Pese a las críticas de Jair Bolsonaro, el Gobierno afirma que se recompuso la relación con Brasil
El día que Jair Bolsonaro le dio la bienvenida a Brasil a Daniel Scioli, el embajador argentino le transmitió un mensaje de Alberto Fernández. "Decile a Bolsonaro que hay voluntad de trabajar juntos, que hay predisposición para juntarnos cuando se pueda", le dijo el Presidente, en una muestra por poner fin a una novela de entredichos y cortocircuitos.
La respuesta de Bolsonaro a Scioli fue incluso más directa: "La voluntad de Brasil es de trabajar juntos, dejar atrás los desencuentros y localizar en una agenda positiva".
Aquel día de mediados de agosto, el flamante embajador pidió tener línea directa con el presidente brasileño y con sus ministros. Bolsonaro accedió, lo que dio inicio a una extensa ronda de reuniones de alto nivel para remover obstáculos al comercio bilateral y para evaluar la posibilidad de que haya un primer encuentro entre los dos presidentes el 30 de noviembre, día de la amistad entre la Argentina y Brasil.
El propio embajador relató el intercambio que había tenido con Bolsonaro durante una conferencia virtual de la que participó LA NACION, en la que estaban presentes más de 200 representantes de cámaras y empresas con interés exportador.
El escenario que exhibió Scioli –de mayor cercanía entre los principales socios comerciales de la región– no tiene su eco en las últimas expresiones de referentes del gobierno brasileño e incluso de Bolsonaro, pero tanto el embajador como en la Cancillería que conduce Felipe Solá aseguran que la relación logró recomponerse tras los fuertes cruces de principios de año. Prueba de ello, aseguran, es que Brasil volvió a ocupar el primer lugar como socio comercial de la Argentina tras perderlo a manos de China en septiembre del año pasado.
Las fuentes oficiales afirman que la retórica confrontativa ya instalada es superficial y no se condice con la salud de las relaciones diplomáticas.
En diciembre, Bolsonaro comparó medidas políticas, económicas y fiscales del gobierno de Fernández con el régimen de Venezuela e insinuó que podrían tener un efecto en los estados brasileños que limitan con nuestro país.
- A situação política da Venezuela tem reflexos diretos no Estado de Roraima: aumento da violência e população de rua, piora na saúde e educação, etc.- O novo governo da Argentina, que faz divisa com a Região Sul do Brasil (RS, SC e PR), tomou as seguintes medidas:&— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) December 17, 2019
"La situación política de Venezuela tiene reflejos directos en el estado de Roraima: aumento de la violencia y población en situación de calle, empeora la salud y la educación", enumeró Bolsonaro al describir la situación brasileña en la frontera con Venezuela. Y, acto seguido, agregó: "El nuevo gobierno de la Argentina, que forma parte de la frontera con la región sur de Brasil (Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná), tomó las siguientes medidas: 1) doble indemnización para despido sin causa; 2) aumento del impuesto a las exportaciones (granos); 3) impuesto de 30% para compras al exterior; y 4) vuelta la discusión de la legalización del aborto".
Con mayor o menor intensidad, las críticas continuaron en los meses siguientes. El mes pasado, Bolsonaro agregó –aunque esta vez ya sin nombrar a la Argentina– que un país de América Latina "más al sur" se encamina "rápidamente hacia un régimen similar a Venezuela".
Apenas unos días atrás, en tanto, Bolsonaro dijo que había "vuelto el zurdaje" y le dijo a los argentinos que eso "es lo que se merecen".
Los dichos del mandatario se sumaron a los de su hijo Eduardo, quien a comienzos de septiembre había cuestionado la extensión de la cuarentena en la Argentina, a la que calificó de "calamidad".
Scioli dijo estar al tanto de esas últimas declaraciones –que el Gobierno optó por no responder– pero reiteró que los cruces políticos no reflejan la totalidad de la relación bilateral.
En un contexto en el que la Argentina necesita incorporar divisas, el Gobierno busca recuperar los niveles de intercambio comercial con Brasil previos a la crisis actual y reducir el déficit de la balanza comercial, que en 2017 llegó a ser de 8500 millones de dólares. La cifra se redujo casi a la mitad en 2018 y en 2019 se logró un equilibrio, principalmente por la caída de las importaciones.
La atención estará puesta, afirma Scioli, en el sector automotriz (la mitad del déficit se explica en ese sector), en la apertura de nuevos mercados y en la recuperación de otros. Se identificaron 67 acciones concretas para aumentar las exportaciones de, entre otros productos, abonos, fertilizantes, aceite de oliva, vinos, insumos de industria plástica, carnes y complementos alimenticios.
"Tenemos línea directa con el gobierno, articulación con las economías regionales y los Estados de Brasil", promete el embajador.
La eventual reunión bilateral el 30 de noviembre comentada por Scioli todavía no fue confirmada por el gobierno nacional ni por el de Brasil. Primero, afirman, debe reducirse el riesgo sanitario.
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