A 29 años del ataque a la AMIA: luego de que congelaran sus bienes por millones, un empresario libanés prófugo quiere declarar por el atentado
Es Hussein Mounir Mouzannar, que huyó a El Líbano; lo acusan de ayudar con papeles al grupo de Hezbollah que voló la mutual; posee campos en Paraguay y Brasil, bienes millonario y hasta un shooping
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A 29 años del atentado terrorista contra la AMIA, por el que murieron 85 personas, un empresario de nacionalidad libanesa y paraguaya, que está prófugo en El Líbano acusado de ayudar al grupo operativo que voló la mutual judía, quiere presentarse a declarar ante la Justicia argentina, que congeló sus bienes por millones de dólares.
Se trata de Hussein Mounir Mouzannar, quien se fue a El Líbano el 15 de junio pasado apenas el juez Daniel Rafecas pidió su captura junto con las de Alí Hussein Abdallah, Abdallah Salman, conocido como José El Reda, y Farouk Abdul Hay Omairi.
Todos habitan en la Triple Frontera entre la Argentina, Paraguay y Brasil y están acusados de proveer certificados de trabajo, domicilios o asistencia a los integrantes del grupo operativo que llegó al país en 1994 para detonar la camioneta Traffic en la sede de la AMIA, dejando 85 muertes y más de 300 heridos.
Hussein Mounir Mouzannar designó al abogado Andrés Gramajo y “solicitó prestar declaración en la causa”. En un escrito hizo saber que se encuentra a disposición de la justicia argentina y que es su intención defenderse de la imputación, dijeron a LA NACION allegados al empresario.
A pedido del fiscal federal de la Unidad Amia, Sebastián Basso, la justicia de Paraguay y de Brasil congeló decenas de millones de dólares en campos, acciones, empresas, propiedades, locales y hasta un shopping center que pertenecen a estos cuatro nuevos sospechosos que tienen un pedido de captura internacional de Interpol.
Para recordar a las víctimas del atentado se realizará mañana un acto en la sede de la AMIA, en Pasteur 666, a las 9.53, hora precisa en que voló el edificio. Por su parte, la organización Memoria Activa realizará un acto en la Plaza Lavalle.
Los nombres de los cuatro nuevos sospechosos fueron publicados a pedido de la justicia argentina en la lista del Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de Terrorismo y su Financiamiento (RePET), que permite congelar sus bienes,
De todos los nuevos acusados, el más influyente es Mounir Mouzannar, un próspero empresario libanés afincado en Ciudad del Este, dueño de millones de dólares, uno de los principales shopping center de esa ciudad, campos en Brasil y Paraguay, cuentas bancarias, sociedades y acciones. Se cree que tiene más de 50 propiedades y empresas, entre ellas la paraguaya Agroganadera Santa Felicidad.
El fiscal Basso pidió la captura de estos libaneses y formalizó ante Rafecas el pedido para congelar los fondos, lo que motivó la actuación de jueces paraguayos y brasileños que congelaron los bienes. A partir de aquí se iniciará un trámite en busca de su decomiso.
El mismo día en que trascendió que Rafecas firmó la orden de captura internacional contra Mounir Mouzannar, el libanés con documentación paraguaya salió de su país. Viajó a Brasil y desde San Pablo tomó un avión con escala en Doha y arribó a El Líbano, país con el que no hay tratado de extradición.
En ese proceso, Mounir Mouzannar, buscó un abogado en la Argentina para que lo representara. A través de un conocido suyo, un hombre de negocios libanés, acudió al abogado Andrés Gramajo y solicitó prestar declaración en la causa.
Presentó un escrito en el señala que está a disposición de la justicia argentina y que su intención es “defenderse de semejante imputación”, dijeron a LA NACION fuentes cercanas a su defensa. Para acreditar la designación de su abogado se están haciendo trámites de legalización en El Líbano.
Mientras, existe un problema procesal. Para estar a derecho el empresario debe presentarse ante la Justicia, lo que lo expone a quedar detenido, o plantear su eximición de prisión, cuestión que requiere que tenga abogado designado. “No hay diálogo si no está a derecho, lo que le impide defenderse”, se quejan cerca del empresario.
Con respecto al resto de los acusados con pedido de captura internacional, residirían en la Triple Frontera y no habrían huido de esa zona. Es particular la situación de Abdallah Salman, conocido como José El Reda. Con pedido de captura por el atentado contra la embajada de Israel desde hace mas de 10 años, este hombre había estado viviendo hasta el año pasado en Paraguay, bajo la identidad de Abdallah Salman, sin que nadie lo detenga. La difusión de las nuevas ordenes de captura activó información que estaba siendo requerida y cuyo envío estaba demorado.
