Volar en las Fiestas y otras sorpresas a bordo
Los aviones vienen cada vez más llenos y las tarifas no siempre son más baratas en esas fechas
Ya no se trata del escape perfecto para aquellos que odian las Fiestas. Volar el día de Navidad (sobre todo en Nochebuena) o el de Año Nuevo es una opción cada vez más popular entre los pasajeros, a juzgar por los porcentajes de ocupación que manejan las principales aerolíneas.
Hasta ahora, la mayoría de los que eligen subirse al avión un 24/25 o 31 de diciembre se rigen por dos fuerzas básicas: 1) el precio del pasaje, que suele ser más económico que el de días "normales", y 2) los aeropuertos y autopistas con menos tráfico, sin corridas, atasacones, colas infernales y la amenaza latente de los asientos sobrevendidos. A lo que habría que sumar aviones semi-vacíos, con suficiente espacio como para despatarrarse en una hilera de asientos.
Aunque la fórmula vuelo más vacío = tarifas más bajas, aparentemente exitosa durante tanto tiempo, comienza a mostrar algunas fisuras. En líneas generales, agencias y compañías áreas coinciden en que los aviones van cada vez más llenos durante las fechas festivas, y que los precios para volar en esos días ya no son tan tentadores como antes.
Almundo.com, por ejemplo, señala que sólo en el último año, la ocupación de los vuelos aumentó un 34% en Navidad y un 54% en Año Nuevo. Desde LAN Argentina, en tanto, aseguran que la tarifa para viajar el 24 o 25 de diciembre es prácticamente la misma que para los demás días de la semana, algo que se replica con los precios para volar el 31 de diciembre.
"Históricamente, el 24 y 31 de diciembre han sido fechas de baja ocupación, pero en los últimos 5 años observamos que en esas fechas, los vuelos no van tanto más vacíos que los de los días previos o posteriores, por lo que no se comprueba tal diferencia de precios", acota por su parte Denise Eljatib, Marketing & Communications Coordinator de Air France KLM Argentina & Uruguay.
Con vuelos llenos o no, Navidad es una fecha que distintas aerolíneas alrededor del mundo se esfuerzan por no pasar por alto. Desde los menúes especiales con pavo hasta los papás noeles a bordo de sus aviones, pasando por coros en los aeropuertos (gentileza de KLM en Schiphol, Amsterdam), ositos de peluche para los más chicos (Lufthansa) y hasta sorteos de pasajes (LAN, hace un par de años), las acciones tendientes a agasajar a los viajeros en esta fecha parecen ser parte de una nueva estrategia de marketing aéreo.Incluso hay campañas que desde la perspectiva occidental podrían parecer absurdas, como la de servir Kentucky Fried Chicken en los aviones de Japan Airlines. Si bien en Japón la costumbre de celebrar Navidad no es exactamente masiva, sí lo es el curioso fenómeno de comer KFC el 25 de diciembre.
Acaso sea la low-cost canadiense WestJet la que se lleve el premio a la más original en materia de sorpresas navideñas. Hace dos años, un Santa Claus virtual instalado en el aeropuerto de Toronto preguntó a más de 250 viajeros qué querían recibir para Navidad. Una vez que todos abordaron el avión, varios equipos de WestJet salieron -en una carrera contrarreloj- de compras. Cuando los pasajeros fueron a retirar sus valijas en el aeropuerto de Calgary, se econtraron con los regalos que habían pedido en la cinta transportadora (estaban marcados con los nombres de cada uno), mientras caía nieve artificial y por los altoparlantes sonaba música navideña. Todos recibieron lo que pidieron, desde pasajes gratis para reencontrarse con sus familias hasta un plasma gigante. Lo que se dice un verdadero milagro de Navidad.
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