Adolfo Rodríguez Saá: “Batakis es una incógnita: tiene que acertar la receta”
El senador y expresidente cree que la guerra es también una oportunidad para el país, pero que Fernández y Cristina “deben actuar con sensatez”; la relación con el campo, el gabinete “loteado” y la presión fiscal
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Como ocurre con gran parte de la dirigencia peronista, el senador Adolfo Rodríguez Saá dijo que Alberto Fernández y Cristina Kirchner deben deponer actitudes y “hacer un esfuerzo” para sentarse a dialogar y encontrar el rumbo que le permita al Gobierno aprovechar la favorable coyuntura económica internacional.
En un reportaje con LA NACION, el exgobernador de San Luis y expresidente criticó el rumbo económico, aunque sin la virulencia del kirchnerismo. “No parecería que fue demasiado exitoso ni tampoco un fracaso tan grande”, dijo sobre la gestión de Martín Guzmán.
“Batakis es una incógnita”, afirmó sobre la nueva ministra de Economía, de quien dijo que “tiene una ventaja: es mujer”. “Dicen que tiene buena formación. Bueno, ahora tiene que acertar la receta. Deseo que acierte”, agregó.
–¿Qué consejo le daría a Alberto Fernández en este momento de crisis?
–Primero, el país está en un momento muy difícil. No es solamente una crisis política que tiene el Gobierno, sino que hay crisis económica, social, ambiental, educacional. Entonces, se requiere más que nunca pensar en el bien común. Tienen que actuar con sensatez, abrir el diálogo, escuchar. La Argentina tiene demasiados problemas hoy. Entonces, Presidente, con serenidad, escuchemos a los argentinos, bajemos los decibeles de las peleas y busquemos la unidad de los argentinos.
–¿No le parece que primero tendrían que dialogar el presidente y su vice?
–Obvio. Con la vicepresidenta y por qué no con los jefes de los partidos políticos, los líderes políticos, los líderes de la sociedad, a los que también hay que escuchar. Habría que abrir una gran mesa de diálogo y buscar cómo dialogamos sobre el futuro. Porque si hablamos del pasado vamos a tener desencuentros, reproches, que todos los conocemos, pero no sirven para construir. Necesitamos elevarle el nivel de vida al 50% del país que tiene dificultades y carencias. La guerra, que es lamentable y dolorosa, también nos da una oportunidad. Entonces, no podemos producir alimentos enfrentados con el campo. El campo no se puede preparar para dar la batalla patriótica que tiene que dar enfrentado con la dirigencia.
–¿A qué atribuye la fuerte disputa entre el Presidente y su vicepresidenta?
–Primero, no sé hasta dónde es profunda o es terminal. Pero hay puntos de vista, hay posiciones sobre los que uno puede opinar. ¿Tuvimos un plan económico bueno y exitoso? Pareciera que no. ¿Hemos hecho un buen acuerdo con el Fondo? Parecería que nos demoramos mucho y no sé si es tan bueno el acuerdo. Tenemos una emisión monetaria exagerada. Pasamos una pandemia, estamos en una guerra, hay inflación en el mundo, el panorama económico del mundo es complicado. ¿Todos los errores son del Gobierno? No. Es probable que haya cosas que podamos hacer mejor. Entonces, ambas partes deben hacer un esfuerzo para tratar de encontrar denominadores comunes. Tampoco se pueden atrincherar en los cargos. Esto de que haya un gabinete en el que el ministro es de uno, el viceministro de otro, el secretario de uno y el subsecretario de otro, esto que llaman el loteo, a mí no me gusta. No hay liderazgo bueno si no se sabe el rumbo.
–¿Pero este Gobierno sabe cuál es el rumbo?
–Debería pensar, para pensar bien, que sí sabe. ¿Vamos en el rumbo correcto? ¿La brújula está funcionando bien? Y…no sé, no sé.
–Con una mano en el corazón. ¿Si fuera presidente, aceptaría sin molestarse los embates de su vicepresidente, como ocurre con Alberto Fernández y las críticas de Cristina Kirchner?
–Primero trataría de no tenerlos.
–Pero están pasando…
–Bueno, pero trataría de evitarlos, trataría de dialogar. Porque hay que preguntarse por qué son los embates. ¿Por cómo es el tratamiento con el campo? Y pregunto ¿No deberían sirios y troyanos pensar que el camino de la pelea es incorrecto? El presidente y la vicepresidenta, los actores del campo. ¿Adónde van con la pelea?
–¿La elección de Martín Guzmán fue un error? ¿La de Silvina Batakis fue una buena elección?
–A Guzmán siempre lo criticaron porque no formaba parte de los planteles tradicionales. Me parece que es muy pronto para juzgarlo, pero no parecería que fue demasiado exitoso ni tampoco un fracaso tan grande. Creo que tal vez ha hecho algunas cosas buenas que podrían haberse hecho mejor. Batakis es una incógnita. Tiene una ventaja: es mujer. Tal vez pueda hacer cosas que a un hombre le cueste más hacer. Dicen que tiene buena formación. Bueno, ahora tiene que acertar la receta. Deseo que acierte.
–Hay quienes dicen que la receta es aplicar un ajuste.
–Creo que hay que disminuir el déficit fiscal, gastar menos de lo que entra. No se hace un ajuste sobre los jubilados ni sobre los empleados públicos. Pero congelar las vacantes, por ejemplo, por uno o dos años… El Estado va a funcionar igual o quizás mejor. Pero también tenemos que mirar las ganancias de los bancos. Emitimos Leliqs con altísimos intereses que cobran los bancos. Entonces. ¿Emitimos nosotros o en el fondo el banco nos está prestando la plata? Está contrayendo el Estado un crédito carísimo. Esto hay que revisarlo con una cabeza distinta, con una cabeza productiva. Es un esfuerzo artesanal, no es mágico y no es de un día, hay que persistir un tiempo importante en una política austera y de bien común. Hay que poner la brújula, saber cuál es el norte y transitar hacía allí.
–¿Este Gobierno tiene dos brújulas?
–¿Usarán la brújula?
–¿Su discurso productivista no choca de frente con la fuerte presión impositiva?
–Comparto que la Argentina necesita una profunda simplificación de los impuestos. Tal vez reducir los ciento y pico de impuestos a tres, cuatro o cinco impuestos; pero que todos los argentinos los paguen, que no haya excepción, según sus posibilidades.
–Usted le pide a la clase dirigente deponer actitudes que defienden como principios irrenunciables.
–Quizás lo más difícil sea deponer las actitudes, pero es lo más barato (se ríe).
–Le voy a hacer una pregunta envenenada. ¿Del 89 para acá, este es el peor gobierno peronista?
–El problema no es del peronismo o del radicalismo o de la política. Es que estamos siguiendo modelos, directivas, conducciones equivocadas. Bueno, cambiemos de rumbo.
–Insisto. ¿Es esta la administración peronista más floja?
–Cada una tuvo sus virtudes y sus defectos.
–Si al Presidente se le cruzase la idea de renunciar. ¿Qué le aconsejaría?
–Hoy no hay condiciones que obliguen al Presidente a tomar una decisión de esa magnitud. Sería una decisión personal, muy dura y lamentable. Pero si se produjera un hecho de esa naturaleza, le diría al que asuma que convoque inmediatamente al diálogo nacional.
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