Agustina Díaz Cordero: “A muchos les sirve que los jueces seamos los culpables de todo”
Candidata a renovar su banca en el Consejo de la Magistratura, la jueza habla de los déficits, los aciertos y errores de un organismo clave
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A los 46 años, la jueza nacional Agustina Díaz Cordero enfrentará este martes una nueva elección dentro de la Asociación de Magistrados para mantener su silla en el Consejo de la Magistratura, el organismo encargado de designar y remover jueces. Integrante de la lista Bordó, la más crítica con el Gobierno actual, Díaz Cordero comparte fórmula con el juez de Casación Federal, Diego Barroetaveña. Si las estimaciones se cumplen, la magistrada tiene posibilidades de renovar su lugar, al que llegó en abril pasado con la ampliación del organismo, y en el caso del camarista, de entrar por primera vez al Consejo, uno de los espacios donde se decide poder en el país y que este año tiene un nuevo esquema desde que la presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, asumió también la titularidad del Consejo de la Magistratura.
Durante este martes, en la Asociación, Díaz Cordero y Barroetaveña competirán contra la lista Celeste, que votó con frecuencia en sintonía con el oficialismo y que lleva al juez Alberto Lugones, quien ya integra el organismo e incluso lo presidió y tiene posibilidades de ser reelegido. El cuarto juez sería Eduardo Machín, candidato de Compromiso Judicial.
–¿Cuáles son las principales propuestas de su lista, la idea con la que llegan?
–Más allá de las propuestas que todos están haciendo en este momento, yo en lo que hago hincapié es en el trabajo que vengo haciendo hace cinco meses, desde que comencé como consejera. Nosotros pusimos en acción la gestión del Consejo. Hice un informe preliminar de gestión de cada jurisdicción del país: recorrí 13, casi la totalidad de las 15. Me acerqué a cada uno de los jueces y juezas tanto del fuero federal como el nacional. Si bien fue poco tiempo, fue intenso y sirvió para tener un estado real de situación y a partir de eso poder trabajar con previsibilidad y dar soluciones concretas a medida que veíamos las realidades tan difíciles de las distintas provincias y fueros. Fuimos dando respuestas en temas tecnológicos, de recursos humanos, conectividad. Lo básico.
-Lo básico que está en falta.
–Claro, la crítica que yo hacía al Consejo, antes de asumir era esta desconexión con el Poder Judicial, que no estaba al servicio del juez o jueza, que necesitamos servicios elementales como conectividad, trabajar en lugares dignos para recibir a la gente. Lo que quise hacer fue ser ese puente entre los jueces y el Consejo, que a mi modo de ver se había desvirtuado totalmente. Eso fue lo que trabajé: hice llamados, visitas, porque las diferencias son abismales. En El Dorado, Misiones, hay un solo juez, mientras que del lado brasilero hay ocho. Ahí hay narcotráfico, trata, lavado y hay un solo hombre con un equipo reducido que intenta combatir estos delitos tan graves. Por eso también recorriendo los tribunales de frontera presenté un proyecto al doctor Rosatti y a los consejeros de fortalecimiento de los tribunales de frontera, que consiste en darles recursos, pero que es lo mínimo, para que pueda funcionar.
–Nombró a Rosatti, que está a cargo del doble rol de presidente de la Corte y el Consejo. ¿Cómo observa el funcionamiento del Consejo desde que asumió su dirección?
–Sin duda su presencia dota al Consejo de un marco de institucionalización muy fuerte, y justamente este doble rol que él tiene por la ley hace que todo gire mucho más fácil. La gestión del Poder Judicial es más eficiente así. No está desconectado. Sino, antes teníamos por un lado a la Corte y por otro al Consejo, que había tomado un vuelo más político que técnico y estaba disociado. Hoy la verdad es que cambió para bien, por más que uno lea cosas que no se condicen con la realidad.
–¿Cómo se trabaja en un contexto de tanta polarización la necesidad de consensuar y negociar para poder destrabar ternas, recursos, denuncias contra jueces?
–Se logra, de hecho entre todos los consejeros hemos logrado llevar a cabo y seguir adelante con muchos concursos, entrevistas. Creo que lo más importante es estar siempre abierto al diálogo y tratar de generar consensos. La sociedad necesita que se cubran las vacantes porque necesita tener jueces titulares donde pueda cumplir bien su función, porque un subrogante puede poner lo mejor de sí, pero el ciudadano necesita a alguien 100% con el juzgado.
–¿Por qué cree que hay una visión tan crítica de la opinión pública sobre la Justicia?
–Porque no sabemos comunicar y creo que a muchos les sirve que seamos los culpables de todo, cuando nosotros en verdad somos los garantes de la Constitución, de los derechos de las personas. Pero me parece que es funcional, más allá del error y que debemos solucionarlo. Es muy difícil, pero creo que llegó la hora de dar una vuelta.
–¿Cómo observa desde adentro del Poder Judicial las críticas del oficialismo a la Justicia en general y la embestida contra la Corte?
–Fuimos y somos el único espacio que siempre se manifestó en contra del embate permanente contra la Justicia y la Corte. Esto no puede suceder en un Estado de Derecho. Uno tiene que respetar porque es la máxima investidura, la cabeza del Poder Judicial. No puede suceder. Nosotros enfáticamente nos opusimos a las marchas y constantes embates que hubo y relativamente hace poco volvió a haber.
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