y de chicas en la que nuestro país va a tener que poner mucho de sí para que puedan tener un futuro mejor. Yo no soy economista, pero los efectos de una catástrofe económica se recuperan mucho antes que los efectos de la tragedia educativa que gestó este Gobierno, al hacernos perder un año de clases. En muy pocos países del mundo pasó lo que pasó acá, que ha sido una barbaridad. Algo hecho por bárbaros.
–¿Hace falta alguna suerte de consejo consultivo, como el de la reforma judicial, para debatir con especialistas el plan de vuelta a clases?
–Lo que hace falta es ponerse a trabajar y gente que sepa. En septiembre renunció la viceministra de Educación, Adriana Puiggrós, que es pedagoga. Aunque yo no esté de acuerdo en muchas cosas con ella, era la única persona que se encargaba de la pedagogía, y no la han vuelto a reemplazar. El Ministerio pedagógicamente está a la deriva. Es como si en el Ministerio de Salud no hubiese nadie que supiera de políticas sanitarias o en el Ministerio de Seguridad, de las fuerzas federales. Un ministerio que en un año no ha sabido plantear los lineamientos pedagógicos para ir saliendo de la pandemia, que no ha sabido trabajar con las provincias en las cuestiones básicas, sanitarias y de infraestructura, me cuesta creer que en un mes pueda trabajar en ese tipo de cosas.
–Respecto del contexto político en el Conurbano, ¿qué chances tiene la oposición para competir?
–Creo que las posibilidades son muchas y muy amplias porque, tras el no gobierno del gobernador Axel Kicillof, la gente está empezando a valorar lo que hicieron la exgobernadora María Eugenia Vidal y el expresidente Macri. Con respecto a los candidatos, creo que debemos ampliar nuestra base cada vez más y trabajar por un gran sueño colectivo. Las candidaturas estarán más adelante, pero si queremos salvar la República del precipicio en el que se está hundiendo, no podemos ser mezquinos, tenemos que pensar en el bien de todos.
–¿Es conflictiva la interna entre el peronismo y la Cámpora, que ya pone figuras a caminar las calles del Gran Buenos Aires?
–Lo que más preocupa no son las candidaturas del oficialismo, sino el oficialismo dentro del gobierno. No han podido amalgamar un gobierno, en donde cada ministerio y cada funcionario han sido loteados de acuerdo al sector de pertenencia política. Preocupa un Presidente que no ejerce sus potestades porque las ejerce la Vicepresidenta, que es vetado por su número dos cada vez que intenta hacer algo. Las decisiones que han tomado, como dejarnos un año sin clases, las vamos a pagar como país. No va a ser gratis lo que hemos vivido.
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