Vacunas y campaña: el oficialismo pone en marcha una nueva estrategia de cara a las elecciones
El discurso de Alberto Fernández se teñirá de electoralismo, con reproches a la oposición y propaganda de gestión; la mesa política del Frente de Todos, que sumó al jefe de Gabinete Cafiero, gana terreno en la definición del rumbo de la coalición de gobierno
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El desembarco fluido de vacunas que se comenzó a registrar no solo representa un alivio epidemiológico para el país. Significa, también, un bálsamo político y electoral para el Frente de Todos. En la coalición de gobierno analizan que los problemas de aprovisionamiento los ponían en desventaja respecto de la oposición para dar la pelea en las urnas. Pero superado el bache -según confían en la Casa Rosada-, el oficialismo buscará ahora sacar pecho e instalar un discurso fuertemente proselitista.
La nueva estrategia discursiva se conversó en las reuniones de “comando electoral” que reúne a los caciques del Frente de Todos en la residencia de la gobernación en La Plata. Y esta semana se materializó en el discurso de Alberto Fernández durante sendos actos del presidente en la provincia de Buenos Aires. “Tengan confianza que vamos a salir de la pandemia con la vacuna y con los cuidados y vamos a poner de pie a la Argentina que ellos arrodillaron”, dijo el Presidente desde el partido de San Martín.
Un hombre clave del gabinete nacional graficó el aliciente que implica la llegada de dosis para la coalición de gobierno. “Con este nivel de vacunación y la llegada de más vacunas ahora vamos para adelante. Ya no prende el discurso de la escasez o el fracaso. Con las vacunas la oposición agitó nuestro fracaso, pero cada día nos va mejor”, deslizó el funcionario en contacto con LA NACION.
A diferencia de otras oportunidades, Fernández no improvisó. Lo que dijo en San Martín estuvo fríamente elaborado con sus colaboradores más cercanos. Habló de las “promesas de campaña” que cumplió, se ocupó de fustigar a la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal (“en esta provincia teníamos una gobernadora que se jactaba de no hacer hospitales”, reprochó) y buscó destacar las negociaciones para arreglar la deuda, la inversión en viviendas y el programa de remedios para jubilados.
Un colaborador que sigue a Fernández en su agenda diaria aportó: “Teníamos un déficit al no mostrar lo que hicimos a pesar de que nos cayó una pandemia de un año y medio. Hay que mostrar más lo hecho y no engancharnos en la agenda del fracaso que nos imponen la oposición y los medios”. En los últimos días, además, hubo un pedido a los ministros para que salgan a “defender la gestión” con bajadas al territorio coordinadas. La principal exponente de esa decisión es la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
En su discurso en San Martín, el Presidente también ratificó que no habrá nuevos aumentos de tarifas, una ofrenda al kirchnerismo que mira con preocupación el impacto en el bolsillo en su base de sustentación política: la provincia de Buenos Aires. “Tengo la tranquilidad de que con las tarifas cumplí con los argentinos. Si hubiera seguido lo que indicaba la normativa en regulación tarifaria que me dejó el presidente que me precedió, tendríamos que haber aumentado 180% en electricidad y aumentamos un 9%; tendríamos que haber aumentado 160% en gas y fue un 6%”, señaló el jefe de Estado.
Comando electoral
La etapa electoral que se inaugura obliga al Frente de Todos a poner en un paréntesis los cortocircuitos entre sus grupos internos y a cuidar la unidad política como un bien a ser tutelado.
El último lunes fue el debut del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en la mesa de política-electoral que tiene lugar cada 15 días en la residencia del gobernador en La Plata. El funcionario, que hace jornada completa en Balcarce 50, se fue de Casa Rosada a las 13 y volvió a las 17. Esas cumbres, como publicó LA NACION, fueron inauguradas hace varias semanas por el anfitrión Axel Kicillof; el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa; y el jefe de la bancada oficialista de diputados, Máximo Kirchner; y sumaron al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis (un exponente del gabinete nacional con raíces en el conurbano); y al ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el hombre de La Cámpora en la Casa de Gobierno.
La silla para el Cafiero suma la cuota de albertismo puro, un déficit que tenía la mesa platense. En esos encuentros ya comenzó a consolidarse un “comando de campaña” y empezaron a delinearse los ejes proselitistas con los que el Gobierno dará la batalla electoral en la provincia. El “Estado protector” en la pandemia será asumido por Fernández y Kicillof con la vacuna como insumo principal. A eso deberá sumarse el “Estado presente” con políticas que lleven alivio a los bolsillos -principal demanda de La Cámpora- y un ejercicio político de “frentetodismo”.
Por ahora, la Casa Rosada avanza con la vacunación como principal caballito de batalla. Un importante funcionario distribuyó con orgullo una gacetilla de prensa que indicaba que se alcanzarán los diez millones de argentinos inoculados con una dosis. Cada vez que el Gobierno pueda mostrar un número, se presentará como hito.
En las encuestas que leen los referentes del Frente de Todos advierten, sin embargo, que la vacuna es solo un insumo de base, necesario pero no suficiente para dar la batalla electoral. “Tenés que garantizar la vacunación o no ganás, pero tampoco te garantiza el éxito. Hay que resolver lo económico”, advirtió un importante colaborador al tanto de las charlas de la mesa política.
El Presidente lo insinuó. “Tengo la inmensa tranquilidad de haber cumplido con mucho de lo que me comprometí en campaña. Soy consciente de que estoy en deuda con otras cosas y no me hago el distraído, trabajo día a día para resolverlo”, dijo. Más tarde, trascendió la reunión entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el gobernador Axel Kicillof, en la que hablaron de tarifas, precios y financiamiento. El encuentro sirvió para bajar la tensión entre ambos y enviar un mensaje de tregua al interior del oficialismo.
También con tono electoral, el presidente Fernández encabezó este miércoles el acto de habilitación de 39,7 kilómetros de la Autopista Ruta Nacional 7 en el tramo Chacabuco – Junín, incluidos 19,7 kilómetros que “fueron inaugurados en octubre de 2019 pero debieron ser cerrados cuatro meses después al no estar en condiciones por falta de obras”, aseguró la Casa Rosada en un comunicado. El propio jefe de Estado abundó en el pase de facturas para el gobierno anterior: “El PPP (participación público privada) que impulsaba estas obras tenía un costo de 25 mil millones de pesos y nosotros ahora estamos licitando la misma obra por 9 mil millones de pesos, varios años después y con pandemia en el medio”, concluyó.
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