Agitación en el peronismo: el papel de Insfrán, la avanzada de Ferraresi contra Máximo y la jugada silenciosa de Massa
La trastienda del congreso del peronismo se desarrolló en el lobby de un hotel en el que suele hospedarse el gobernador de Formosa; allí se habló de todo, incluso de la Corte y de Insaurralde
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Gildo Insfrán deambula por el lobby del hotel Scala, al que convirtió en su centro de operaciones para rearmar al peronismo tras la derrota electoral de 2023. Allí montó la curiosa foto junto a Miguel Pichetto y Guillermo Moreno, y desde allí también llamó a Sergio Massa para invitarlo a integrar la comisión de acción política que alumbró el congreso del PJ. Casi una forma de advertir que la conducción de la principal fuerza de la oposición no será unipersonal sino colegiada. Y que, en todo caso, los futuros líderes se tendrán que ganar esa condición primero en una elección interna y luego en los comicios legislativos de 2025.
Insfrán es un personaje particular. Visto desde una decena de metros, parece un cowboy que luce el clásico cinturón de hebilla romboide. No usa el sombrero que suele portar en Formosa, la provincia que gobierna desde 1995, pero solo le falta eso para completar el cuadro. A su alrededor se registra un desfile de dirigentes peronistas en busca de recuperar algún protagonismo en la anhelada deskirchnerización del PJ. Ese objetivo tantas veces anunciado, pero cuyo fracaso se llevó puestos a decenas de referentes –sin ir más lejos al anterior presidente, Alberto Fernández- que no lograron destronar el reinado de Cristina Kirchner.
El colapso del gobierno disfuncional del Frente de Todos –el último experimento político-electoral de Cristina Kirchner- volvió a alentar a los que quieren ver un peronismo con un perfil distinto al del kirchnerismo. Aunque paradójicamente, esos mismos actores reconocen que casi el único que quedó en pie después de la frenética irrupción de Javier Milei es Axel Kicillof, el delfín cristinista por excelencia. Pero que, sin embargo, ya dio muestras de autonomía cuando se plantó frente a un empellón de Máximo Kirchner para catapultarlo a la campaña presidencial el año pasado, solo para que le dejara liberado el territorio bonaerense.
Según pudo constatar LA NACION, algunos dirigentes que entienden que Kicillof debería forjar desde ahora su perfil presidencial –para que no le suceda lo que a Daniel Scioli en 2015- pululan por el amplio lobby del hotel de la avenida 9 de Julio sur, que habita Insfrán en sus cada vez más frecuentes estadías en Buenos Aires. Desde allí, el ininterrumpido gobernador formoseño no solo organizó el congreso del PJ, sino que también se habría hecho un rato para escuchar a un senador afín anticiparle la postulación de un candidato más que digerible para el peronismo, como el juez Ariel Lijo, para integrar la Corte Suprema de Justicia.
Entre café y café de rosca interna, también se escuchó que el inhallable Martín Insaurralde se había refugiado en un condominio de Costa Esmeralda, la localidad costera que se convirtió en un boom entre ricos y famosos. Y no faltaron los que postularon la necesidad de rescatar a Martín Guzmán, el “estigmatizado” por el kirchnerismo exministro de Economía, para lanzarlo a la carrera por una diputación de la provincia de Buenos Aires el año próximo, aprovechando su condición de platense. “Es un chico que tiene mucho para aprender en política, pero es honesto, sólido técnicamente y puede ser útil para la renovación generacional”, se le escuchó decir a un visitante ilustre del lobby de Insfrán.
Allí también se comentó ampliamente el desafío abierto a Máximo Kirchner que encarna por estos días el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Enfrentado con La Cámpora, el ingeniero que saltó a la política en la década del ´90 de la mano del histórico jefe comunal Baldomero “Cacho” Alvarez, se cruzó a Lanús –el distrito que ahora gobierna el camporista Julián Alvarez- para advertir que en 2025 piensa armar una lista distinta a la del kirchnerismo. Acto seguido, inició una ronda de encuentros con dirigentes como la peronista bonaerense Victoria Tolosa Paz, que no comulga con Máximo Kirchner, y la massista Mónica Litza. Ferraresi muestra que está dispuesto a olvidar peleas del pasado con tal de armar una línea interna del PJ bonaerense.
Construyendo un peronismo solidario ✌️
— Jorge Ferraresi (@jorgeferraresi) March 19, 2024
Con la diputada @vtolosapaz compartimos una mirada que nos convoca a armar un espacio amplio que entienda, defienda y genere soluciones para los problemas reales de nuestros ciudadanos. Seguimos ese camino, trabajando en acciones concretas. pic.twitter.com/n14OcVPvMH
La gran pregunta entre estos dirigentes es si Kicillof le dará a Ferraresi aire para que avance en el duelo con Máximo Kirchner o si, llegada la hora de la verdad, definirá mantener el statu quo kirchnerista. Tal vez por eso la presencia de Ferraresi en una reunión con otros intendentes en La Plata fue seguida de cerca por el camporismo, que estaba seguro de que el gobernador le bajaría el copete al jefe comunal que llegó a ser ministro de Infraestructura nacional en la gestión fernandista. ¿Pero eso realmente sucedió? “No habría que estar tan seguros”, susurraron en el lobby de Insfrán.
El gobernador al que muchos peronistas quisieran imitar, por su capacidad para permanecer en el poder mientras se suceden los presidentes –con suerte dispar o nula- agendó otra ronda de encuentros para después del Congreso del PJ. Uno de ellos será con Sergio Massa, a quien le ofreció integrar la comisión de acción política pero el excandidato presidencial le pidió hablar luego de los encuentros partidarios, ya que el Frente Renovador tuvo este viernes su propia cita en Parque Norte, donde fue elegido el exministro de Transporte Diego Giuliano como nuevo presidente del espacio. “No necesito ser presidente de mi fuerza política para que me reconozcan como líder”, fue la explicación que le dio Massa a los suyos.
Desde el Instituto Patria, Cristina Kirchner viene filtrando su preocupación por la falta de reflejos del PJ ante la avanzada de los libertarios y sus aliados con un rumbo económico que está en las antípodas de su pensamiento. Pero no descuida la interna: por eso postuló a la catamarqueña Lucía Corpacci, una leal absoluta, para presidir la comisión de acción política del PJ.
Con todo, en el partido que está más acostumbrado a ser oficialismo que oposición sacan cuentas y reflexionan: “En este momento no estamos en condiciones de ser una alternativa, pero viste cómo es esto, un día los argentinos se lavan la cara y miran nuevamente al peronismo”, ironiza un dirigente luego de tomar su tercer café, mientras Insfrán -Gildo o “barba roja” para el mundillo justicialista- se levanta de un mullido sillón y deja el lobby porteño que se convirtió en una verdadera trastienda peronista.
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