Los nuevos sospechosos por el atentado a la AMIA están acusados de ser integrantes de un grupo “criminal y parte de una organización militar” que funciona como brazo armado del Hezbollah. Los cuatro libaneses fueron señalados por facilitar documentos, pasaportes y apoyo logístico para que el grupo operativo que ingresó a la Argentina pudiera volar la entidad mutual judía el 18 de julio de 1994.
El fiscal Basso viene realizando esta parte de la investigación continuación de la iniciada por el fiscal Alberto Nisman. Viajó a la Triple Frontera, tomó declaraciones en el exterior y en la Argentina, recabó causas judiciales y documentos de Brasil, Paraguay, Colombia, Chile y países de África. Sus averiguaciones, la declaración de nuevos testigos y el intercambio de información con servicios extranjeros le permitieron reunir estas evidencias sobre colaboración que prestó cada uno al ataque.
Según un dictamen presentado en diciembre pasado, donde el fiscal pidió por primera vez estas capturas, a Mounir Mouzannar lo acusa de permitir que Salman Raouf Salman (Salman El Reda), uno de los agentes operativos que cometió el atentado, pudiera acceder “de manera delictiva” a la nacionalidad paraguaya y de esa forma lograr una nueva identidad falsa “que le facilitara su desplazamiento sigiloso y oculto de las autoridades por diferentes países de Latinoamérica”.
Dijo el fiscal que “facilitó a Salman Raouf Salman un certificado de empleo del 31 de julio de 1993, que acreditaba que vendía artículos electrónicos en un comercio de la Galería Jebai Center, de Ciudad del Este, en Paraguay, que pertenece a Hussein Mounir Mouzannar”. Uno de los requisitos para obtener la nacionalidad paraguaya es tener “un oficio lícito”. A Salman Raouf Salman nunca nadie lo vio desempeñar oficio alguno, por lo que la fiscalía concluyó que “su actividad principal está dada por sus labores vinculadas a la organización armada y clandestina a la cual pertenece hasta el día de la fecha. Así, con la pantalla del trabajo en la casa de electrónica, consiguió el papel que precisaba. Mounir Mouzannar es dueño de “Casa Florensa” y certificó que el agente operativo libanés trabajaba allí. Estados Unidos ofreció siete millones de dólares de recompensa por Salman El Reda.
Con respecto a Alí Hussein Abdallah, el fiscal lo acusó de permitir que Salman Raouf Salman tuviera un domicilio válido en Ciudad del Este, Paraguay, y de esa manera, cumplir con otro de los requisitos indispensables para acceder a la nacionalidad paraguaya. Así obtuvo una identidad falsa que le permitió viajar sin ser descubierto. Le facilitó a Salman Raouf Salman la dirección del edificio Progreso de Monseñor Rodríguez y Pampliega, 6to piso, departamento C, de Ciudad del Este. Abdallah era dueño de dos unidades en ese piso. Abdallah fue investigado por la justicia chilena de Iquique por actividades terroristas. El caso fue archivado, pero allí hay un informe de los servicios de inteligencia chilenos que lo identifican como integrante de un grupo fundamentalista islámico asentado en Ciudad del Este y ramificado en Brasil. Se lo coloca en el segundo lugar en la cadena de mando y lo nombran como Alí Abdallah (Alí Tawil), “El Alto”.
Con respecto a Abdallah Salman (José El Reda), lo acusó de instalarse en la Triple Frontera para preparar la ejecución del atentado -en compañía de su hermano Salman Raouf Salman-. “Claramente, Abdallah Salman fue un eslabón de la organización Hezbollah en la región” y para el fiscal Basso manejaba llamativas cantidades de dinero sin que se conocieran actividades lícitas que lo generaran, así como también quién se encargaba de introducir en el mercado los dólares falsos que provenían de agrupaciones terroristas, que posteriormente serían utilizados para el financiamiento de actividades al margen de la ley. Salman no residía en Ciudad del Este, Paraguay, sino en Foz de Iguazú, Brasil, y su domicilio allí era Manoel Rodrigues Filho 41, apartamento 501. Esa dirección figura en el acta de nacimiento de su hija. Luego se mudó a la calle Sergipe 67, también de Foz de Iguazú. En Ciudad del Este habitó en la vivienda que le facilitó Alí Hussein Abdallah. Desde sus teléfonos se comunicaba con otros sospechosos.
