Alberto Fernández abrirá las sesiones ordinarias en medio de un clima de tensión con Cristina Kirchner
La marcha de la gestión y la negociación con el FMI por la deuda abrieron una grieta en el oficialismo, que hoy buscará mostrar una postal de unidad
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Pocas veces un discurso de Alberto Fernández generó tanta expectativa como el que brindará hoy, al mediodía, frente a la Asamblea Legislativa reunida en el Congreso. El presidente inaugurará el 140° período de sesiones ordinarias en las vísperas del debate más decisivo en lo que va de su gestión –el acuerdo con el FMI por la renegociación de la deuda- en un contexto mundial convulsionado por la invasión rusa a Ucrania. Ambas cuestiones abrieron una grieta en el propio oficialismo, que recibirá hoy al Presidente en una postal de forzada unidad.
Todas las miradas estarán puestas en la escena que mostrará juntos, después de tres meses, al presidente Fernández y a la vicepresidenta Cristina Kirchner. No se esperan demasiadas sonrisas; la vicepresidenta, recluida en un hermético silencio que solo rompió el domingo para referirse a Ucrania, mantiene serias discrepancias con el rumbo de la gestión y, en especial, frente a las negociaciones a cargo del ministro de Economía, Martín Guzmán, con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El acuerdo, cuyo contenido final se conocería hoy cuando el texto ingrese formalmente en el Congreso, será uno de los ejes principales del mensaje presidencial.
Las palabras y, sobre todo, el tono que utilice el Presidente serán seguidos con atención por oficialistas y opositores. La incógnita es si Fernández se atreverá a tensar la cuerda en público con Cristina Kirchner cuando aborde la cuestión de la deuda en su discurso. Aunque amparada en el silencio, la vicepresidenta hizo trascender que no avala la renegociación tal como la planteó Guzmán pues, advierte, obligará a un drástico ajuste del gasto público para alcanzar la meta de déficit cero comprometida para 2025; a su juicio, las exigencias del Fondo serán una lápida para cualquier intento oficialista de permanecer en el poder después de 2023.
Los fuertes reparos del kirchnerismo estallaron con la renuncia de Máximo Kirchner al frente del bloque oficialista y con la intransigencia de la tropa oficialista del Senado –bastión de la vicepresidenta– a anticipar su respaldo al acuerdo. Allí, las voces más radicalizadas afirman que, así planteada, la renegociación implicaría avalar la deuda por 44.500 millones de dólares que contrajo el gobierno de Mauricio Macri, a su juicio ilegal.
Sin los votos asegurados de su propia tropa, el Gobierno confía en que la oposición acuda en su auxilio ante la amenaza cierta de un default. Juntos por el Cambio, aunque garantizó que facilitará el debate, aún no definió su estrategia legislativa: mucho dependerá del tono que escoja el Presidente en su mensaje. La tensión estará entre complacer la ansiedad belicosa de su tribuna y la necesidad perentoria de alcanzar los votos, hoy esquivos.
Rusia, otro eje de disputa
Otro de los temas que el Presidente abordará en su discurso será la invasión de Rusia a Ucrania, situación que desató nuevas grietas dentro del oficialismo. Después de varios zigzagueos ante la renuencia del kirchnerismo de condenar abiertamente el ataque ruso, Fernández ratificará la postura oficial que ayer hizo pública el canciller Santiago Cafiero ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
“La Argentina reitera a la Federación de Rusia que cese inmediatamente en el uso de la fuerza y condena la invasión a Ucrania así como las operaciones militares en su territorio”, sostuvo el canciller, que por primera vez desde que se desató el conflicto utilizó las palabras “condena” e “invasión” al referirse al ataque de fuerzas rusas contra Ucrania.
Las posturas de Fernández y Cafiero marcan un fuerte contraste con la de la vicepresidenta que, en sus redes sociales, evitó condenar a Rusia y acusó sin mencionarlas a las potencias occidentales por no respetar el principio de integridad territorial en el diferendo por las Malvinas.
No todo sería, sin embargo, una abierta contradicción entre Fernández y la vicepresidenta. Se espera que el primer mandatario repita, como lo hizo en sus dos discursos previos ante la Asamblea Legislativa, su embestida contra la Justicia, un tema emblemático para el kirchnerismo. Según trascendió, el foco estaría puesto en lo que los kirchneristas han dado a llamar la “Gestapo”, figura con la que engloban sus denuncias sobre espionaje ilegal presuntamente ejecutado durante la gestión de Macri.
Para complacer a Cristina Kirchner, ya se convirtieron en un clásico de los discursos presidenciales las diatribas contra el Poder Judicial. Los cuatro jueces de la Corte Suprema, encabezados por su presidente, Horacio Rosatti, confirmaron su presencia en la Asamblea pese a que su relación con la Casa Rosada atraviesa por un momento de alta tensión.
Más allá de sus críticas, el Presidente buscaría orientar su discurso hacia una visión de futuro. Después de dos años signados por la emergencia que generó la pandemia, el primer mandatario procurará mostrar un horizonte optimista con cifras auspiciosas en la economía, con foco en el crecimiento de la actividad industrial y de las exportaciones. Asimismo, exaltará los esfuerzos del Gobierno en materia de salud (con un amplio porcentaje de la población vacunada) y en obra pública. La incógnita es si se referirá a la inflación, el talón de Aquiles de su gestión.
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