En medio de la incertidumbre, Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa volvieron a reunirse
El nuevo encuentro fue ayer y se mantuvo en absoluta reserva; marca que el Presidente y su vice siguieron en contacto después de la cena del lunes; hay dudas por los desacuerdos de fondo sobre el rumbo económico
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Alberto Fernández y Cristina Kirchner retomaron una comunicación más fluida esta semana tras cuatro meses de distanciamiento total. En la cena del lunes -en la que hablaron a solas- suscribieron un fuerte pacto de silencio, para evitar que los trascendidos compliquen aún más la crisis del gobierno - “si se filtra empiezan las especulaciones de quién tiene el poder”, justificó un colaborador oficial-. La dupla presidencial siguió en contacto en las horas posteriores. “Ni bandera blanca, ni ponernos el casco... pero está mucho mejor la cosa”, describió un importante referente con interlocución con el binomio presidencial.
En las últimas horas distintas fuentes aseguraron que ayer, al caer la tarde, hubo una segunda reunión de la cúpula presidencial. Trascendió que se habría sumado Sergio Massa, luego de que el domingo fuera descartada su propuesta para un recambio del gabinete que lo incluyera a él y a otras figuras del Frente Renovador. La portavoz Gabriela Cerrutti afirmó que no le consta dicho encuentro, pero tres fuentes distintas se lo confirmaron a LA NACION. Cerca de Massa desmintieron que él haya estado anoche con el binomio presidencial.
Quien se refirió en público al tema fue el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, quien dejó entrever que ayer Cristina y Fernández volvieron a dialogar. “Por lo que vi, vienen conversando bien. Por lo que sé, hablaron el domingo a la noche, en el marco de la designación de (la ministra de Economía) Silvina Batakis, y hablaron creo que ayer”, dijo hoy el funcionario al canal LN+.
En las primeras líneas del Gobierno hay una fuerte voluntad por sostener en secreto los diálogos que de dan en lo más alto de la cúpula del Frente de Todos. Hay una convicción compartida en distintos despachos oficiales, en el kirchnerismo y en el massimo acerca de la necesidad de hacer cambios de fondo en el gabinete, una idea que es resistida por el jefe de Estado.
Gestos y incertidumbre
A pesar del nuevo diálogo entre Fernández y Cristina, nadie tiene en el Gobierno señales claras de que hayan resuelto los desacuerdos de fondo sobre el rumbo económico, que quedaron explícitos en las últimas apariciones de la vicepresidenta, en las que se refirió a la emisión monetaria, el gasto público y los planes sociales, entre otros puntos. Esperan, sin embargo, que la gestualidad del reencuentro entre el Presidente y su vice sostenga un clima de paz lo más extenso posible.
Según pudo reconstruir LA NACION, la salida de Martín Guzmán fue, en sí misma, un factor de fuerte distensión en la cena del lunes. “Guzmán enturbió la relación personal de ellos. Cristina tenía un enojo personal porque está convencida de que (el exministro de Economía) le mintió. Y Alberto se quedó con mucha bronca por la forma en que él renunció el sábado, después de haber gastado parte de su capital político en defenderlo”, dijo a este medio alguien que conoce de cerca al jefe de Estado.
Otro funcionario cercano a Fernández dijo, en el mismo sentido: “La charla fue cordial. Que ya no estén Guzmán y Matías Kulfas tranquiliza a Cristina. Ella dijo cosas muy ofensivas el sábado (en Ensenada) ¿Cómo se vuelve de eso? Y bueno, la política tiene estas cosas...”.
Cristina Kirchner hablará otra vez mañana en El Calafate. “La lógica indica que lo que diga debería exhibir mayor distensión hacia Alberto”, se animó a decir un estrecho colaborador presidencial. Otros funcionarios, en cambio, manifiestan serias dudas y creen que renovará sus reclamos para torcer algunas políticas económicas. Especialmente luego de que Batakis -que también dialogó con ella en la semana- confirmara que seguirá con el rumbo económico de su antecesor.
En La Cámpora el clima es distinto. Algunos referentes ya advierten que Batakis tuvo el visto bueno de la vicepresidenta pero “no la puso Cristina”. En la agrupación de Máximo Kirchner se abstienen de opinar sobre el nombramiento de la nueva ministra. “Hay expectativa por ver qué hace, todo está por verse “, comentaron en las filas camporistas.
En principio, no hay en agenda un acto conjunto de la dupla presidencial. La vicepresidenta no se mostrará con Fernández en el acto del 9 de Julio en San Miguel de Tucumán porque estará en El Calafate, señalaron en la Casa Rosada.
Ante la variedad de rumores que circularon durante todo el día, el presidente de Diputados hoy debió aclararle a más de un funcionario que no se va del Frente de Todos. Para reafirmar ese mensaje, más tarde hubo un encuentro de Massa con Batakis.
El exministro de Economía, en tanto, pasó a convertirse en el “chivo expiatorio” del gobierno. Ya nadie lo defiende. Y algunos, incluso, comienzan a adjudicarle la inflación de julio al “factor Guzmán”. “Hasta la semana pasada el problema era la interna política de Alberto y Cristina. Lo de esta semana fue por Guzmán. El quería tranquilizar la economía y la estresó”, dijo un importante funcionario con llegada a Fernández.
Falta de señales
En medio del fuerte secretismo que rodea a Fernández y su vice, muchos funcionarios mostraban inquietud por la falta de señales públicas del Presidente. El jefe de Estado no se pronuncia desde el viernes pasado en la CGT y no tuvo actos públicos, más allá de la jura de Batakis como ministra.
La ausencia de la palabra presidencial, en una semana de fuerte incertidumbre en la que los dólares paralelos subieron y se registraron fuertes remarcaciones precios, generó un fuerte desconcierto en las segundas y terceras líneas del gobierno, mientras circulaban todo tipo de trascendidos.
Quienes lo trataron directamente a Fernández dijeron que estuvo con mucha “bronca” y apuntaron al último fin de semana como las horas más difíciles de su gestión. Particularmente porque el Presidente había defendido y sostenido -contra propios y ajenos- a su ministro de Economía que renunció sin que hubiera un plan de contingencia. Según pudo reconstruir LA NACION, la intención en la cúpula de la Casa Rosada es darle “entidad” a la aparición que Fernández tendrá el sábado por el 9 de Julio.
Aferrados al encuentro de la pareja presidencial, muchos funcionarios intentan enviar símbolos de paz, para evitar una nueva escalada. El Presidente esta mañana replicó un tuit de la Televisión Pública que mostraba al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, durante una inauguración en la autopista Ricchieri en la que el funcionario señalaba que el presidente y la vicepresidenta “no se juntaron para pudrirla”. “Si se juntaron como van a hacer cada vez que haga falta es porque entienden como nadie el tamaño de la disputa que está en juego en nuestro país que es la discusión de dos modelos”, dijo Katopodis.
Sin demasiada seguridad sobre cómo continuarán las apariciones públicas de Cristina, muchos funcionarios emiten mensajes de paz más como un ruego para calmar la interna que como una certeza de lo que vendrá.
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