Alberto Fernández, a los empresarios: "La situación fiscal es más endeble de lo que piensan"
Alberto Fernández conversó con Luis Pagani (Arcor) y Alfredo Coto (Coto) sobre la caída del consumo de insumos básicos. Escuchó de Paolo Rocca algunas inquietudes sobre Vaca Muerta. Y habló con Teddy Karagozian de las perspectivas de la industria textil. Así lo reveló cuando tomó el micrófono frente a los dueños de las empresas más relevantes del país, en el almuerzo de fin de año de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).
"La situación fiscal es más endeble que lo que ustedes piensan. Les pedimos un mayor esfuerzo para recomponer esas cajas que han quedado vaciadas", les dijo el Presidente a los empresarios en el Four Seasons, en un discurso en el que volvió a convocar a "terminar con las disputas estériles de tantos años" a las que "algunos llaman grieta".
"Me he impuesto la tarea de no mirar para atrás. No perdamos tiempo en discutir de quién es la culpa", manifestó el Presidente. Fernández se sentó a comer en la mesa principal con Rocca; Pagani; el CEO de Grupo Clarín, Héctor Magnetto; el titular de AEA, Jaime Campos; Federico Braun (La Anónima); Sebastián Bagó; José Cartellone y Cristiano Ratazzi(Fiat), además de su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
La foto difundida por Presidencia capturó el momento en que esos empresarios, de peso específico en la economía, escuchaban con atención el discurso de Fernández, en lo que fue su primer cara a cara con la plana mayor del empresariado desde su asunción.
Quienes no pudieron sentarse cerca de Fernández, lo hicieron próximos a los otros funcionarios que acompañaron al Presidente al convite. Al evento asistieron el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz y el ministro de Economía, Martín Guzmán, que también habló durante la comida.
"Guzmán explicó cómo debe abordarse la situación en base a experiencias históricas, tanto el abordaje de la deuda, como la reactivación económica, para utilizar la capacidad instalada a pleno", dijo uno de los empresarios al finalizar el almuerzo, que se extendió durante más de dos horas.
Empresarios y funcionarios se distribuyeron en cuatro mesas de doce personas, que llevaban nombres de colores (verde, banca, naranja, además de la principal). Optaron por pollo o pescado y terminaron con un postre de helado y chocolate. Acompañaron todo con vino tinto.
"Fue un diálogo muy interesante", dijo Eduardo Elsztain, dueño de IRSA, a LA NACION a la salida del encuentro. Otros empresarios calificaron al encuentro de "social" y "general". Aseguraron que no entraron en mayores detalles sobre medidas futuras del programa macroeconómico y que tampoco se dio el clima para que los empresarios hicieran reclamos puntuales al Gobierno. "Nosotros estuvimos pasivos, escuchando la idea, la filosofía y el sentido del plan del Gobierno", explicó a este medio uno de los ejecutivos.
Según pudo reconstruir este medio, entre plato principal y postre, Fernández les pidió una opinión sobre la coyuntura económica a todos los integrantes de la mesa. Les dejo en claro que el eje de su programa está en la reactivación del mercado interno "sin alta demanda de divisas". Y transmitió que la clave pasará por aumentar la capacidad de compra de los sectores de menores ingresos, que habitualmente demandan productos que requieren pocos insumos importados y alta producción nacional. Sobre todo de la industria alimenticia.
"El Estado no es mágico", advirtió Fernández, y agregó que su plan económico es "poner plata en los sectores más empobrecidos, ya no para que compren autos, sino para que compren leche".
El Presidente también les dijo a los empresarios, fuera del micrófono, que el Gobierno necesita urgentemente que crezcan las exportaciones (petroleras, mineras y agroindistriales) porque el país está muy escaso de dólares. Los dueños de las grandes compañías argentinas le respondieron que necesitan que baje la presión impositiva.
"Deuda rara"
Sin la impuntualidad que caracterizó a su primera semana de gestión (ayer había atrasado una hora el encuentro con los gobernadores) Fernández llegó al hotel de Retiro a las 13.09, pasados nueve minutos de la hora pautada, y rodeado de varios custodios. En el lobby lo esperó Campos, para escoltarlo hasta el primer piso.
Al inaugurar el almuerzo, Campos -que ayer fue reelecto como presidente de AEA por la asamblea de la entidad- le dio a Fernández una señal de respaldo . "Sepa que podrá contar con nuestra institución para construir una Argentina social y económicamente desarrollada. Esta reunión es una excelente oportunidad para iniciar un proceso de diálogo continuo entre el empresariado y el Gobierno", le dijo.
