Acuerdo con el FMI: la Iglesia pidió evitar que se “condene al hambre y la miseria a millones de argentinos”
En un fuerte pronunciamiento, la Comisión de Pastoral Social del Episcopado advirtió que el país “no debe dejar de atender las deudas sociales”
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En momentos en que el Gobierno procura llegar a un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Iglesia advirtió que el país no debe “dejar de atender las deudas sociales”. Y pidió evitar que “se condene al hambre y la miseria a millones de compatriotas”.
La declaración fue difundida por la Comisión de Pastoral Social del Episcopado, que conduce el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, y constituye el primer pronunciamiento del año sobre temas de impacto político por parte de la Iglesia.
Tras recordar la profunda crisis económica y social de 2001, los obispos apuntaron que “veinte años después nos toca volver sobre el hecho consumado de otra deuda extraordinaria que nos condiciona y que plantea graves desafíos”. En ese sentido, se preguntan “cómo evitar que su reconocimiento condene al hambre y la miseria a millones de compatriotas, cómo hacerlo sin sacrificar el crecimiento económico, la inversión pública y la atención de los más necesitados”.
El equipo de Pastoral Social exhortó al “compromiso de la dirigencia con una ética de la solidaridad, de la educación y el diálogo social”.
Citó, al respecto, las afirmaciones del papa Francisco en la encíclica Laudato si, acerca de la “estrecha conexión que existe entre la justicia para los pobres, la solución de los problemas estructurales de la economía mundial y la protección del medio ambiente”.
Con la firma de monseñor Lugones, el área de Pastoral Social llamó a “corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras”. No pone en duda, en ningún tramo del pronunciamiento, la atención de la deuda pública, aunque pone como prioritaria la necesidad de dar respuestas a las deudas sociales.
Mirada ética
Tras señalar que “en nuestra patria se presenta una vez más el desafío de atender la deuda pública, sin dejar de atender las deudas sociales”, los obispos reclamaron una mirada ética y expresaron que los compromisos con la deuda social “nacen de un orden económico que ha privilegiado la especulación financiera por encima de la producción y el trabajo digno”.
“La Iglesia en su solicitud pastoral no ha ignorado este problema, ya que afecta a la vida de muchas personas, señalando en varias oportunidades que las obligaciones emergentes de situaciones creadas por la deuda externa no pueden y no deben soslayar la mirada ética respecto de los compromisos con la deuda social”, insisten en el pronunciamiento.
Y recordaron que “ya en el año 2000, en medio de la mayor crisis de la historia reciente de nuestro país, San Juan Pablo II sostenía que la situación social es crítica y la carga del endeudamiento hace que el margen de acción del Estado se vea fuertemente limitado por las obligaciones que deberán pagarse en los próximos años’”.
Advertía en ese momento el pontífice polaco que “los países pobres se encuentran aún en un círculo vicioso: las rentas bajas y el crecimiento lento limitan el ahorro y, a su vez, las reducidas inversiones y el uso ineficaz del ahorro no favorecen el crecimiento”.
Ahora afirmaron los obispos que la deuda social “es la gran deuda de los argentinos” y “no se trata solamente de un problema económico o estadístico”.
“Detrás de las estadísticas hay rostros e historias de sufrimiento y lucha por sobrevivir. Es principalmente un problema ético que nos afecta en nuestra dignidad más esencial”, concluyeron.
“El servicio de la deuda no puede ser satisfecho al precio de una asfixia de la economía de un país”, dijeron los obispos, al hacer propia una definición de la Comisión Pontificia de Justicia y Paz.
Eligieron, por último, un pensamiento de Francisco, cuando en la exhortación Evangelii Gaudium advierte que “en un mundo y en una región en particular en la que mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”.
“Deseamos que al abordar el tema de la deuda externa, nuestra Patria se asuma como protagonista de su propia suerte para definir el propio desarrollo cultural, civil, social y económico, de modo de poder construir y afianzar un modelo que tenga como eje central la producción y el trabajo”, afirmaron los obispos de Pastoral Social.
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