En la soledad del despoder, Alberto Fernández rechaza la denuncia de Fabiola Yañez y asegura que “es todo falso”
El expresidente hizo un comunicado para desmentir a su expareja; lo redactó con asesoramiento legal, pero sin el apoyo político que supo tener; los funcionarios que pudieron saber lo que pasó con la exprimera dama
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En el final de una jornada que significó un verdadero revés personal y político para Alberto Fernández, el expresidente rechazó la veracidad de la denuncia de su expareja Fabiola Yañez, que lo acusó de violencia de género ante la Justicia federal, al asegurar que “es todo falso” y que se encargará de “demostrarlo” en los tribunales.
“Estoy por sacar un comunicado. Es todo lo que diré. El resto lo haré ante la justicia. Es todo falso. Pero todo lo demostraré ante la justicia”, había adelantado el expresidente Fernández ante una consulta de LA NACION apenas conocida la presentación de Yañez desde Madrid, donde la exprimera dama reside desde diciembre pasado.
Más de dos horas después llegó el comunicado que Fernández preparó en el departamento de Puerto Madero, propiedad de su amigo, Enrique “Pepe” Albistur, y con el acompañamiento de su abogada Mariana Barbitta: “Enterado por los medios de comunicación de la denuncia de Fabiola Yañez en mi contra, quiero expresar que la verdad de los hechos es otra. Solo voy a decir que es falso y que jamás ocurrió lo que ahora me imputa”.
Fernández agregó: “Por la integridad de mis hijos, de mi persona y también de la propia Fabiola, no voy a hacer declaraciones mediáticas, sino que aportaré ante la justicia las pruebas y testimonios que dejarán en evidencia lo que realmente ocurrió”. La respuesta del exmandatario, con su firma al pie del comunicado y la fecha del 6 de agosto, se produjo casi ocho meses después de dejar la presidencia.
Yañez declaró ante el juez Julián Ercolini, que en medio de la investigación por el escándalo de los seguros que involucra a Fernández, su exsecretaria María Cantero y al broker Héctor Martínez Sosa, encontró material fotográfico y chats donde la exprimera dama le mostraba a Cantero las agresiones que habría sufrido por parte de Fernández.
Ese mensaje de Yañez no quedó solo en Cantero. Según aseguraron a LA NACION fuentes que conocieron la intimidad de Olivos y Casa Rosada en esa época afirmaron que “muchos sabían de la existencia de esos mensajes a María”, aunque estimaron que “si eran ciertos o no, solo ellos podían saberlo”. En ese sentido, apuntaron que “en el chalet de Olivos (residencia principal de la quinta) hay personas que se supone que serán llamados a testificar”. Dos de los testimonios recabados que tuvieron conocimiento de los mensajes de Yañez a Cantero, secretaria histórica de Fernández, consideraron que “la carga de lo que se enteró María fue mucho para ella y por eso lo comentó”.
En la quinta de Olivos
Entre quienes mencionan como testigo de alguno de esos episodios de violencia está el nombre del amigo personal de Fernández e intendente de la Residencia de Olivos durante su gobierno, Daniel Rodríguez. El hombre es ubicado por diferentes fuentes consultadas como una de las personas que habría estado al tanto de lo sucedido e incluso podría haber intercedido, según distintos relatos, en las situaciones denunciadas contra el mandatario.
Rodríguez vivía en Olivos, donde en el último tiempo Yañez se estableció en la casa de huéspedes, uno de los chalets del lugar, con su madre y su pequeño hijo, con quienes hoy vive en la capital española.
En lo que supo ser el círculo presidencial de Fernández, que con los años se fue achicando cada vez más, primaron dos impresiones en los últimos días, según distintos actores que lo integraron en sus principales anillos. La primera, ante el conocimiento de la noticia publicada este domingo por Clarín, fue de “descreimiento”, “incredulidad total”. Pero con el correr de las horas llegaron para muchos las señales de lo que se conocía tenía asidero.
“A todos les fue llegando algo”, sintetizó un hombre que tuvo un cargo durante la gestión anterior. “Primero parecía una opereta”, dijo alguien que admitió que con los sucesivos llamados cruzados que hubo entre distintos miembros de la tropa que gobernó el país entre 2019-2023 empezaron a haber “visos de que era factible, pese al cimbronazo inicial”.
Del “en mí vida escuché que Alberto le haya levantado la mano a una mujer” a “algo parece que podría tener asidero”, fue la gama de transformaciones. El cambio no fue unánime: estrechos colaboradores del expresidente negaron de plano cualquier conocimiento sobre episodios de violencia. “No lo imagino a Alberto levantando la mano”, defendió un hombre que conoce de cerca al exmandatario.
Fernández siguió el devenir del caso desde su departamento de Puerto Madero, lejos de Yañez que desde diciembre reside en Madrid. Este martes por la mañana se produjo la declaración en su contra vía Zoom y su suerte comenzó a cambiar. Del famoso “mi querida Fabiola” con el que se refirió a ella cuando se conoció la fiesta de Olivos, en plena cuarentena por el coronavirus, a esta declaración de que “es todo falso” pasaron tres años.
En la soledad del despoder, Fernández no estuvo con su amigo y exsecretario general de Presidencia Julio Vitobello, quien este martes permaneció toda la jornada en la Auditoria General de la Nación (AGN). Tampoco con Juan Manuel Olmos, otro de sus leales desde tiempos del PJ porteño y quien también integra la AGN y sí lo vio este lunes. Habría contado sí, con la asistencia de su abogada Barbitta, quien supo defender al exjefe del Ejército Cesar Milani, en las causas de lesa humanidad y corrupción. Y ahora al ex presidente, en esta causa de violencia de género.
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