Del Grupo de Lima al Grupo de Contacto: la apuesta de Alberto Fernández para Venezuela
En agosto de 2017, en una reunión en Perú, funcionarios de varios países del continente tomaron la decisión de crear un grupo, una instancia multilateral, para buscar una salida pacífica a la crisis desatada en Venezuela, bajo el gobierno chavista de Nicolás Maduro, en medio de una debacle económica y social, con protestas en las calles todas las semanas, desabastecimiento, inflación record y una oposición que denuncia fraude del gobierno y que reconoce a la oposición como líder.
Así nació el Grupo de Lima, al que en un principio suscribieron la Argentina, bajo el gobiernodel expresidente Mauricio Macri, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú; y luego Guyana, Haití, Santa Lucía y Bolivia. Entre varias cosas, reclamaba la liberación de los presos políticos, elecciones libres y el ingreso de ayuda humanitaria.
Cuando en enero de 2018 el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, llamó a salir a las calles de manera masiva y se proclamó presidente encargado de Venezuela, ante las denuncias de que Maduro había arreglado los comicios que le dieron la victoria, consiguió el apoyo del grupo.
Sin embargo, desde el kirchnerismo nunca estuvieron de acuerdo. La decisión de Macri no era avalada. Tampoco estuvieron de acuerdo países como Uruguay o México. Desde que comenzó su campaña para la presidencia, el actual mandatario Alberto Fernández advirtió que no concordaba con la del grupo, pero no anunció la ruptura.
De hecho, en agosto del año pasado, protagonizó una polémica al declarar en una entrevista: "Las dictaduras tienen un origen no democrático y ese no es el caso de Venezuela. Es difícil calificar de dictadura a un gobierno elegido. Un gobierno elegido puede devenir en un gobierno autoritario pero las instituciones están funcionando, después discutimos cómo funcionan".
Para el Presidente la vía hacia la solución no es la de Lima, que muestra un tono más confrontativo con el gobierno bolivariano, sino la del diálogo. "No estoy de acuerdo con todas estas propuestas que encolumnaron a parte de América Latina detrás de Donald Trump y valoro mucho la propuesta que han hecho López Obrador y Tabaré Vázquez", dijo meses atrás.
Ahora, bajo ese pensamiento, intenta revitalizar el Grupo de Contacto, promovido por la Unión Europea y con el apoyo de España, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Costa Rica.
Diferencias
El Grupo de Contacto se impulsó a principios del año pasado y tenía como meta convertirse en interlocutor entre el chavismo y la oposición venezolana. Sin embargo, el surgimiento de la figura de Guaidó complicó los planes e hizo que muchas de las naciones participantes se pronunciaran a favor del líder opositor.
Al comenzar con la formación, desde la Unión Europea habían explicado que su intención no era intervenir ni organizar un diálogo, sino coordinar los esfuerzos internacionales para una solución pacífica y democrática a la crisis. ¿De qué forma? Con nuevas elecciones. Para ello, tenían la meta de analizar a fondo la situación para planear los pasos a seguir. Aseguraban que a su entender la última palabra la debían tener los venezolanos.
En las pocas declaraciones que emitieron, mostraron un tono más conciliador que el Grupo de Lima. Su prioridad es lograr elecciones creíbles. No hacen menciones a la ilegalidad o ilegitimidad del gobierno de Maduro. Tampoco incentivan la suspensión o la salida de Venezuela del escenario internacional. Por eso jamás fueron blanco de las amenazas más duras del chavista, como sí ocurrió con los referentes de Lima.
Ahora el presidente Fernández quiere reflotar el grupo. En su paso por Francia, en su primera gira presidencial por Europa, charló con Emmanuel Macron y acordaron "potenciar" el grupo con la idea de que los países europeos tengan un rol más activo, y sumando también a México y la Argentina. El objetivo es que Maduro vea que puede hablar con los países latinoamericanos.
"El bloqueo fortalece a maduro. Necesitamos recuperar el diálogo", dijo en París.
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