Lisboa: Alberto Fernández se reunió con el padre del "milagro portugués"
MADRID.- En el último tramo de su gira europea, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, sumó un nuevo aliado dentro del progresismo continental y exploró su ya famoso programa de estabilización con una visita al primer ministro de Portugal, el socialista António Costa.
Casi de la misma edad que Alberto Fernández y también con formación en Derecho, a Costa se lo considera padre del "milagro" que recuperó la economía del país con un programa de estabilización sin patronazgo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Al igual que me ocurre con España, siento que el gobierno de Portugal es ideológicamente parecido a mí", dijo Fernández a LA NACION, antes de trasladarse al país vecino.
El "modelo portugués" de convivencia política y de recuperación económica seduce a la socialdemocracia europea, que mira con interés el resurgimiento del que hace poco era considerado un pequeño eslabón dentro del bloque.
Fue un viaje fugaz. Lo acompañó su reducido grupo de escuderos. El diputado Felipe Solá; el excandidato presidencial chileno, Marco Enrique Ominami; el exsecretario de turismo bonaerense Miguel Cubero y la politóloga Cecilia Nicolini.
El modelo portugués
Partieron luego de haber escuchado los entusiastas elogios que hace el español Pedro Sánchez sobre el modelo político del vecino país. "Buscamos una fórmula de gobernanza como esa", dijo el socialista español, que en estos días intenta trasladar el modelo a su propio territorio, con una alianza de izquierdas con los radicales de Podemos.
Algo que, hasta ahora, se le escapa y nutre el escepticismo de quienes sostienen que el "molde" luso se rompió luego de que lo usara Costa.
Casi como el "Dorado" para los socialdemócratas europeos, la "vía portuguesa" produce una correntada contagiosa. "Qué entusiasmo tienen todos con Portugal", decían quienes acompañan a Alberto Fernández.
Durante la larga entrevista en el Palacio Sao Bento, la sede del parlamento portugués y residencia privada del primer ministro, Costa relató también la cara del sacrifico y el esfuerzo de una ciudadanía que apretó los dientes y puso la espalda.
"La gente modesta estaba al borde la asfixia. El fruto estaba maduro" como para poner en marcha el programa de esfuerzo, recordó Costa, que en pocas semanas enfrenta cruciales elecciones.
No fue fácil. Pero las cifras de recuperación están a la vista y son la envidia de Europa.
Aun cuando no escape a la norma general de reducción de revoluciones en la marcha, el año pasado creció al 2,1% por ciento, muy por encima del 1,8 que promedia la Eurozona.
Otro dato es el desempleo: mientras en lo peor de la crisis de 2011 llegó al 18 por ciento, se encuentra ahora en el 7 por ciento. Con una expansión basada sobre todo en el turismo y en el consumo interno.
Convivencia
Pero no es "solo la economía portuguesa" lo que interesa a Fernández sino también "su modelo de convivencia", dicen en su entorno.
El socialista Costa logró aglutinar a sectores más radicales de su universo -el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués- con los que trabaja en eficaz alianza parlamentaria desde hace cinco años.
Una fórmula que bien puede inspirar para el universo peronista sobre el que se asienta la propuesta electoral de Fernández y al esfuerzo que implica conformar a todas sus coloraturas tras un proyecto común. Incluidos los más radicales del kirchnerismo y La Cámpora.
Antes de partir hacia Lisboa, el candidato se reunió ayer con el presidentePedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa y almorzó luego con el exmandatario José Luis Rodríguez Zapatero.
Con agenda de firme candidato para las próximas elecciones, predicó moderación y promesa de pago de deudas durante una exposición en el Congreso de los Diputados español, como parte de un seminario sobre integración.
También se reunió con empresarios españoles, con quienes estableció la primera línea de contacto y convocatoria ya como candidato y en caso de llegar a la presidencia. Y hasta se hizo tiempo para tocar la guitarra con el artista uruguayo Jorge Drexler.
"Siento que habrá una nueva etapa de inversiones españolas en nuestro país", dijo antes de abordar el avión que lo trasladó en su fugaz visita a Portugal.
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