Alberto Fernández y una Justicia para armar
Ampliar la Corte, reformar la AFI, licuar el poder de los jueces federales de Comodoro Py federalizando juzgados de instrucción. Los grupos más radicales dentro del albertismo ampliado, incluidos algunos kirchneristas duros, empujan reformas de fondo y advierten que si no se hacen en los primeros meses del gobierno, no se hacen más.
Pero ¿cuál es el plan de Alberto Fernández? Si gana las elecciones, ¿impulsará reformas estructurales en la Justicia? No dio señales de que vaya a hacerlo. "Vamos a tener suficientes problemas con la situación de la economía", dijo un hombre cercano a Fernández que podría tener un cargo vinculado a la Justicia en un eventual gobierno del Frente de Todos. Y agregó: "Además, no se necesita".
Es que si se confirman los pronósticos y Fernández es el próximo presidente, va a recibir una Justicia con vacantes en lugares estratégicos y golpeada. Que conserva un indudable poder de fuego -lo demostró esta semana la Corte Suprema-, pero está "debilitada", según el diagnóstico autocrítico de un histórico representante de los jueces. Incluso la propia Corte, sin un liderazgo claro, acumula meses de desgaste por sus luchas internas.
Las vacantes que recibirá para cubrir el próximo gobierno incluyen cargos de enorme poder. Por eso, si gana, Alberto Fernández, el penalista, tendrá una influencia decisiva para diseñar los tribunales con los que va a convivir.
La más importante es la de procurador general, jefe de los fiscales, que hoy cobra una trascendencia especial porque a nivel federal está en proceso de implementación el sistema acusatorio, que traslada a los fiscales la responsabilidad de las investigaciones penales. Mauricio Macri dedicó mucho tiempo y esfuerzo a forzar la renuncia de Alejandra Gils Carbó, pero no logró nombrar a su reemplazante. Apostó por Inés Weinberg, una candidata resistida por el peronismo y por Comodoro Py. Perdió. Hace meses que su pliego, nunca retirado del Senado, quedó a la espera de un milagro.
Uno de los referentes de esa resistencia fue Germán Moldes, el único fiscal de la Cámara Federal porteña, que antes de oponerse a la llegada de Weinberg había enfrentado a Gils Carbó. Moldes renunció esta semana, después de haber sido por años el fiscal más poderoso de Comodoro Py, al que varios de los fiscales de primera instancia le avisaban antes de firmar apelaciones importantes, y alguno incluso le llevaba sus dictámenes para que se los revisara. Estaba golpeado por el resultado de las PASO, pero no fue eso, sino un problema de salud, lo que determinó su jubilación.
Más allá del ejercicio que él hizo del poder, el cargo que deja Moldes implica, por sí mismo, una vacante clave. Como único fiscal ante la Cámara Federal, tiene la llave para decidir si mantiene o desiste las apelaciones de los fiscales de primera instancia contra los fallos de los doce jueces de Comodoro Py, los que instruyen las causas más sensibles para el poder político. También decide si recurre o convalida los fallos de la Cámara.
Ayer, cuando no había pasado ni un día de su renuncia, algunos fiscales de primera instancia se anotaban ya para cubrir la vacante en forma interina. Hasta el 12 de octubre lo reemplaza José Luis Agüero Iturbe. ¿Después? "No hay decisión tomada", dicen en la Procuración.
La Cámara de la que Moldes es fiscal también es un terreno en disputa. Está formada por dos salas de tres jueces cada una. De los seis cargos, dos están vacantes y dos fueron cubiertos durante el macrismo por traslado, sin cumplir con el mecanismo de designación que prevé la Constitución, que son los concursos. "Las vacantes ahí son cuatro", dijo a LA NACION un hombre del kirchnerismo que está convencido de que, si gana Alberto Fernández, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, los dos que llegaron por traslado, deberán buscarse otro destino.
En el Gobierno, que impulsó esas designaciones, sostienen que no hay ninguna razón jurídica para que caigan, que la Corte avaló los nombramientos y que solo podrían ser trasladados otra vez si ellos estuvieran de acuerdo. Es natural entonces que políticos y funcionarios judiciales de lo más diversos los estén sondeando para ver cuán firmes se sienten; desde el camporismo hasta la Corte.
Con varios jueces en condiciones de jubilarse, las vacantes en Comodoro Py podrían ser todavía más. Crecen los rumores de renuncias. Esté o no en gateras un "ministerio de la venganza" -que el albertismo niega-, los cambios de gobierno suelen fomentar jubilaciones. Esta semana se fue un histórico camarista federal de La Plata, Antonio Pacilio.
Además, desde antes de las PASO, la campaña electoral y el eventual cambio de gobierno ya habían dejado en un limbo la designación de más de 160 jueces federales y nacionales, que tenían sus pliegos encaminados.
En el Gobierno sostienen que no fue su culpa. "Estamos muy satisfechos con lo que hicimos. Hay una realidad política: al Senado lo maneja el peronismo. No dependía de nosotros", dijo a LA NACION un alto funcionario macrista.
Si Alberto Fernández es el próximo presidente, él también necesitará los votos del Senado para cubrir las vacantes. Y allí será clave su alianza con los gobernadores, que están en alza con el fallo de la Corte y que fueron los grandes ganadores de la semana judicial.
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