A Schiaretti le apareció un crítico impensado a las restricciones: la Iglesia
CÓRDOBA.- Al gobernador cordobés Juan Schiaretti le surgió el opositor menos pensado a las nuevas restricciones a la movilidad que dispuso desde esta semana: la Iglesia. Es que entre las actividades suspendidas hasta el próximo 26 están las celebraciones de culto. En un comunicado publicado a través de las redes y en el portal institucional, el obispadosostuvo que no acompañará las medidas, que estima "exageradas y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada".
Hasta ahora la Iglesia nunca había señalado públicamente discrepancias con las decisiones del Gobierno de Córdoba –con el que además tiene buen diálogo- respecto de la pandemia y la cuarentena, incluso avaló la investigación judicial que terminó con la imputación del cura párroco de Justiniano Posse que sugirió no usar barbijos en una ceremonia donde se produjo un brote de Covid-19.
Ahora, en el comunicado que lleva las firmas del arzobispo Carlos Ñañez y de los obispos auxiliares Pedro Torres y Ricardo Seirutti, señala: "A lo largo de todo este difícil tiempo, hemos podido constatar que en nuestros templos católicos se han observado y se observan cuidadosamente los protocolos aprobados por la correspondiente autoridad".
Agrega que en los centros religiosos, "sacerdotes, laicos y consagrados han colaborado con la acción estatal en las obras de asistencia alimentaria y sanitaria, observando también los protocolos".
"Ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a las autoridades provinciales manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada", enfatiza el texto.
En esa línea señala que "para una salud cuidada, todos los aspectos de nosotros mismos deben estar equilibrados. Mente, cuerpo y espíritu tienen que estar en armonía unos con otros. No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual. Así nos lo enseña la buena ciencia, a lo que se agrega la experiencia de la situación que estamos padeciendo desde marzo".
Concluye: "Albergamos la esperanza que nuestra autoridades puedan comprender esta necesidad vital y posibilitar también la atención de la salud espiritual de los ciudadanos".
En julio, cuando mediaba la cuarentena, Ñáñez en una homilía afirmó que la Argentina sufre "un virus tan o más grave que el coronavirus: el virus de la corrupción". Obispo de perfil bajo, lleva 21 años en la provincia, suele trascender por mensajes claros y contundentes en sus homilías, pero no es un hombre de medios ni de declaraciones periodísticas.
"La corrupción hace llamar bien al mal y mal al bien, animando al que cede a ese vicio a obrar en consecuencia. El profeta Isaías ya denunciaba este mismo mal en el antiguo Israel. ¡Por tanto no somos originales!", dijo en su mensaje del penúltimo domingo de julio.
A fines del año pasado, cuando Alberto Fernández y Mauricio Macri compartieron una misa, Ñañez expresó que se trataba de un "gesto muy importante". Con Schiaretti mantiene una buena relación, de diálogo. Torres, uno de sus hombres de confianza, suele actuar como mediador en conflictos sociales, pero siempre sin estridencias.
Con el papa Francisco, Ñañez se conoce desde inicios de los '90. En su círculo cercano aseguran que "habla más con Santa Marta de lo que se cree o supone; el Papa no necesita voceros ni nadie que diga cuándo y porqué conversa con él".
Reclamo en Mendoza
Los sacerdotes de la arquidiócesis de Mendoza también cuestionaron la decisión del gobernador Rodolfo Suárez, que dispuso restricciones para las celebraciones religiosas.
Avalados por el arzobispo Marcelo Colombo, piden en una declaración del Consejo Presbiteral que se restituya "el derecho al culto público, consagrado por la Constitución nacional" y expresan su "desacuerdo con las decisiones tomadas por el señor gobernador, que nos obliga a suspender las celebraciones religiosas públicas y comunitarias, de acuerdo al protocolo que veníamos cumpliendo y que había sido oportunamente aprobado".
El clero de Mendoza afirma, además, que "la salud integral de las personas requiere una armonía entre cuerpo, mente y espíritu (entre lo sanitario, lo económico, lo social y lo espiritual), sin negar ninguno o solo reducir todo a una dimensión" y transmiten su compromiso en "continuar observando rigurosamente los protocolos sanitarios dispuestos, como lo hemos hecho durante este tiempo de pandemia".
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