Uno de estos sospechosos, Abdallah Salman (José El Reda) fue detenido en 1992 y procesado por la justicia federal de Rosario por habérsele secuestrado una importante cantidad de dólares falsificados conocidos como “superdollars”, por su alta calidad, junto con otra documentación. Los llamados “superdollars” eran emitidos por la República Islámica de Irán y distribuidos por el Hezbollah. Eran tan buenos que Estados Unidos los dio por auténticos, hasta que descubrió el fraude, informó el Servicio Secreto norteamericano. La Corte Suprema destacó en la causa por la voladura de la Embajada de Israel que con este tipo de dólares falsificados se financiarían actividades terroristas. La Corte pidió la captura de José El Reda.
Para la fiscalía no quedan dudas sobre la mecánica del atentado y acerca de que las pruebas conducen directamente a la división armada y clandestina de la organización de origen libanés Hezbollah, por directivas y con financiamiento de quienes por entonces se encontraban a cargo del Gobierno de Irán. Entre ellos, Imad Fayez Moughnieh (a cargo del Servicio Exterior de la agrupación terrorista libanesa) y a Salman Raouf Salman (Samuel Salman El Reda), miembro activo de la organización). Imad Moughnieh, muerto por el Mosad en 2008, coordinó los aspectos operativos del hecho y fue quien tuvo a su cargo la conformación del grupo operativo que llevó adelante la operación.
Con relación a Farouk Abdul Hay Omairi, dijo el fiscal que su cooperación se dio como propietario de agencias de turismo, “desde donde facilitaba los trámites de ciudadanía y documentación a todas las personas de origen árabe -entre quienes se encontraría muy posiblemente Salman Raouf Salman- que llegaban a la zona de la Triple Frontera sin reunir los requisitos necesarios para asentarse en la región”. Omairi les proveía documentos para lograr una identidad falsa y “facilitar el desplazamiento sigiloso y oculto ante las autoridades”. Sus vínculos con el Hezbollah se remontan al África. El 18 de agosto de 1988 fue detenido en Abdijan, Costa de Marfil, el terrorista libanés perteneciente a la organización Hezbollah, Mohammed Adel Taki. En su poder tenía 70 kilos de explosivos, detonadores, granadas, armas portátiles y un lanza cohetes que estaban a punto de ser embarcados a Francia. Entre las anotaciones de su agenda figuraba el nombre de Farouk Omairi, el teléfono 0455 733429, el domicilio de Av. Brasil 421, Foz de Iguazú, y la inscripción “buen hermano”, en clara referencia a su condición de miembro activo del Hezbollah a quien podían recurrir. Desde su “Agencia Piloto Turismo” se hicieron llamadas a otros sospechosos.
Samuel El Reda fue quien coordinó la llegada y la partida del grupo operativo encargado de ejecutar la fase final del atentado a la AMIA, así como las operaciones de logística y otras actividades. Salman era un agente operativo en el exterior del Hezbollah libanés, que en la época de los atentados terroristas residía indistintamente en la Triple Frontera (Ciudad del Este en Paraguay, Foz de Iguazú en Brasil, vecinas de Puerto Iguazú en la Misiones). Su tarea era realizar las comunicaciones telefónicas para transmitir información indispensable para la ejecución del hecho y cumplió una función de coordinación en la llegada y la partida, las operaciones de logística y las demás actividades desplegadas por el grupo operativo que voló la mutual judía. Eso incluía las comunicaciones con los restantes agentes que, como él, actuaron a nivel local, así como con quien participaba desde la zona de la Triple Frontera mediante un celular a nombre de André Marques.
El fiscal Basso dijo que el Hezbollah decidió instalarse en la Triple Frontera como organización armada y criminal para atacar blancos de Israel. Y que no solo contó con agentes que colocaban explosivos, sino que tenía agentes operativos que daban apoyo logístico a sus tareas. El fiscal Basso los denomina cooperadores de la organización instalados desde años en esos lugares.
Los hermanos El Reda (Abdallah -José- y Salman) aparecen en Latinoamérica en los ‘80, en la ciudad de Maicao, Colombia, y, mediante la falsificación de las partidas de nacimiento obtuvieron los documentos de ese país. Salman El Reda tenía ciudadanía colombiana, hoy cancelada. Abdallah está registrado en los archivos de la notaría única de la Isla de San Andrés, Folio 98, Tomo 70, con un documento base para el trámite de la cédula de ciudadanía, pero el registro no se corresponde con ese nombre. Cuando Abdallah fue detenido en Rosario con “superdollars”, el 23 de noviembre de 1991, fue Salman El Reda quien, tres días después, pagó su fianza y le permitió recuperar la libertad. Al ser detenido, Abdallah se alojaba bajo el nombre de Manuel Gutiérrez y se le secuestraron US$30.000 dólares falsos.
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