A favor o en contra de la Ley Bases: quiénes fueron los protagonistas de una sesión plagada de obstáculos para el Gobierno
En un escenario de empate, cinco senadores, dos emisarios de la Casa Rosada y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, protagonizaron una agónica jornada parlamentaria para el oficialismo
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A lo largo de esta tarde, se terminaron de ordenar en el Senado las piezas de un complejo engranaje de alianzas, desacuerdos, desconfianzas y anhelos personales. Los legisladores en duda fijaron su posición sobre la Ley Bases y el paquete fiscal y, con ello, desencadenaron un escenario de empate que monopolizó el humor político de la sesión.
La falta de garantías puso contra las cuerdas al Gobierno y lo obligó a conceder nuevas modificaciones en los proyectos impulsados por el Poder Ejecutivo. La necesidad de la administración libertaria de exponer gobernabilidad para tranquilizar a los mercados debilitó su posición frente a la oposición dialoguista, cansada de los ataques directos del Presidente.
A pesar de su fragilidad política, los libertarios pudieron hilvanar pequeñas conquistas que despejaron la posibilidad de otorgarle a Javier Milei la aprobación en general de la Ley Bases al final del día. Este proceso no estuvo exento de contratiempos que el oficialismo debió sortear de la mano de sus aliados. Fueron parte de este enrevesado panorama cinco senadores, dos emisarios de la Casa Rosada y la vicepresidenta Victoria Villarruel.
El primer triunfo de la jornada parlamentaria fue la obtención del quorum para iniciar la discusión en mayoría. Con lo justo, el oficialismo logró reunir 37 voluntades con el aporte de Pro, la UCR y el peronismo no kirchnerista. Fue decisivo el radical Martín Lousteau, quien si bien adelantó su rechazo a las propuestas del Gobierno, decidió aportar el número para sesionar. “Mañana voy a estar en la banca sesionando porque debemos discutir leyes que son muy importantes para el futuro de los argentinos”, adelantó en su cuenta de X. Durante su discurso, no obstante, ratificó su posición, criticó el dictamen del oficialismo y sentenció: “Hay muchas cosas por corregir”.
El segundo hito, en tanto, lo protagonizó otro radical: el bonaerense Maximiliano Abad. Aseguró a LA NACION que acompañaría las leyes e instaló un escenario de empate, un panorama que ya se vislumbraba favorable al oficialismo. La última palabra la tendría Villarruel o el presidente provisional de la Cámara alta, Bartolomé Abdala. El correligionario jugó al silencio hasta el final y reveló su posición durante la sesión. Esto le otorgó una bocanada de aire al Poder Ejecutivo, ansioso de poder festejar un primer triunfo legislativo.
Para afianzar estos últimos consensos, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo, María Ibarzábal Murphy, debieron afinar el lápiz. Con concesiones de último momento a la oposición -como la exclusión de Aerolíneas Argentinas, el Correo y Radio y Televisión Argentina de las privatizaciones-, sofocaron nuevos focos de rebeldía que amenazaban con arrebatarle al Gobierno las facultades delegadas, corazón de la iniciativa. Desde temprano, siguieron de cerca el inicio de la sesión desde uno de los palcos principales del recinto.
Los dos santacruceños aliados del gobernador Claudio Vidal, Natalia Gadano y José Carambia, fueron un enigma casi toda la tarde. Adelantaron su rechazo en las vísperas de la sesión, al condicionar su voto a la aprobación del paquete fiscal y la reforma previsional, pero no aparecieron por el recinto durante el debate. Esto alimentó las especulaciones de su posible faltazo, que allanaría la sanción de los proyectos sin la necesidad de que el Gobierno sufra el estrés de un desempate. Sin embargo, la dupla despejó este interrogante y ratificó el escenario de paridad: “Vamos a bajar a votar cuando sea la hora”, indicaron a LA NACION al promediar la tarde.
La vicepresidenta supo manejar los hilos de la discusión en el hemiciclo y recondujo la sesión cuando parecía que el kirchnerismo ganaba la pulseada para ir a un cuarto intermedio. “Esa moción de orden no existe”, dictaminó Villarruel al senador Eduardo “Wado” De Pedro (UxP), quien la cruzó inmediatamente desde su banca y utilizó como argumento a su favor la luz verde que Abdala ya le había otorgado para avanzar. “Si usted quiere retirarse puede hacerlo libremente, pero la sesión va a continuar como corresponde, nadie se los impide”, señaló la titular del cuerpo. Frente a la posibilidad cierta de un empate, la Casa Rosada decidió postergar el viaje de Milei para dejarla a Villarruel con la última palabra y evitar un traspié del presidente provisional del Senado, que pudiera resultar fatal para los libertarios.
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