Y agregó: "Dentro de una agenda por cierto muy vasta, desde AEA compartimos su juicio en cuanto que contar con una macroeconomía ordenada es una condición necesaria para el desarrollo". Campos resumió en diálogo con LA NACION: "Fue una reunión muy positiva. Vimos a un presidente dispuesto a escuchar".
A la salida, los hombres de negocios se mostraron conformes con el mensaje oficial. "Nos vamos con optimismo, hay que apostar", dijo Mariano Bosch, de Adecoagro. "Fue una reunión positiva y productiva", acotó Pagani.
Eduardo Contsantini consideró al discurso oficial "consistente" y "muy razonable". Y celebró que en el proyecto de emergencia económica se anulara el artículo 85, que le otorgaba enormes facultades a la Casa Rosada para reformar a todos los organismos descentralizados del Estado. "Quedó más circunscrito a medidas económicas y eso alivió la tensión", consideró.
"Deuda rara"
Fernández les manifestó a los empresarios que la deuda pública argentina "es muy rara" porque, además de su magnitud, "hay que pagarla en muy corto plazo". "Como le dije a Cristiano (Ratazzi, de Fiat) es como que yo le pida diez millones de dólares para devolverle en un año… igual no me lo va a prestar", bromeó el mandatario, que en cada pasaje de su alocución aludió a distintos empresarios por su nombre. Habló sin leer.
En otro salón del mismo piso del Four Seasons, pasillo de por medio, se realizaba la Conferencia Internacional de Economía y Finanzas organizada por el Banco Ciudad y la Universidad Di Tella, adonde asistieron relevantes economistas, y exfuncionarios, como Carlos Melconian, Roque Fernández, Daniel Marx y Miguel Kiguel.
En ese foro se escucharon crudas críticas a la coyuntura económica. Guillermo Calvo dijo que "la Argentina es un enfermo casi terminal" y criticó el impuesto al dólar turista. "Imaginen una familia que ahorró para irse de vacaciones, ahora que le cuesta 30% más caro: ¿la van a convencer de ahorrar en pesos a futuro?", dijo, y calificó al FMI como un "prestamista de última instancia medio raro".
En eso coincidió con Alberto Fernández, que desde la sala contigua manifestó: "El FMI es corresponsable porque terminó prestándole al país para pagar la deuda... ¿Cómo ocurrió eso?".
Elogios a Guzmán
Frente al empresariado, en tanto, el Presidente presentó con elogios al ministro de Economía, Martín Guzmán, que estaba presente en el almuerzo con los empresarios. Dijo que "tuvo un maestro magnífico", Joseph Stiglitz, y que "estudió el tema de la deuda en el mundo entero". En el auditorio también estaban el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz.
"El proyecto de ley (de emergencia económica) es el punto de arranque para poner en marcha la capacidad productiva de la Argentina", dijo Fernández en alusión a la mega iniciativa que la Casa Rosada envió al Congreso y que es resistida por la oposición por las amplísimas atribuciones extraordinarias que le otorga al Poder Ejecutivo para intervenir en el esquema impositivo.
"La Argentina era un colectivo que iba hacia el precipicio. Lo que pedimos es parar el colectivo 180 días y reflexionar en conjunto. El colectivo ya ha doblado", agregó en alusión a el período de gracia que pide el proyecto de emergencia para revisar el esquema jubilatorio, las tarifas de servicios y la vigencia de la doble indemnización por despidos injustificados.
Ayer, antes de que el Presidente se viera cara a cara con los empresarios, los colaboradores de Fernández habían tendido un primer puente con las autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA), en una reunión en la Casa Rosada. El titular de la UIA, Miguel Acevedo, y su segundo en esa entidad Luis Betnaza (Techint), entre otros directivos de la entidad, se acercaron a Balcarce 50 convocados por Beliz y se reunieron en el despacho del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca y el ministro de Desarrollo Productivo, Matias Kulfas.
El Gobierno le pidió a los empresarios respaldo para las reformas económicas que pretende impulsar en su primer tramo de gestión. Lo hizo, además de con una interpelación explícita con nombre y apellido, a través de los gestos. El establishment leyó como un cumplido el solo hecho de que Fernández les haya dedicado más de 60 minutos de su agenda oficial.
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