Al reunirse con la CGT el FMI apuntó a la inflación
Cara a cara, una comitiva de la CGT se reunió ayer con el italiano Roberto Cardarelli, el jefe de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la Argentina. El enviado de Christine Lagarde se limitó a escuchar los planteos de los sindicalistas, aunque dejó una advertencia que generó preocupación: dijo que los dos trimestres que vienen serían los más difíciles en términos de recesión y que confía que recién en septiembre del año que viene se inicie una progresiva recuperación.
Cardarelli, según los gremios, cuestionó los niveles actuales de inflación y de la tasa de interés, y consideró que así complican el proceso de recuperación económico y de inversión productiva.
Como sucedió en agosto, el encuentro fue en la sede de la Uocra . Por la CGT participaron el anfitrión, Gerardo Martínez , Carlos Acuña, José Luis Lingeri, Andrés Rodríguez y Enrique Salinas.
Los sindicalistas plantearon la necesidad de enviar fondos para reforzar las jubilaciones y la asistencia social, y advirtieron que "la paz social está en riesgo". Criticaron el rumbo económico de la gestión de Mauricio Macri y acusaron al Gobierno de "no tener vocación de diálogo".
La CGT, además, buscó garantías de que el desembarco del FMI no se traducirá en un avance sobre la legislación laboral, con intentos de flexibilización de las condiciones vigentes. Por eso Gerardo Martínez volvió a la carga con la necesidad de institucionalizar una instancia de diálogo entre los empresarios, los gremios y las diferentes fuerzas políticas. La constitución de una suerte de diálogo social y económico no le disgusta al FMI, y la avaló en otros países en los que recurrió como auxilio financiero.
Cardarelli calificó de "desafortunadas" las declaraciones del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien dijo que "nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el Gobierno". Sin embargo, contactado por LA NACION, el FMI desmintió que Roberto Cardarelli haya hecho esa declaración. Los gremios no lograron aún abrir un vínculo confiable con Dujovne y los separa la desconfianza. Esa dificultad también se le planteó al italiano que envió el FMI a Buenos Aires.
Por último, Cardarelli dijo que confiaba en la liquidación de la cosecha y en lo que pueda generar el sector agropecuario para generar el ingreso de divisas al país. Y dijo que el objetivo en el corto plazo era erradicar la volatilidad de las variables económicas y financieras.
Guiado por la cordialidad, el encuentro del directivo del FMI con la CGT fue en buenos términos y se prevé otra reunión para marzo del año que viene. Para entonces, los gremialistas prometieron tener una radiografía más precisa sobre la pérdida del empleo.
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