Alberto Fernández viaja a Bruselas para la difícil cumbre entre la Unión Europea y la Celac
Los países latinoamericanos y europeas llegan con objetivo disímiles y hasta opuestos: la invasión a Ucrania será uno de los ejes, pese a la presencia de Estados que respaldan a Rusia
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BRUSELAS.– El presidente Alberto Fernández llegará este lunes a Bruselas, para participar en la primera cumbre que los países de América Latina y el Caribe (Celac) y la Unión Europea (UE) celebran desde hace ocho años. Una cumbre difícil, en la cual los participantes tratarán durante dos días de hacer avanzar objetivos políticos disímiles y con frecuencia opuestos que, además, será para el presidente argentino la ocasión de despedirse de sus pares europeos.
El avión con la reducida delegación presidencial partió cerca de las 14 y tiene previsto posarse en la capital belga este lunes a las 9. Acompañan a Fernández el canciller Santiago Cafiero; la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería, Cecilia Todesca Bocco; la jefa de gabinete de la cancillería, Luciana Tito; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el diputado nacional Eduardo Valdés y la portavoz presidencial Gabriela Cerruti.
Al mediodía, al margen de la cumbre, el presidente es esperado en el edificio Europa de la Comisión Europea (CE) para firmar con su presidenta, Ursula von der Leyen, los memoranda de entendimiento previstos entre Argentina y la UE, los cuales incluyen un acuerdo sobre energía, según fuentes de la Comisión.
Las intervenciones oficiales de los líderes que asisten a la cumbre recién comenzarán a partir de las 16. Hasta ese momento, la actividad diplomática será intensa en los pasillos del edificio, pues son múltiples los encuentros bilaterales que se han previsto. En ese marco, nadie duda de que los latinoamericanos aprovecharán la ocasión para tratar de hacer avanzar la paralizada agenda del acuerdo UE-Mercosur, un tema omnipresente en el espíritu de los líderes sudamericanos, pero que no está incluido en la agenda de la cumbre Celac-UE. Por esa razón, todos los ojos estarán puestos en el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que prometió llegar a Bruselas con una contrapropuesta sobre los requisitos ambientales.
“La contrapropuesta de Lula será analizada con atención. Pero es absurdo pensar que sucederá algo concreto con respecto al acuerdo UE-Mercosur. Esta cumbre no tiene nada que ver con eso y, por otra parte, es inimaginable que se pueda negociar algo en apenas dos días de presencia en Bruselas, sin agenda concreta”, explica una fuente europea.
Otro tema que seguramente será tratado en bambalinas es la intención francesa de organizar una reunión sobre la situación política en Venezuela. Así como el presidente francés Emmanuel Macron reitera que no tiene intenciones de ratificar el tratado UE-Mercosur por numerosos motivos -que en gran parte responden a exigencias de política interna de su país-, París siempre mostró un interés particular en hacer avanzar el proceso democrático venezolano. Y para ello podría requerir el apoyo de Alberto Fernández, como ya lo hizo en ocasiones anteriores.
Otras fuentes aseguran, sin embargo, que Macron, absorbido por la guerra en Europa, no habría aceptado el pedido de reunión bilateral de varios líderes latinoamericanos, incluyendo al mismo presidente argentino.
Los debates dentro de la cumbre propiamente dicha en la primera jornada deberían concluir alrededor de las 17.30, cuando los líderes y altos representantes de los 33 países de la Celac y los 27 de la Unión Europea serán agasajados en una cena de gala y una comida aparte únicamente para presidentes y primeros ministros. Según fuentes europeas, la asistencia a ese nivel debería alcanzar el 90%.
Pero la presencia casi unánime de líderes de primer orden no quiere decir que habrá unanimidad en las decisiones. Durante este domingo, los negociadores de ambos bloques seguían sumergidos en interminables reuniones para obtener una declaración final que satisfaga a todo el mundo. Los obstáculos fueron y seguían siendo numerosos. Desde la reprobación a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, inclusión irrenunciable para los miembros de la UE, hasta la condena a la esclavitud y su necesaria reparación exigida por numerosos países del Caribe, pasando por el pedido de levantamiento del embargo a Cuba.
“Hemos estado negociando durante todo el fin de semana con el objetivo de obtener una declaración birregional constructiva. Seguimos trabajando, pero soy prudentemente optimista. Lo que nos une es mucho más de lo que nos divide”, afirmó a LA NACION Gustavo Martínez Pandiani, subsecretario argentino para América Latina y el Caribe, uno de los tres miembros de la “troika” que negocia la declaración en nombre de la Celac.
Eterno problema de todas las cumbres: ¿cómo llegar a un texto que obtenga el consenso de decenas de países con agendas nacionales, posiciones ideológicas e intereses particulares diferentes y con frecuencia opuestos? Poniendo entre corchetes lo que bloquea y siguiendo adelante, para volver después a tratar de resolverlo, dicen los expertos.
“En este caso comenzamos con un proyecto de declaración de decenas de páginas y después terminamos decidiendo que lo mejor sería limitarnos a lo esencial y acortar, acortar y acortar. Lo que no quiere decir que, aun así, no nos veamos ante la necesidad de anular sencillamente la declaración final”, reconoce una fuente europea.
No obstante, para Martínez Pandiani, “después de ocho años de no haberse realizado ninguna cumbre al más alto nivel entre la Celac y la UE, el solo hecho de que esto suceda en este momento puede considerarse como su mayor éxito político. La cumbre misma es el mensaje: son ambas regiones que están demostrando así la voluntad de volver a sentarse en torno a una mesa para dialogar y hacer avanzar los expedientes complicados”, afirma.
Otro de los logros reivindicados por los negociadores de Celac es haber conseguido que Europa acepte organizar una cumbre “inclusiva”, sin ninguna excepción. En estos dos días, en efecto, participarán de los debates países como Nicaragua, Venezuela o Cuba, que manifestaron abiertamente su apoyo al régimen de Vladimir Putin y su invasión a Ucrania, y son acusados por los europeos de no respetar las reglas democráticas.
Para Alberto Fernández, esta cumbre tendrá seguramente un doble significado, ya que todo parece indicar que se trata de su último viaje oficial a Europa antes de dejar sus funciones oficiales.
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