Alberto Fernández rechaza la suma fija que pide Cristina Kirchner y Sergio Massa hace equilibrio
Tras el reclamo de la vicepresidenta, en la Casa Rosada aseguran que no quieren dar un aumento salarial por decreto; apuntan a un bono sectorial; el ministro de Economía evalúa alternativas
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A pesar de la fuerza que ejerce el kirchnerismo, Alberto Fernández se resiste a disponer de un aumento de suma fija por decreto para los trabajadores formales. El reclamo interno adquirió mucho más volumen el viernes, porque salió de boca de Cristina Kirchner durante un acto con las seccionales de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), pensado así para visibilizar la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Pero el Presidente sigue resistiendo, convencido de que traerá un perjuicio a las paritarias en curso, además de problemas para pagar los sueldos de los empleados municipales.
“No va a haber suma fija, no va a haber decreto, de acá a fin de año a lo sumo puede haber algún bono para algún sector particular”, dijeron a LA NACION muy cerca del Presidente. En la Casa Rosada dan por descontado que habrá algún plus para jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), pero aún no tienen resuelto qué grupos de salarios más bajos podrían recibir una ayuda. “Un bono por única vez se puede otorgar en cualquier momento, pero los aumentos de suma fija generan un problema con los municipios que no pueden afrontar el aumento para sus empleados y alteran las paritarias en curso”, señaló un estrecho colaborador presidencial.
Si bien puertas adentro Fernández rechaza el mecanismo de la suma fija, cerca de la ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, dijeron está analizando otras alternativas para ofrecer un refuerzo de fin de año que compense la pérdida del poder adquisitivo por la escalada inflacionaria. “Está en estudio. Este es un gobierno no dogmático que ha aplicado incentivos de ese estilo cada vez que lo vio necesario”, dijo Olmos días atrás.
Actualmente, en el despacho de una de las asesoras de Olmos se apilan 23 actas con pedidos de reapertura de paritarias. Son, en definitiva, 23 potenciales conflictos.
El abrazo a Massa
El ministro de Economía, Sergio Massa, está en un lugar más complejo. A diferencia Fernández, que recibe total desdén de La Cámpora y de Cristina, al tigrense el kirchnerismo lo abraza -la vice dijo que “está haciendo un gran esfuerzo”-, pero al mismo tiempo lo compromete para que tome medidas, en particular el aumento salarial de suma fija y los controles de precios. El ministro de Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, dijo días atrás: “Sergio tiene todo el apoyo y está pensando con Cristina una suma fija para que aquellos que perdieron con la inflación puedan recuperar su nivel de consumo”. El funcionario camporista no mencionó al Presidente, como si pretendiera torcerle el brazo a través de su ministro.
En sintonía con la Casa Rosada, Massa dijo esta semana que “de los salarios de menos de 120 mil pesos, el 60% son empleados municipales”. Y agregó: “Cuando mirás las cuentas de los municipios decís ‘si yo le meto una suma fija le arruino las cuentas’”. Pero, al mismo tiempo, dio señales de que alguna medida de recomposición habrá. “Lo que tenemos que encontrar es un mecanismo para fortalecer al conjunto de los trabajadores”, dijo.
Un colaborador de Massa reforzó: “Un gesto va a haber, todavía están buscando la mejor forma”. No se descarta que en las próximas horas, el ministro de Economía mantenga una reunión por este tema con su par de Trabajo.
Massa no solo hace equilibrio entre la Casa Rosada y el kirchnerismo. También mantiene contactos de bajo perfil con sectores sindicales, al punto que en los últimos días invitó a un grupo de sindicalistas a su casa de Tigre. El ministro de Economía, asesorado por el economista Emmanuel Álvarez Agis, evaluó un borrador para suspender las paritarias por un plazo determinado a cambio de una suma fija. La idea no salió nunca a la luz ante el rechazo unánime de los sindicalistas.
Aunque los popes de la CGT perdieron fluidez en la relación con Fernández (algunos no hablan con él desde fines de septiembre), los “gordos” e independientes de la central obrera son unos de los principales detractores de un aumento de suma fija vía decreto. “Te rompe las categorías y te achata las escalas”, dijo a este medio el titular de un gremio importante. Un jerárquico de la central obrera replicó, tras el discurso de la vicepresidenta: “Se quiere atribuir ella el logro ante los trabajadores. Si a los gremios nos sacan las paritarias, nos sacan nuestra herramienta de negociación, nuestro méetier”.
El reclamo del kirchnerismo para recomponer los ingresos a través de una suma fija creció como una bola de nieve. Máximo Kirchner lo viene transmitiendo desde agosto, primero de forma discreta y luego a viva voz. A él se sumaron otras voces del sindicalismo K. Hasta que reapareció Cristina Kirchner y redobló la presión con el acto con la UOM, en Pilar. La vicepresidenta dejó en claro que su deseo es impulsar una suma fija que no altere la dinámica de las paritarias. “No va en detrimento”, precisó y lanzó: “Mirá si nuestro gobierno va a dejar las paritarias”.
Abel Furlán, jefe de la UOM, se dirigió a Fernández. “Con esta inflación no hay paritaria que pueda resolver el problema de la inflación. Le pedimos al Presidente un bono no retributivo para recuperar el poder adquisitivo”, dijo el metalúrgico. Todo el acto de Pilar estuvo montado para reclamarle al jefe de Estado un aumento salarial.
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