Alberto Fernández en Misiones, entre el “Estado presente” y una sensación de aislamiento político
El Presidente exhibió una sensación de soledad, en una breve visita a Posadas, donde inauguró un edificio de la Universidad Nacional local; frialdad política y llamativa ausencia del candidato a gobernador del oficialismo
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POSADAS.- Tras la cumbre peronista en la que el kirchnerismo duro dejó en claro que no apoya la reelección del actual mandatario, Alberto Fernández viajó hoy a la ciudad de Posadas para inaugurar un edificio universitario, en un territorio que supo ser amigo, pero hoy lo trata con frialdad. En su discurso ratificó la necesidad de “un Estado presente”, al elegir como adversario a la oposición.
“Nosotros creemos que el Estado tiene que estar muy presente en esos casos para favorecer la inversión educativa”, dijo el Presidente, al destacar una obra de $131 millones para levantar una sede que albergará a 1640 estudiantes.
Al margen del discurso, hubo señales que marcaron cierto aislamiento de la figura presidencial. Para no transmitir esa sensación de soledad y, a pesar de la brevedad de la visita, el Presidente arribó en el avión presidencial acompañado por un grupo de leales que tuvieron por única función rodearlo, acompañarlo y no dejar que quedara tan expuesto en su creciente soledad, ya que no desempeñaron ningún papel oficial.
Dos de esos acompañantes fueron su vocera Gabriela Cerruti y el embajador en Brasil, Daniel Scioli. Mientras que los ministros de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y de Educación, Jaime Perczyk, sí tuvieron un rol en la inauguración del nuevo módulo de la Facultad de Ciencias Exactas.
A las autoridades misioneras, encabezadas por el gobernador Oscar Herrera Ahuad, tampoco mostraron un entusiasmo desbordante por la visita del primer mandatario. Algunos sacaron a la luz una larga lista de demandas pendientes que elevó Misiones en sus tres años de gestión y que Fernández incumplió, según la percepción local.
Candidato ausente
La provincia de Misiones será la primera en ir a las urnas -el 7 de mayo- y la muestra más contundente de la intención de la Renovación -el oficialismo misionero- de despegarse del Presidente fue la ausencia del ex gobernador Hugo Passalacqua, quien nuevamente será candidato para llegar a La Rosadita, como se conoce a la Casa de Gobierno local.
Passalacqua encabeza las encuestas, aseguran en el oficialismo, y no apareció en el acto, a pesar de que participa de cualquier demostración pública desde que fue ungido por Carlos Rovira, jefe absoluto del oficialismo misionero.
En el breve aparte que tuvo con el gobernador Herrera Ahuad, que lo fue a esperar al aeropuerto, Fernández no sacó el tema de su eventual candidatura a la reelección. “Saben dónde estamos parados en el Frente Renovador”, señaló un colaborador cercano al mandatario provincial.
Pero Fernández dijo algo a Herrera Ahuad en ese breve viaje desde el aeropuerto y llegó a comentarle que la cumbre peronista fue “correcta” pero ve “difícil llegar a un consenso”, según reconstruyó LA NACIÓN de fuentes cercanas a los misioneros.
El Presidente también hizo lo posible para no aparecer más allá de lo estrictamente necesario. La Presidencia ya había dejado trascender el deseo de que no hubiera muchos periodistas y que no habría conferencia de prensa ni un acercamiento del Presidente con los periodistas.
Incluso, una colaboradora de la portavoz presidencial pidió que se retiraran los fotógrafos que estaban en el salón en el que se realizó la presentación del Pressidente, con la excusa de que “hay mucha gente, no se puede respirar”.
Quizás para disimular el estado de ánimo, Fernández habló bastante cuando le tocó el turno de orador, extendiéndose casi 20 minutos sobre las bondades de la Universidad pública y el “Estado presente” para garantizar el acceso a todos los argentinos.
No dio definiciones políticas, no ni hizo referencias a si va a ser o no candidato en las próximas elecciones. Cuando terminó su exposición, saludó a los presentes, se subió a una combi y volvió al aeropuerto para regresar inmediatamente a Buenos Aires.
En un momento, camino al aeropuerto, pasó a muy pocas cuadras de la casa en la que vive su suegra, la madre de Fabiola Yañez, doña Miriam. La mamá de la primera dama vive allí con su pareja, Jorge Miranda, chofer de una empresa de transporte de sustancias peligrosas, en la que trabaja desde hace varios años. Miranda crió a Fabiola y ésta lo llama “papá”. Pero Fernández casi nunca se hace tiempo para pasar a saludar a sus suegros cuando viene a la ciudad, comentaban risueñamente algunos vecinos.
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