La modelo y conductora nos mostró su faceta de empresaria, mamá y hermana; sobre el conflicto de pareja entre Wanda y Mauro Icardi dijo: “Me recontra angustian esas cosas”; no dudó en acompañar y habló de lo que aprendió de esa crisis
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Zaira Nara nos invitó a su casa bien temprano, ya que diciembre la tiene a full. “¿Desayunamos”?, propuso la modelo y conductora. Todos los eventos que no se habían hecho, más la conducción en Flor de equipo por Telefe como suplente de Flor Peña, nuevos lanzamientos de su marca Zaira Beauty y hasta el de una cápsula de ropa deportiva. Y tuvimos tiempo para hablar de todo: de su faceta empresaria, su maternidad, y su relación con su hermana Wanda.... esto último no podía faltar y nos contó cómo la acompañó 24/7 a distancia en la pelea por infidelidad con Mauro Icardi, que también tuvo a la China Suárez como protagonista.
“A mí me recontra angustian esas cosas. Me angustia por mi familia, por la familia de mi hermana, por la familia de la China también”, reconoció en un momento de la conversación. “No me gusta pelear, no tengo enemigas en el ambiente”.
Sin embargo, cuando estalló el #Wandagate no dudó en acompañar. “No hubo distancia. A las 5 am me levantaba porque Viggo [su segundo hijo] me llamaba y ya tenía un mensaje de mi hermana”, nos contó. “Si mi hermana me llama 200 veces en un día porque le está pasando algo, yo estoy”. La contención de su parte fue total en medio del escándalo.
Cuando le preguntamos si saca algo positivo de la experiencia de acompañar a Wanda respondió: “Sí, reconfirmé que con mi hermana somos almas gemelas”. Y agregó, en otro tramo de la conversación: “Me di cuenta de lo valiosa que soy en su vida y de lo valiosa que es ella en la mía. Después, cada una... La acompaño y la respeto en lo que ella es y cómo ella es o cómo resuelve.
- ¿Qué te conecta con las cosas que te hacen bien?
- Increíblemente, este tiempo de pandemia en el que pude bajar un cambio y vivir una vida más de campo, menos conectada fue un regalo. La pausa me enseñó el valor del disfrute.
- De a poco volvemos a la “vieja normalidad” y vos ya estás a full, con muchos proyectos: ¿Lo extrañabas o hay algo de la nueva Zaira que querés que se quede?
- Me pasa que me adapto muy fácil a las cosas. Me adapté muy bien a la tranquilidad y también cuando se activa digo: “¡Ah, no, cierto que me encantaba estar a full!”. Pero me acostumbré mucho a estar con los chicos y hacer la seguidilla de llevar a Mali al colegio, dormir la siesta con Viggo. Me gusta ser yo quien le da la mano a través de la cuna para que se duerma o, cuando se despierte, estar ahí. Me voy poniendo esa exigencia sin darme cuenta y, cuando no puedo estar, me lleno de culpa.
- Para 2022, ¿planificás eso o ya no tanto?
- Siento que tengo muchas ganas de hacer tele, pero en un proyecto que tenga un principio y un final, de capítulos, de grabar una temporada de algo, de entrevistas o de lo que sea o de hacer algo una vez por semana. Cuando yo hago algo, me gusta hacerlo al máximo y si estoy todos los días haciendo tele, siento que pierdo un montón de otras cosas.
Zaira, sobre la línea de maquillaje de Wanda: “No es que la asesoré, ¡sino que se los hago!”
- Hace 3 años y medio que lanzaste Zaira Beauty, no tiene local, ¿no?
- No, nuestros puntos de venta son más de 150 farmacias en todo el país, pero lo más fuerte hoy después de la pandemia es la venta online. Lo que también hace la web es que ya no es una campaña por temporada como antes, sino que ahora tenés que hacer y hacer, estás todo el tiempo reinventándote. Cada fecha tenés que mostrar algo.
- ¿Vos la asesoraste a Wanda con su marca de maquillajes?
