Acevedo rearma su vida lejos de la política
Se refugió en Pico Truncado, da clases en un secundario y quiere volver a ejercer como abogado; de Kirchner prefiere no hablar
PICO TRUNCADO, Santa Cruz.- La escultura gigante de un dinosaurio realizada con desechos de petroleras corta el horizonte. En el cielo oscuro y cargado, el agua amaga con caer sobre la estepa. Son las 6 de la tarde. Un hombre de jogging gris y campera roja apura el paso en una rutina aeróbica: es Sergio Acevedo, el hombre que hace 10 días pateó el tablero kirchnerista, renunció a la gobernación de Santa Cruz y se fue en silencio.
"Estoy bien, dando clases y estudiando, pero todavía no voy a hablar", afirma a LA NACION, sin abandonar el ritmo de caminata por el cordón forestal. Aún no se escuchó su versión sobre la renuncia. A Pico Truncado -700 km al norte de Río Gallegos- Acevedo llegó a los 8 años, desde Lago Posadas, un pueblito cordillerano donde sus padres eran maestros. Desde aquí se lanzó a la arena política, que dejó el 15 de marzo de manera abrupta.
Tres días después regresó a una ciudad en la que no vivía desde hacía un decenio, pero en la que todos lo tratan con cariño. "Hoy no vino por acá", afirma un quiosquero. "Sí, todos los días pasa por un cafecito", asegura la chica del bar de una estación de servicio céntrica. "¿No lo vieron?, recién salió de acá", comenta la portera del municipio. Acá se respeta el silencio que él se impuso y en la calle se acercan a saludarlo, a la mayoría él los trata por su nombre. Los mas chicos le dicen "Acevedo", a secas; para los mas grandes es "Sergio".
Acevedo volvió, en busca de sus raíces, tal vez en una revisión de los últimos 25 años dedicados a la política. Así lo dejó entrever en la charla informal con LA NACION al término de la caminata. Pero la consigna era clara, de su renuncia no se hablaría.
"En los 80, Pico Truncado era un campamento petrolero, la mejor vida la tenían los que estaban en YPF; los demás quedábamos afuera. Y trabajamos en transformar eso, desde el municipio, con la comunidad", afirma Acevedo. Y recuerda que de las 3000 hectáreas de ejido urbano, 1600 estaban en manos de YPF: "Inventamos un impuesto y logramos una recaudación para el municipio. Fue el único municipio que no dependió del presupuesto provincial".
Y cuenta con detalle cómo la empresa constructora municipal asfaltó calles, construyó un natatorio -hoy van 600 pibes por 7 pesos al mes-, un gimnasio, el lujoso cine para 400 personas, la central telefónica digital...
La riqueza santacruceña
El "nosotros" de Acevedo se extiende hasta el presente: después de sus dos intendencias, quienes siguieron al frente del municipio fueron hombres formados con su impronta.
"En Pico Truncado nadie se enriqueció con la política, ¿quieren ir a ver dónde viven los funcionarios, dónde vive el intendente? -pregunta-. Hay cosas que no se dicen, pero lo que pasa es que en Santa Cruz la dirigencia política sólo se planteó el reparto del presupuesto y no el desarrollo."
En los dos años que duró su gestión como gobernador, sus acciones estuvieron orientadas al desarrollo de las energías renovables, el proyecto de dos grandes represas que generarían 5000 megavatios de potencia, la instalación de Aluar y el desarrollo productivo.
En este hombre, de andar aplomado y hablar bajo, "la procesión va por dentro". Se lo nota aliviado, reflexivo.
Un tema lo desvela: la causa por el crimen del policía Jorge Sayago, ocurrido el 7 de febrero. "Que se determinen las responsabilidades, que se sepa quiénes fueron", afirma, escueto.
Cuando hablar del futuro asegura que se debería dedicar atención a las áreas petroleras y al uso de los recursos. "A mitad de siglo, la demanda de agua en el mundo será superior a los recursos", reflexiona.
Hombres de su entorno aseguran que el poder que tenía en la provincia "era prestado" y que tarde o temprano la relación con el presidente Néstor Kirchner podía sufrir un cortocircuito que acelerara su partida.
Pero nadie se esperaba que ocurriera tan pronto. Y si bien de su futuro político no habla, es su futuro laboral sobre el que ahora está decidiendo: "Con dar clases no me alcanza para vivir, estoy evaluando algunas propuestas, pero debo ser muy cuidadoso, seguramente volveré a la abogacía, pero estoy definiendo cómo lo haré". Con poco se arregla para vivir, dice.
Hasta que termine de arreglar una casa pequeña ubicada en un barrio de Truncado, vive en un departamento de dos ambientes de un amigo y se traslada a pie. Parece impensable en un hombre que manejó una provincia con un presupuesto de 2000 millones de pesos y con más de 500 millones de dólares de recursos extraordinarios.
Sin embargo, el sábado pasado, cuando regresó a Pico Truncado, lo hizo en la camioneta de su amigo, el diputado provincial Jorge González. No sabía que unas 2000 personas lo esperaban con banderas en las calles.
No es más gobernador ni intendente ni diputado provincial o nacional ni vicegobernador ni jefe de la SIDE. No sale más en las fotos con Kirchner.
-¿No le aburre su nueva vida?
-No, tengo muchas cosas que hacer aquí: proyectos con los estudiantes, cosas para hacer. Estaré bien, sólo hay que adaptarse.
Son las 10 de la noche y quien fue uno de los hombres más influyentes de Santa Cruz entra en la sede de un club social. Lo esperan los amigos de siempre, tallarines y truco.
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