Acusó Beliz a la SIDE y se desató una crisis política
Dijo que “sectores mafiosos” lo quieren echar; Kirchner analiza removerlo de su cargo
El ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Beliz, denunció ayer que existen "sectores mafiosos de la Policía Federal y de la SIDE con ramificaciones en el Poder Judicial" que estarían buscando desplazarlo. Acusó al organismo de inteligencia de no informar en tiempo y forma la posibilidad de hechos violentos y agregó: "Hay algo que está fallando en la información, son organismos con recursos millonarios y tienen que dar una respuesta adecuada".
Destacó también que el presidente Néstor Kirchner conocía los antecedentes del designado jefe de la Policía Federal, Néstor Vallecca –cuestionado por algunos organismos de derechos humanos– cuando decidió su nombramiento.
Altas fuentes de la Casa Rosada aseguran que ahora Kirchner evalúa si pedirá también la renuncia de Beliz. "Atacar a la SIDE es atacar al Presidente", dijeron miembros del entorno presidencial.
La crisis por el manejo de la seguridad en las protestas violentas ya se cobró al ex jefe de la Federal Eduardo Prados; sumó la inminente salida del secretario de Seguridad Interior, Norberto Quantín, y ayer se agravó aún más con lo que se interpretó como un "desafío" directo de Beliz hacia Kirchner y la "preparación de un escenario para dejar el Gobierno".
Kirchner decidió anoche adelantar siete horas su regreso desde la isla Margarita. Llegará esta tarde y definirá la situación. No se descartan reuniones reservadas en Olivos.
El impacto de las acusaciones de Beliz hacia la SIDE se debe a que el Presidente tiene en la conducción del organismo a dos de sus hombres de máxima confianza: Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher. Kirchner confía en cómo manejan la Secretaría de Inteligencia, pero, además, se provee de información en forma constante.
El ministro de Justicia también había dicho anteanoche que el anuncio del hallazgo de los 46 casetes relacionados con la causa del atentado a la AMIA era un “papelón”, y eso ya generó malestar en la cima del poder.
Fuentes del Ministerio de Justicia aseguran que fue la SIDE quien le dio la información incorrecta al Presidente, aunque el Gobierno negó siempre esa versión y sostiene que Kirchner habló de recibos y no de casetes.
Discusión
Beliz recibió ayer un llamado del jefe de Gabinete, Alberto Fernández desde Venezuela (donde se encuentra de gira el Presidente y su comitiva). La conversación fue tensa y se produjo una discusión, según ratificaron a LA NACION fuentes cercanas a ambos.
En esa conversación no se habría hablado del futuro de Quantín ni del propio Beliz porque Kirchner quiere tomarse su tiempo de análisis. Sin embargo, Fernández transmitió el enojo de Kirchner con los dichos del funcionario que habían sido realizados a Radio Del Plata. Después de esa conversación Beliz no habló más y está esperando el regreso de Kirchner.
El ministro de Justicia defendió ayer a Quantín, a quien había propuesto para su cargo, pero también sugirió fallas en la SIDE para prever los incidentes en la Legislatura del viernes de la semana pasada. Lo que molestó también al Presidente fue que dijo que Kirchner estaba al tanto de las denuncias que pesan sobre el flamante jefe de la Policía Federal, Néstor Valleca, cuestionado por organismos de derechos humanos por su participación en una represión a estudiantes en 1998 durante una protesta contra el represor Miguel Etchecolatz, en la que un estudiante perdió el 70 por ciento de la visión.
“El elemento no le pareció relevante al Presidente para nombrarlo jefe de la Policía Federal”, dijo ayer Beliz. El ministro de Justicia se reunió ayer con Quantín y después cada uno se fue a su casa en medio de la incertidumbre total. Kirchner llegará esta tarde al país y las próximas horas serán definitorias para resolver la crisis.
Lo que todas las fuentes consultadas indican es que Quantín ya no tiene destino en el Gobierno, aunque intentarán que su salida sea discreta. Fuentes allegadas a Quantín dijeron a LA NACION que el funcionario preparó durante la madrugada de anteayer un detallado informe de su gestión y una especie de “inventario” para que su sucesor no tenga inconvenientes.
El secretario de Seguridad no quiere una salida escandalosa de su cargo y espera una explicación de los motivos por los que el Gobierno dejó trascender a los medios de prensa la inminente decisión de Kirchner de desplazarlo por no cumplir una orden, que Quantín jura no haber recibido jamás. Todavía recuerda que la orden que les llegó desde Presidencia fue totalmente contraria a lo que dice ahora el Gobierno, en el sentido de de reforzar el operativo de seguridad en las protestas.
Tras sus declaraciones, el ministro de Justicia se encerró en su casa. En la comitiva presidencial que está en la isla Margarita existía ayer un clima de creciente malestar hacia Beliz (como se informa en la página 12).
Sin embargo, ya existen nombres para reemplazar a Quantin, que son incluso manejados en los despachos de la Secretaría de Seguridad Interior: Alberto Iribarne (actual titular de la Sindicatura General de la Nación, que ocupó aquel cargo en la presidencia de Duhalde). También se menciona a Marcelo Saín, ex funcionario de Felipe Solá en el área de la seguridad bonaerense.
Hasta se habría hecho una consulta desde la Casa Rosada al ministro de Seguridad Bonaerense, León Arslanian. Por las dudas, desde Venezuela, donde integra la comitiva que acompaña a Kirchner, el gobernador Solá afirmó: “Estamos muy conformes con la tarea de Arslanian y no hay posibilidades de que sea dejada a mitad de camino”.
De todos modos, cerca de Beliz todavía confían en poder aclarar la situación con el Presidente. El ministro de Justicia habría resuelto efectuar semejantes declaraciones porque se irritió cuando leyó en las tapas de los diarios que Quantín era el próximo en renunciar, luego de la salida de Prados de la jefatura de la Policía.
Beliz cree que el secretario de Seguridad no se merece el trato que le dio el Gobierno en las últimas horas y ser el “fusible” de un tema que, a su juicio, es responsabidad del Presidente.
Algunos funcionarios recordaban ayer dos cosas: la traumática salida de Beliz del gobierno de Carlos Menem (cuando dijo que se iba de un “nido de víboras”) y que cuando Kirchner lo nombró, uno de sus hombres le advirtió que su relación con él iba a terminar mal.
Cambio
- El ministro Beliz reconoció ayer que el Gobierno cambió su política sobre protestas callejeras. “¿Por qué estamos cambiando de postura? Porque hechos muy traumáticos están demostrando que se está empleando violencia. No estamos frente a manifestaciones que culminan pacíficamente, sino que comienzan a tener una actitud de violencia frente a la cual el Estado de ninguna manera puede permanecer ajeno”, dijo.
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