- Ella tenía muchas ganas de hacer su línea de maquillaje y, la verdad, no es que la asesoré, ¡sino que se los hago! Es la misma empresa que hace las dos marcas, soy socia de la marca de Wanda.
- ¿Y por qué no la hicieron juntas?
- Porque mi marca ya estaba súper instalada y porque nos comunicamos con públicos distintos. Está todo recontra estudiado y de las consumidoras de Wanda Cosmetics y Zaira Beauty, hay un 10%, máximo, que consume las dos marcas. Después cada una tiene su marca. Así que mejor así, hay mercado para las dos.
- ¿Y de dónde viene el placer por los maquillajes?
- Creo que a casi todas las mujeres nos divierte el mundo de la belleza y por más que digan: “Yo no me maquillo y no le doy pelota”, algo tenés. Todas tenemos “algo” en nuestro neceser. Cuando era más chica, tuve por cinco años una marca de ropa con una amiga. La remamos un montón, tuvimos local en Palermo y yo encima hacía tele. Las colecciones, las pruebas, que esto, que lo otro, que la modista, los talleres; realmente era un mundo mucho más grande de lo que yo creía, me superaba y no estaba preparada. Con el rubro beauty me pasó que, además de estar muy acostumbrada a probar productos, a que me maquillaran, a saber lo que gusta, lo que se necesita, trabajo junto con mis socios, que conocen del negocio desde hace mucho más y es un placer poder hacerlo así, cada uno aportando lo suyo. El make up, además, es algo que no deja de venderse, ni en las crisis... Te ponés el labial rojo para que te levante el ánimo, para sentirte más linda. Además, si tenés que irte a comprar una campera para sentir que estrenaste algo, tenés que desembolsar una fortuna, y capaz que te comprás un labial y decís: “Me di ese gustito”.
- La belleza hoy es un tema difícil, ¿qué aprendiste de la revolución de las mujeres que están cansadas de estar perfectas?
- Yo acompaño siempre y una va aprendiendo todo el tiempo, pero mucho no cambió mi forma de pensar porque siempre pensé que una se tiene que sentir linda. Hablando del mundo beauty, sinceramente, me doy cuenta de que si me pongo un corrector de ojeras estoy mejor, me siento mejor, tengo otra actitud. Alguien me puede decir: “¡Ay!, pero sos linda a cara lavada” y hay otro que me ve en el supermercado y me dice: “Ah...”. Va en cada uno. Y ojo, a mí me gusta estar a cara lavada el tiempo que no estoy trabajando o que no tengo que ir a un evento o al hacer una cena con amigas o con quien sea. Pero me parece que, en el momento en que me pongo un corrector, un poco de rubor, una máscara de pestañas y un labial, tengo otra actitud. No me importa lo que diga el resto, yo realmente siento que me hace sentir mejor a mí. Es un poco lo que transmito. Con la ropa pasa lo mismo, esta campera te da esa adrenalina de decir: “¡Me queda linda!”. Va más allá del estereotipo de qué es ser linda o cuál es la belleza hegemónica. Cada una puede sentirse más linda. ¿Por qué lo haría?¿Por qué no? Porque tiene ganas. Siempre igual va a haber juicios para un lado y para el otro.
El escándalo que involucró a Wanda Nara y Mauro Icardi
- Es imposible no preguntarte por tu entorno y lo que pasó estos últimos meses. Vos intentás tener un perfil bajo, pero explota el #Wandagate y ¿cómo te impacta?
- A mí me recontra angustian esas cosas, para todos lados. Me angustia por mi familia, por la familia de mi hermana, por la familia de la China también. No me gusta pelear, no tengo enemigas en el ambiente.
- ¿Y cómo lo tramitaste?
- Me puse en el lugar que creo que me correspondía: el de acompañar y no el de protagonista. Acá realmente yo tenía que contener y no hacerme la víctima. Obvio que me afecta y me duele, pero no es mi tema. Traté de acompañar y, ahora que lo veo más alejado, no es que digo: “¡Ay, me chupa un huevo la prensa, que digan lo que quieran!”. Para mí no está bueno y hay cosas que, lamentablemente, me exceden. Si mi hermana me llama 200 veces en un día porque le está pasando algo, yo estoy. No es que le puedo decir: “No me llames más”, es mi hermana. Voy a estar para lo que sea siempre y hay momentos en que digo: “¡Ay, por Dios, que se termine esto!”, pero tengo que seguir estando, para apoyar, para acompañar.
