Viajes y campos de los sueños
La Argentina es un rico destino de golf, con muchas locaciones altamente valoradas por su entorno natural. Aquí, un recorrido por diez sitios ideales para saborear el cóctel ideal de deporte y turismo con buen handicap
El golf y el turismo guardan una muy estrecha relación. En muchos casos constituyen una combinación ideal. Enmarcados casi siempre de manera armoniosa en el paisaje, los campos de golf son mucho más que sitios para practicar un deporte. Su diseño, su trazado, suele esconder siempre un sentido muy paisajístico, ya sea cerca de una playa o junto a una ladera nevada. Son lugares en los que la comunión entre deporte y turismo surge de forma inevitable.
"Cuando uno ve un campo de golf, cuando uno se maravilla con las lomadas verdes o las lagunas azules a lo largo de su recorrido, recuerda inmediatamente paisajes de tal o cual lugar que conoció en un viaje pasado. Es como si ahí, en esos campos, hubiera una conexión directa con la memoria viajera. Por eso creo que el golf y el turismo nacieron el uno para el otro", dice Francisco Morere, director de Ingolf, empresa dedicada a la difusión de eventos y torneos golfísticos.
La Argentina posee una enorme tradición golfística. En el país existen alrededor de 350 campos cuyos diseños van desde el muy clásico y selecto estilo británico hasta el ecléctico modernismo de los trazados norteamericanos. Muchos de los mejores campos se encuentran en destinos turísticos por excelencia, como Mar del Plata, Bariloche, Ushuaia, Salta o la mismísima Buenos Aires.
Estas ubicaciones privilegiadas han contribuido decisivamente para el desarrollo del turismo golfístico en la Argentina, hasta el punto que nuestro país fue reconocido en varias oportunidades por la Asociación Internacional de Tour Operadores de Golf como el Mejor Destino de Golf en Latinoamérica y el Caribe.
"Esta distinción se otorga anualmente y es muy valorada por el mundo del turismo. Muchos golfistas aficionados de todo el mundo la tienen en cuenta para armar sus viajes y vacaciones, por eso los campos argentinos son tan buscados en nuestro continente", explica Morere.
La provincia argentina con mayor número de campos de golf es Buenos Aires, gran parte de ellos en la periferia de la ciudad de Buenos Aires y sobre la costa atlántica. También Córdoba concentra una gran cantidad de canchas, entre ellas el muy tradicional Córdoba Golf Club de Villa Allende. Mendoza tiene una oferta variada con la Cordillera como notable marco. En estas tres provincias, igual que en lugares específicos de la Patagonia, la Mesopotamia y el Noroeste, el golf forma parte de la oferta turística. Aquí, un recorrido por diez campos de la Argentina que ningún viajero puede dejar de conocer. En especial esos que cargan los palos, los tees y las pelotitas junto a sus valijas.
Chapelco Golf Club
Su entorno cordillerano lo convierte en uno de los campos de golf con las vistas más espectaculares del país. Está a apenas 17 kilómetros de la ciudad neuquina de San Martín de los Andes y fue concebido como un espacio que se integra de manera armónica no sólo con las montañas cercanas, sino también con los arroyos y bosques que caracterizan el paisaje cordillerano patagónico. Forma parte de la exclusiva red internacional de clubes de la Jack Nicklaus International Golf Club (Jnigc) y conforma una unidad turística junto a un lodge de pesca y al Chapelco Hotel Resort & Spa, el único cinco estrellas de San Martín de los Andes. Está abierto durante todo el año tanto para socios como para público en general, a excepción de los días de nevadas más intensas del invierno, cuando se deben cambiar los palos de golf por las tablas de esquí.
Mar del Plata Golf Club
Es uno de los clubes más antiguos del país y por ello se lo considera la Catedral del Golf en la Argentina. Fue inaugurado en 1900 y su vieja cancha se ubica sobre las barrancas que dan a Playa Grande, a muy corta distancia del puerto marplatense. La fuerza del viento que sopla desde el mar y la insólita irregularidad del terreno la transforman en un gran desafío para los golfistas. Integrado conceptualmente al campo de la vieja cancha se encuentra el señorial clubhouse, un edificio de estilo Tudor que reflota las memorias de una época en la que Mar del Plata era el lugar de veraneo de la alta sociedad argentina. No lejos de allí, en la zona de Peralta Ramos, el club construyó una cancha más nueva, con un diseño norteamericano.
Golf Club Sierrade la Ventana
Es una de las canchas más largas del mundo ya que cuenta con 6532 yardas de recorrido, algo así como 5970 metros de longitud. Tiene 18 hoyos y su diseño está caracterizado por las ondulaciones del terreno, el fondo de las sierras, las arboledas de coníferas centenarias y la presencia casi permanente del agua del arroyo San Bernardo, que atraviesa el campo casi en su totalidad. Se encuentra a muy corta distancia de la ciudad de Sierra de la Ventana y es habitual que los amantes del golf combinen los greens y los fairways con cabalgatas serranas de baja intensidad. Para muchos resulta el sitio ideal para combinar golf y turismo en un fin de semana, por la cercanía con las grandes ciudades de Buenos Aires y Bahía Blanca. Para los porteños son 550 kilómetros y para los bahienses 120, casi todos con buen asfalto.
