Actores de la sucesión, 30 años después
Cuando volvamos a las urnas dentro de tres domingos estaremos a sólo tres días de cumplir 30 años ininterrumpidos del regreso de la democracia a la Argentina. Un hito en los 203 años de nuestra historia institucional. Hecho que nos lleva a reflexionar sobre el pasado reciente, pero especialmente sobre los escenarios que se abren hacia 2015 y la sucesión presidencial.
Las PASO tuvieron la particularidad de determinar que el ciclo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene su límite en diciembre de 2015, sin posibilidades de continuar.
Aun así, la Presidenta tiene con sus antecesores una diferencia sustancial que podría marcar este fin de ciclo de manera muy distinta. Será la primera jefa del Estado desde el retorno democrático que tendrá en sus manos suficiente apoyo y poder político para determinar cómo cerrará su mandato.
Alfonsín, Menem y De la Rúa sufrieron las consecuencias inmanejables de la economía y la política, al mismo tiempo que recibían el impacto de las urnas y la opinión publica. Cristina Kirchner dependerá de las decisiones políticas y económicas que tome en los meses venideros para ver si su salida del poder será con un final ordenado y no demasiado traumático para la Argentina y los argentinos.
Por este motivo, la cuestión de la sucesión cobra un valor fundamental en los tiempos que seguirán entre el próximo 28 de octubre y los meses decisivos de 2015.
En un análisis más cualitativo y político de la encuesta de Poliarquía que hoy publica LA NACION se confirma que Mauricio Macri revalidará con holgura su título como el referente político de la ciudad de Buenos Aires.
Macri ganará las dos bancas de senadores nacionales, incorporando a Gabriela Michetti, que hará una elección excelente como cabeza de lista, y a Diego Santilli. Y renovará un importante número de diputados nacionales por la ciudad que formarán, junto a otros diputados del espacio, un bloque Pro con una presencia no menor en la Cámara de Diputados.
Aunque Macri aún debe construir una mayor presencia en la provincia de Buenos Aires y en varios distritos del país, el ejercicio de la jefatura de gobierno porteño, con sus altos niveles de aprobación, transforma su posicionamiento para integrar el reducido club de los postulantes para 2015.
Los otros dos integrantes de ese selecto espacio son Sergio Massa, la gran novedad de este proceso, impulsado por el seguro resultado en la provincia de Buenos Aires, como mostraron Poliarquía y LA NACION el domingo último, y el gobernador Daniel Scioli, que es el político que más tiempo ha permanecido a lo largo de la última década al tope de los rankings de imagen positiva de dirigentes en el nivel nacional.
Si nos aventuráramos en algunas proyecciones, podríamos visualizar que la próxima elección presidencial se encaminaría por primera vez a ser, dada la fragmentación del mapa político, una elección de doble vuelta.
De allí el valor que cada uno de estos protagonistas tienen y tendrán, sumado a los candidatos que representen al radicalismo y al socialismo y a las fuerzas de izquierda que habitualmente completan el escenario electoral.
Después de 30 años de una democracia que indudablemente necesita mejorar su calidad e incorporar liderazgo intelectual al pobre debate político al que nos hemos acostumbrado, los protagonistas de la sucesión van a ser dirigentes que nacieron a la vida política después del 30 de octubre de 1983.
Es sólo un dato, pero no es menor imaginar que el próximo presidente de los argentinos puede ser un dirigente que, respetando el pasado, tenga su mirada firme y decidida hacia el futuro.
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