- En ese rol, ¿sentís que pudiste contenerla aún a la distancia?
- Sí. No hubo distancia. Fue 24/7. A las 5 a. m. me levantaba porque Viggo me llamaba y ya tenía un mensaje de mi hermana.
- ¿Qué te quedó de esa experiencia? ¿Qué sacás de positivo?
- ¡Wow! ¡Qué difícil! No es algo que tenga que validar, pero sí reconfirmé que con mi hermana somos almas gemelas.
- Ella dijo lo mismo.
- Ah, ¿sí? Podemos tener distintas reacciones, distintas formas de encarar algunas cosas, pero si a mí me pasa algo, la llamo a ella. A ella le pasa algo y a la primera que llama es a mí. Eso para mi mamá es un orgullo enorme. Me di cuenta de lo valiosa que soy en su vida y de lo valiosa que es ella en la mía. Después, cada una... No me voy a enojar. La acompaño y la respeto en lo que ella es y cómo ella es o cómo resuelve.
- Vos sos más racional, quizás, y ella es más impulsiva...
- Ella es ella. Tampoco puedo obligarla porque sé que si ella no hace lo que siente, estaría traicionándose. La aconsejo en la medida en que sé que puedo o cuando ella me dice: “Si me preguntan esto, ¿qué digo?”.
- ¿Hubo charlita de hermanas previa a la entrevista con Susana?
- ¡Obvioooo!
Zara Nara y su angustia por quienes se van del país
- ¿Cómo vivís esto que pasa en la Argentina, que cada vez más los hermanos se van a vivir afuera y hay que adaptarse a la distancia?
- Hermanos y amigos..., ¡tengo una angustia terrible! Mi mejor amiga, compañera del colegio, madrina de mi hijo más chiquito, me dijo: “Me quiero ir a vivir afuera”, y digo: “¡Basta!”. “No, Zai, te lo estoy diciendo en serio”. Es re difícil, un montón de amigos en este último año y medio, con familia y todo, se fueron a vivir afuera.
- ¿Nunca fue para vos un plan? Más teniendo a Wanda afuera.
No. Obviamente llegué a París y dije: “¡Qué lindo esto! ¿Por qué no sé hablar francés?”. De hecho, hasta me contactó una agencia de allá, pero me daría mucha fiaca empezar de cero...
- ¿A Jakob también le pasa eso? Tiene familia afuera...
- Él es austríaco en realidad, pero ama y se siente argentino porque vino a los cuatro o cinco años. Ahora tiene 41, así que toda su vida fue acá. Sus amigos son de acá y es más argentino que cualquier otro argentino: desde la forma de vestirse hasta la forma de vivir, el estilo de vida que le gusta tener. Nos pasa un poco lo mismo, ya tenemos nuestra cuota de irnos de la ciudad por todos los meses que nos toca estar en el sur. Pero no estoy preparada para decir: “Agarremos una valija cada uno y nos vamos a vivir afuera”. Me dan ganas de seguir acá. Seguir remando, luchando y cumpliendo mis sueños en Argentina, que es lo que me gusta. Sí me encantaría que mi marca se fuera a otros lugares y que mi base sea acá, pero poder viajar y tener una reunión en Madrid o Nueva York.
- ¿En qué momento sentís que estás con Jakob a nivel pareja después de todo lo que pasaron?
- Muy bien. Somos recompañeros. Por eso a mí esta época del año, cuando él empieza a viajar, me cuesta un montón, porque a mí me gusta viajar con él, poner las sillitas en el auto, cargar los perros, valijas, cosas, monturas e irnos juntos. Ahora que yo estoy más acá con los últimos días de colegio y los eventos de mi trabajo, me cuesta porque somos muy unidos y lo extraño. Somos muy complementarios, hacemos un buen equipo.
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