Arelauquen Golf & Country Club
Jugar allí es como hacerlo dentro de una postal. Su campo de onduladas formas verdes está sumergido en un paisaje de ensueño que incluye las aguas siempre gélidas del lago Gutiérrez y las alturas nevadas del Cerro Catedral. A tan sólo 15 minutos de San Carlos de Bariloche, el Arelauquen Golf & Country Club es mucho más que un campo de golf. Su propuesta incluye también una cancha de polo, una reserva natural de 500 hectáreas, un refugio sobre las laderas de las montañas y un lodge cinco estrellas levantado justo frente al campo de golf. Todo como en un cuento.
Ushuaia Golf Club
Es el campo de golf más austral del mundo. A sólo 7 kilómetros de la ciudad de Ushuaia tiene un muy largo recorrido de 6000 yardas, que se extiende por un angosto valle al que rodean tupidos bosques de lengas. Al norte del campo, tras las arboledas, se levantan las laderas de las montañas que forman las últimas estribaciones de la cordillera andina. El curso del hoyo 8 constituye el máximo desafío de todo golfista que llega hasta el Ushuaia Golf Club, ya que es cruzado por el siempre caudaloso Río Pipo, cuyas aguas llevan serpenteantes hasta el corazón del Parque Nacional Tierra del Fuego. Combinar el golf con una visita a ese parque resulta ideal, en especial durante el otoño, cuando los bosques fueguinos se visten de impactantes tonos rojos y amarillos.
Tupungato Winelands
Al pie de la cordillera andina, en el oeste mendocino, este campo de 18 hoyos tiene el sello de la distinción. Su diseño clásicamente europeo se combina con un espacio turístico que ofrece también una cancha de polo, una bodega boutique y un hotel de gran categoría. Todo a 1200 metros sobre el nivel del mar, en la región vitivinícola del Valle de Uco y casi a los pies del colosal volcán Tupungato. Su recorrido tiene una forma de óvalo que permite apreciar escenarios distintos en cada uno de sus hoyos, alternando vistas de viñedos y valles, con cañadones y altas cumbres. Después del hoyo 18, nada mejor que descorchar un Malbec.
Córdoba Golf Club
En la localidad de Villa Allende, a sólo 15 kilómetros de la ciudad de Córdoba, este club es considerado uno de los más distinguidos de todo el país. Diseñada con un muy tradicional estilo británico, la cancha tiene 18 hoyos y ofrece el desafío de numerosas ondulaciones y la casi permanente presencia de árboles y lagunas. Fue construida hace ocho décadas al pie de las Sierras Chicas y allí iniciaron su carrera Eduardo Romero y Ángel Cabrera, dos de los mejores golfistas argentinos. Su entorno natural obliga muchas veces a demorar los tiros para contemplar el paisaje. Una belleza serrana.
Llao Llao
Esta hermosa cancha de 18 hoyos está dentro del predio del Llao Llao, el más famoso y tradicional de los hoteles patagónicos. A 25 kilómetros de San Carlos de Bariloche y sobre el lago Nahuel Huapi, cuenta con ondulantes fairways y numerosos búnkeres integrados de manera armoniosa al entorno, que incluye postales imponentes del Cerro Catedral. El hoyo imperdible del recorrido es el 18 ya que su tiro de salida debe volar más de 150 yardas sobre el agua de uno de los brazos del Nahuel Huapi. Si bien los huéspedes del hotel tienen ventajas especiales para el uso de la cancha, es importante destacar que la misma está también abierta a golfistas que no se alojen en el Llao Llao. Tras el partido, nada como ir al clubhouse y saborear un té con masas caseras junto a uno de los ventanales que miran a las montañas. Puro placer.
Jockey Club Tucumán
Es el campo de golf más importante del norte argentino. Sobre las laderas del cerro San Javier, tiene setenta años de historia y un trazado de singular belleza en el que se destacan las arboledas de viejos lapachos, pacarás y ceibos. Es una cancha con diseño típicamente inglés, que ofrece en alquiler palos y carritos, tanto para socios como para no socios. Resulta ideal para combinar el deporte y el turismo, ya que el cerro San Javier es uno de los sitios más bellos de la geografía tucumana. A 1876 metros sobre el nivel del mar, su cumbre constituye un espectacular mirador natural que ofrece el magnífico panorama de la cercana ciudad de San Miguel de Tucumán, a sólo 9 kilómetros. Para llegar a esa cumbre hay que seguir una ruta bien asfaltada, que tiene más de cien curvas y atraviesa una frondosa selva de yungas. En ese escenario, los amantes de la aventura pueden practicar también trekking, mountain bike y parapente en vuelos biplaza acompañados de un instructor.
La Estancia Cafayate
Es un club de campo en medio de los Valles Calchaquíes del sur salteño. Su cancha de golf, de 5700 yardas de longitud, fue diseñada en un espacio muy abierto, casi huérfano de arboledas, no sólo para que el viento resulte un desafío para los golfistas, sino también para que el marco natural de los cerros circundantes luzca más imponente. Los primeros nueve hoyos siguen un curso paralelo a viñedos a los que el sol de la tarde ilumina de frente. Los otros nueve hoyos miran hacia un grupo de médanos cuyas partes más altas ofrecen muy buenas postales del valle. Después del golf, qué mejor que una copa de torrontés, la cepa emblemática de la vitivinicultura salteña. Vale destacar que el club tiene convenios con los hoteles de la ciudad de Cafayate y ofrece a sus huéspedes green fees promocionales.
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