Activo, acompañado y lejos de la Plaza de Mayo: las razones detrás del acto que encabezó Alberto Fernández
El Presidente tuvo su propio 17 de octubre con un evento de inauguración de obras; antes y después se recluyó en la quinta de Olivos, aunque sus voceros afirman que no siguió el acto del kirchnerismo duro
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Mostrar al Presidente activo y acompañado. La idea de encabezar un acto para anunciar obras en distintos puntos del país, rodeado por ministros y gobernadores, comenzó a cocinarse el jueves, cuando trascendió de carriles oficiales que Alberto Fernández no concurriría a ninguno de los actos programados para el Día de la Lealtad. Según explicaron cerca suyo, “hay cuatro actos distintos, el Presidente no puede elegir uno y apoya a todos”, sin mencionar que no había sido invitado formalmente a ninguno. Al caer la tarde, cerca suyo afirmaron que no escuchó los discursos, muchos de los cuales le pidieron medidas concretas, sobre todo en el plano económico.
Así se definió que Alberto Fernández participaría hoy junto al ministro del área, Gabriel Katopodis, del anuncio de las “obras de finalización” de un tramo de la autopista Ezeiza-Cañuelas, y de paso, rodeado de miembros de su gobierno, compartiría por Zoom otras inauguraciones con tres gobernadores.
Luego de una mañana junto al ministro de Economía, Sergio Massa (llegó a verlo cerca de las 9.30), el Presidente partió desde la quinta de Olivos hacia el lugar del “súper acto”, como lo denominó un colaborador del Gobierno, destinado a mostrar al primer mandatario activo y, sobre todo, acompañado.
La selección de las obras a inaugurar no fue, por cierto, casual. Además del tramo de la autopista Ezeiza-Cañuelas, se agregaron obras en La Rioja, Entre Ríos y La Pampa, las tres provincias gobernadas por dirigentes peronistas sin roces con el Poder Ejecutivo: Ricardo Quintela, Gustavo Bordet y Sergio Ziliotto. A eso se le sumó la estratégica ayuda con financiamiento incluido para el hogar Eva Perón, emplazado en el municipio bonaerense de Almirante Brown e inaugurado por la “abanderada de los humildes”, en 1948.
“Un acto así no se arma en dos días, esto se empezó a hablar el miércoles pasado”, se atajaron desde el Gobierno fuentes relacionadas con la preparación del acto conmemorativo mezclado con anuncios de obras. Junto con la defensa del evento “planificado”, que incluyó viajes de distintos ministros a las provincias que participaron, aparecían en la previa desde el Gobierno las quejas ante sus socios de la coalición oficialista por la evidente dispersión entre las distintas ramas del PJ, combinada con una asunción del fracaso en la apelación a la unidad del Frente de Todos a la que el Presidente suele aludir.
“Él hubiese querido un sólo acto con movilización, donde estén representados todos los sectores del FDT, pero evidentemente eso no se logró hacer. Creo que todos tuvieron una cuota de responsabilidad para que esto no suceda”, afirmaron desde un despacho cercano al Presidente en una Casa Rosada que lució semivacía durante la jornada conmemorativa del nacimiento del justicialismo, hace ya 77 años.
Críticas a Macri y a Para qué
Ya en plena ruta 205, cada uno de los oradores se cuidó muy bien de mencionar al Presidente durante sus discursos, incluido el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien habló del “nefasto régimen” de las PPP puesto en marcha por el gobierno de Cambiemos.
En sus 27 minutos de discurso, Fernández continuó y amplió esa línea de crítica contra el expresidente Mauricio Macri, y hasta reconoció que había leído tramos de su nuevo libro, Para qué, que saldrá formalmente mañana.
Atento a la interna, mencionó a distintos dirigentes (la portavoz Gabriela Cerruti, el canciller Santiago Cafiero, Massa, el propio Katopodis) al reconocer que participaron de la “cocina” del acto, destinado a “mostrarle a los argentinos lo que estamos haciendo”. Incluso habló de un acto, mañana, junto a Juan “Juanchi” Zabaleta en Hurlingham, la patria chica del renunciado ministro de Desarrollo Social, empeñado en recuperar terreno allí ante La Cámpora.
Contó, ayudado por papeles que amenazaban volarse, una historia resumida de la génesis del 17 de octubre, y reafirmó que “lo que hay que hacer es cuidar las cuentas fiscales como hace Sergio”, poco antes de repetir los anuncios que el ministro de Economía había hecho públicos el día anterior en una entrevista radial. Horas después, Máximo Kirchner, desde el escenario montado frente a la Casa Rosada, insistiría en exigir un aumento de suma fija para los trabajadores, a los que les recordó las “traiciones” que “anidan en el poder”.
“Alberto habló para los peronistas y para los que están considerando votar a Juntos por el Cambio, pero que en 2019 nos votaron a nosotros y que hasta pueden inclinarse por (Javier) Milei”, reflexionó un alto funcionario, en referencia a las críticas del Presidente a “los personajes que ahora piden libertad”.
Luego del acto, en el que no mencionó a su compañera de fórmula, Cristina Kirchner, Fernández decidió volver a la quinta presidencial de Olivos, y pasó la tarde allí mientras se desarrollaba la manifestación más significativa, la encabezada por La Cámpora, el moyanismo y el PJ bonaerense en el centro de la Plaza de Mayo, a distancia prudencial de la Casa Rosada y el Ministerio de Economía. “No lo vio”, aseguraron desde la oficina de la portavoz, y también se excusaron de opinar sobre el contenido de las críticas que vertió Máximo Kirchner, con sus pedidos de una suma fija para asalariados, además de renegociar el acuerdo con el FMI, a metros del despacho presidencial.
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