“Ajuste real”: lo que decía Martín Guzmán sobre el recorte del déficit que pedía el FMI y que finalmente aceptó
Hace menos de un mes expuso ante los gobernadores y dijo que la senda de reducción del rojo fiscal que reclamaba el organismo “detendría la recuperación económica”; en este punto terminó cediendo
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Martín Guzmán habló con la solemnidad de quien promete una resistencia heroica. “Esto es sencillo: acá lo que estamos haciendo con el Presidente es negociar cada cosa que va a importar para todos los próximos años. Nosotros nos ponemos la camiseta de Argentina y cada quien tiene que definir qué camiseta tiene puesta”.
Una docena de gobernadores lo escuchaban con atención en la Casa Rosada, el 5 de enero, cuando ofreció una exposición de 55 minutos para resumir el estado de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esa pieza oratoria resalta hoy, menos de un mes después, por el contraste notable entre lo que el ministro de Economía decía sobre el principal desacuerdo con el organismo y lo que finalmente aceptó en el entendimiento alcanzado el viernes pasado.
Dijo Guzmán, al lado del presidente Alberto Fernández, a principios de mes: “Lo que pide el FMI es diferente de lo que hemos presentado, y la diferencia entre lo que plantea el Fondo y lo que planteamos desde el gobierno argentino consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad detendría el crecimiento, y que es esencialmente un programa de ajuste real, versus un programa que le dé continuidad a este proceso de recuperación fuerte que estamos viviendo”.
Mientras hablaba Guzmán, una pantalla gigante exhibía un cuadro con la propuesta del Gobierno para reducir gradualmente el déficit fiscal: la línea empezaba con 3% en 2022 y alcanzaba el equilibrio en 2027. El FMI pedía una reducción mayor para este año (2,5%) y lograr el déficit 0 en 2025.
Guzmán decía que esa senda exponía a la Argentina “a la necesidad de la buena suerte para continuar recuperándose”. Puso especial énfasis en que en ese punto radicaba la principal diferencia con el FMI. En el debate que se abrió después, escuchó como el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, sugirió que “revisar la estrategia” si la negociación llevaba a una situación de ajuste.
Llamativamente, cuando el viernes se anunció el preacuerdo los números del déficit eran idénticos a los que antes se descartaban, aunque hubo un nada sutil intento de disimularlo. El Presidente dijo en su mensaje grabado en los jardines de Olivos que el Fondo “no pide el déficit cero”. Y Guzmán explicó que se comprometerá a un déficit de 2,5% en 2022; 1,9% en 2023, y 0,9% en 2024. No dijo más. Pero, para que no queden dudas, la número dos del FMI, Gita Gopinath, completó horas después en Twitter que la meta de 2025 es... cero.
“El gasto real no cae, sino que por el contrario crece”, dijo Guzmán el viernes. “Hubo un momento en el cual las condiciones en las que se podía llegar a un acuerdo eran condiciones de ajuste, y nosotros considerábamos que esa no era una forma viable de avanzar”, añadió, sin aclarar qué había cambiado en poco más de tres semanas para que lo inaceptable se volviera en virtuoso.
Máximo Kirchner, en su renuncia a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, argumentó justamente que lo acordado por Guzmán lleva a un ajuste que considera inaceptable. Una declaración que desnudó el discurso oficial sobre las consecuencias de avanzar en el programa con el FMI.
Los puntos centrales
El resto de los puntos del entendimiento son similares a los que blanqueó el 5 de enero. El plan establece un freno a la reducción de la asistencia monetaria al Tesoro, que en 2021 implicó una emisión de pesos por el equivalente al 3,7% del PBI. “Se apunta a que en 2022 sea del 1% del PBI, que en 2023 esté en 0,6% del PBI y que en 2024 sea cercano a cero, para converger a una situación donde no haya más financiamiento monetario”, dijo Guzmán.
Sobre la tasa de interés, insistió en la necesidad de “desarrollar el mercado de capitales local” para lo cual definió que se avanzará hacia una “estructura de tasas de interés reales que redunde en valores positivos, de modo de fortalecer la demanda de activos en nuestra moneda”.
Explicó, además, que el acuerdo establece una meta de acumulación de reservas, “que es importante para favorecer la resiliencia en el frente externo y contribuir a la estabilidad de las expectativas”. En ese sentido, la pauta para 2022 es que las reservas del BCRA crezcan en US$5000 millones. En buena medida podrían salir de la devolución que haría el FMI de los pagos de capital efectuados en septiembre y diciembre pasados.
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