Alberto Fernández y Sergio Massa se mostraron juntos para dar una señal política en medio de las disidencias
Ambos compartieron un acto en la localidad mendocina de Palmira; siguen las diferencias por la economía y el futuro electoral del Frente de Todos
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Eran las 10.49 cuando el helicóptero presidencial descendió en el helipuerto de la plaza Colón, detrás de la Casa Rosada. La guardia de los Granaderos, que esperaba al Presidente en la explanada, se retiró minutos después. Sin bajar de la aeronave, Alberto Fernández aguardó por Sergio Massa, que había estado reunido con banqueros en el Ministerio de Economía. Luego, ambos iniciaron su vuelo a Mendoza, un viaje con pocos testigos en medio de la tensión financiera.
El periplo compartido se realizó en un avión de sólo siete plazas. La compañía de Massa sirvió para desmentir las versiones de discrepancias que se multiplicaron en los últimos días, centrados en las medidas económicas y el enojo del ministro de Economía por los que “juegan a la interna y ponen en juego la economía”, a quienes el tigrense identifica como cercanos al propio Presidente. De hecho, mientras que Massa estaba con Fernández, su esposa, Malena Galmarini, identificó a la Casa Rosada como el origen de las críticas “en off the reccord” contra la gestión del ministro.
“El Presidente tomó nota de la gravedad del daño que producen algunos boludos con iniciativa”, destacaron desde el entorno del ministro, mientras Massa y Fernández compartían la llegada del tren de la línea San Martín a Mendoza, junto al gobernador radical Rodolfo Suarez. El acto, en la estación Palmira de esa provincia, comenzó más de dos horas después de lo pautado, y encontró a Massa y Fernández sentados uno al lado de otro, mayormente serios pero dispuestos a dar una señal política de confluencia. Hubo abrazo afectuoso y sonrisas, aunque nada asegura que las tensiones entre ambos no vuelvan a repetirse en los próximos días.
“Tenemos un presente muy complicado, una sequía que nos afectó mucho, pero seguimos”, dijo el Presidente junto a un Massa que combinó algún aplauso esporádico con el repiqueteo de sus dedos en la mesa que sirvió de escenario para la presentación, donde no faltaron silbidos de la militancia K contra el gobernador de la UCR (acallados por el propio Presidente) ni la marcha peronista.
No hubo, en el breve discurso presidencial (Massa no habló), referencias a las turbulencias económicas como la suba del dólar o la inflación, y tampoco a la decisión de Massa-criticada por la oposición-de canjear por pesos los bonos en dólares de un centenar de empresas públicas. “Nunca hemos tocado esos fondos, ni le hemos sacado el 13 por ciento (a los jubilados)”, dijo el ministro de Transporte, Diego Giuliano, cercano al líder del Frente Renovador.
Desde el albertismo intentaron bajar el tono de las disidencias, que -como publicó LA NACION el lunes- fueron el motor de la charla que Massa y Fernández tuvieron el domingo pasado, al retorno del ministro de la cumbre del BID en Panamá. Allí, el tigrense le habría recriminado al Presidente que mucha de la información que circulaba en los medios, vinculada a las dificultades económicas y las dificultades crecientes de una eventual candidatura de Massa, provenía del riñón albertista. El mismo reclamo que hizo hoy público Galmarini.
“Me parece que el enojo de Massa fue exagerado. Le molestan otras cosas, como (Daniel) Scioli”, expresaron desde un despacho de la Casa Rosada en relación al virtual lanzamiento del embajador en Brasil y las referencias atribuidas a Fernández, cuando habló del exgobernador bonaerense como su “plan B” si por alguna razón prefería no ser él mismo candidato a Presidente. Una alternativa que también molesta a La Cámpora y el cristinismo, inclinados por el momento a sostener una hipotética candidatura de Massa.
“Hablan todos los días, no hay problemas graves entre ellos, tal vez alguna cuestión operativa”, desmintió una espada muy cercana al Presidente, con la intención de aquietar las aguas.
“Que nadie les haga creer que es la política, hay distintas miradas, y tenemos que ser capaces de elegir, y recordar y tener memoria”, dijo Fernández en referencia a los próximos comicios, sin alusiones a Massa. E intentando, a la vez, no generar más fastidio en Suarez, quien no pudo disimular su incomodidad y tampoco habló durante el acto de inauguración del ramal ferroviario, que unirá Buenos Aires con Mendoza en un viaje de 20 horas de duración.
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