Alberto Fernández busca apoyo internacional para respaldar a Evo Morales
En un debut precipitado como armador regional, Alberto Fernández trabajó desde el domingo a la noche para resguardar la integridad física de Evo Morales y facilitar su salida de Bolivia y, desde ayer, para que ese país convoque a elecciones libres "sin proscripciones", como camino hacia una normalización institucional.
Ese fue el eje de los contactos que mantuvo el presidente electo en las últimas 48 horas. Habló con Mauricio Macri, con otros cuatro presidentes de América Latina y con el gobierno de España. "La única salida es que haya elecciones sin proscripciones", le advirtió a Sebastián Piñera, el domingo a la noche, después de que el excandidato opositor boliviano Carlos Meza dijera que Morales no podía volver a presentarse. "No creo que Evo quiera ser candidato, pero no puede haber proscripciones para nadie", fijó posición Fernández.
En permanente contacto con Cristina Kirchner, quien decidió extender su estadía en Cuba, el presidente electo se abocó primero a garantizar la integridad física de Morales y sus funcionarios. Cuando todavía no se había confirmado el asilo político brindado por México, llamó al mandatario paraguayo, Mario Abdo, quien de inmediato se ofreció a recibir a Morales.
"Mostró una gran predisposición. Pero finalmente Evo eligió irse para México", relató Fernández a sus colaboradores. El presidente electo también intervino en la gestión que derivó en la partida de Morales hacia suelo norteamericano. Habló con el presidente Manuel López Obrador para reforzar el pedido de asilo y, una vez dado ese paso, se comunicó con el presidente de Perú, Martín Vizcarra, para agradecerle la habilitación del espacio aéreo de su país para el vuelo que llevará al exmandatario boliviano.
"Generosa y rápidamente, López Obrador fue en socorro de sus compatriotas latinoamericanos, como cada vez que ocurre algo así. México lo hizo con nosotros en los 70. Mi gratitud eterna al presidente López Obrador", dijo anoche Fernández, en el Centro Cultural de la Cooperación, donde presentó el libro "Política y elecciones en América Latina", acompañado del excandidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami y del director del centro, Juan Carlos Junio.
Las gestiones del presidente electo argentino incluyeron dos llamadas a Morales, la última de ellas ayer, y dos contactos telefónicos con Macri, ambos el domingo a la noche. Al presidente argentino le reclamó que diera protección a los funcionarios bolivianos que acudieran a la embajada argentina en La Paz. "Vas a mandar a gente a la muerte", le advirtió, según fuentes del equipo de Fernández, cuando circuló la versión de que la Argentina había dispuesto el cierre de sus sedes consulares en Bolivia. Vía WhatsApp, Macri le aseguró que no era así.
El Presidente y Fernández no volvieron a comunicarse ayer, pero el gobierno argentino concedió protección a dos exministros de Morales que acudieron a la embajada. En la actividad que encabezó anoche, el presidente electo le dedicó un fuerte mensaje a Macri. "No hay ningún ejército que haya liberado un pueblo. ¡Ha habido un golpe de Estado en Bolivia! Para que ninguno se confunda y para que dejen de decir mentiras", sostuvo.
Fernández no solo estaba enojado con Macri. También con el pronunciamiento del gobierno de Estados Unidos. "Es incomprensible", se descargó ante sus dirigentes de confianza. Más enojo todavía le generó el desempeño de la Organización de Estados Americanos (OEA). Prepara, de hecho, un informe para denunciar irregularidades en el informe electoral que hizo el organismo.
Las gestiones de Fernández cruzaron también el océano. El presidente electo habló el domingo a la noche con el presidente de España, Pedro Sánchez. Lo felicitó por su triunfo y le pidió después, por intermedio de la Rebeca Grynspan, titular de la Secretaría General Iberoamericana, un pronunciamiento público sobre Bolivia. La respuesta llegó ayer, con un mensaje del canciller español Josep Borrell, que condenó la intervención militar.
La ronda de contactos internacionales incluyó también una conversación telefónica con Lula da Silva, la primera que mantienen desde que el expresidente brasilero fue liberado, el viernes. Coincidieron en condenar lo sucedido en Bolivia. Fernández dice que no le reiteró la invitación para participar de su asunción, el 10 de diciembre, pero le aclaró a quienes lo consultaron que Lula "está invitado".
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