Aborto: "Sin Cristina no se puede aprobar la ley", dice la Rosada, pero ella no da señales
"Sin Cristina no podemos, con Cristina es posible". La frase ilustra la expectativa que tiene puesta la Casa Rosada en la vicepresidenta para que prospere el proyecto de legalización del aborto. El Gobierno espera que, llegado el momento, la exmandataria intervenga activamente para alcanzar a una mayoría en la Cámara alta, donde por ahora se contabilizan más votos en contra que a favor.
"Cristina va a tener un rol muy importante cuando el proyecto llegue al Senado y creemos que va a jugar, aunque no necesariamente se vea hacia afuera", confió una importante fuente oficial con acceso directo al presidente Alberto Fernández, que aseguró que la vicepresidenta siempre estuvo al tanto de que la presentación de la iniciativa se haría este año.
La actitud que tendrá Cristina Kirchner frente al debate del aborto –que llegaría al Senado el año próximo– es, sin embargo, un interrogante. "El proyecto recién fue presentado y no entró a rodar todavía, falta mucho", advirtieron a LA NACION desde el Instituto Patria. Y fueron muy claros respecto a la posibilidad que tendrá la autoridad política para torcer voluntades: "En este tipo de leyes no hay disciplina partidaria, depende de decisiones individuales. Ninguna persona, tenga más o menos poder, está en condiciones de dar vuelta a dos o tres senadores en un tema como este".
La vicepresidenta contó ella misma, en el debate de 2018, que cambió su postura personal respecto al aborto. Relató que siempre había estado en contra de la legalización y que incluso lo conversó con la Iglesia, pero que cambió de postura a partir de la experiencia de su hija, Florencia, entre otros factores.
Los legisladores verdes de Juntos por el Cambio –que están dispuestos a militar el proyecto de Fernández– tienen serias dudas sobre el compromiso que mostrará la vicepresidenta para que salga el proyecto. Los desconcertaron las declaraciones del jefe de la bancada del oficialismo en el Senado, José Mayans, que fustigó al proyecto y al Gobierno por presentarlo. "Mayans siempre fue fundamentalista en contra, es una postura muy personal", retrucaban ayer en la Casa Rosada.
El proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo tiene el sello de Fernández y la pluma de la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra. La apuesta de máxima del Gobierno es poder ordenar políticamente a los legisladores oficialistas menos intransigentes. Sin votar a favor, podrían ausentarse o abstenerse para cumplir con la voluntad de Fernández. Más allá del optimismo, reconocen también que –por las características del proyecto– la política no necesariamente podrá ordenar a los propios.
Un colaborador estrecho del Presidente advirtió ayer que todavía es muy pronto para pensar en el Senado. "Nosotros cumplimos con nuestra promesa de campaña, que era enviar el proyecto. Obviamente queremos que se sancione, pero es paso a paso. Primero hace falta que salga en Diputados", dijo.
Por lo pronto, el Presidente y su vice no conversan desde hace varias semanas, ni de este ni de otros temas. No hablan por lo menos desde de la carta política que publicó la expresidenta, confiaron portavoces oficiales a LA NACION.
Factor Massa
En Diputados, Sergio Massa se ocupó de dar gestos de neutralidad. Pero la Casa Rosada confía en que, si hay que pelear voto a voto, colaborará con el proyecto del Presidente.
El líder del Frente Renovador estaba en el llano cuando se debatió la legalización del aborto en 2018. En aquel momento, le dio libertad de acción a su bloque, que votó dividido. Pero él nunca se pronunció. En las semanas previas a que Fernández remitiera su proyecto, Massa intentó dar hacia afuera gestos de imparcialidad. Recibió a diputadas celestes junto a representantes de organizaciones antiabortistas nucleadas en la Mesa de Enlace Pro Vida. También se reunió a la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito junto a legisladoras pro-legalización. En esa reunión estuvo su esposa, Malena Galmarini, que está "pintada" de verde. Parece difícil que Massa persista sin pronunciarse a lo largo de un debate que va a atravesar a toda la política.
En la Casa Rosada ayer destacaban que también Máximo Kirchner viene mostrando "mayor compromiso". En la oposición creen que La Cámpora buscará capitalizar simbólicamente la bandera del aborto legal.
Lo que si ya se activó fue una línea directa entre la Casa Rosada y los diputados y senadores de Juntos por el Cambio que están más involucrados con la campaña verde. Diputadas como Silvia Lospenatto y Brenda Austin y senadores como Martín Lousteau ya tuvieron algún tipo de contacto con Vilma Ibarra y con la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, confiaron fuentes oficiales.
"No están los votos todavía, pero es posible. La mayor derrota era no presentarlo", señalaban ayer en la Casa Rosada.
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