Viajes en familia: qué nos enseñan y a dónde ir
Renuevan la capacidad de asombro y permiten descubrir detalles inesperados
Encontrar una estrella de mar fue el sueño de mi hijo Eliseo desde que empezamos a leer antes de dormir el cuento “Cómo atrapar una estrella”, de Oliver Jeffers, en el que cada noche un niño mira las estrellas y sueña con tener una para él. Siempre me preguntaba si alguna vez podría tener la suya.
Un día, caminando por la playa de Cayo Levantado, una pequeña isla paradisíaca en Samaná, República Dominicana, me dijo:
–Mamá, mirá, la encontré, ¡es mi estrella!
Había una enorme, sobre la arena, en la orilla.
Yo no tenía la menor idea sobre estrellas de mar, y no sabía si podía tocarla, si estaba viva o pinchaba. Él no dudó un minuto, la agarró sin darme tiempo a reaccionar y la devolvió al mar. Me sorprendí porque sabía que él quería una propia, pero la puso unos metros adentro del agua y me dijo:
–¡¡La tenía que salvar!! Afuera del mar no sobrevive mi estrella, mamá...
El tema es que la estrella volvió con cada ola, así tres veces, él la llevaba cuidadosamente al agua con la alegría de soltarla a “su” lugar, y la estrella volvía flotando.
Tony, un chico del lugar que estaba mirando la situación, nos explicó que ya no vivía, que había estado mucho tiempo fuera del mar antes de que llegáramos, por eso flotaba... Entonces se llevó la estrella con él, la limpió y se la dio a Seo (ese es el momento que congelamos en la foto).
Mi hijo me miró y me dijo:
–Mamá, ahora sí, mi estrella se quiere quedar conmigo y se quedó.
A mí me apenó que no la pudiera salvar, pero me emocionó ver que había aprendido algo que siempre le digo, a “mirar el lado positivo de las cosas”, con solo 6 años. Me enseñó que cuando uno ama mucho, lo mejor es que aquel a quien amemos pueda vivir y sea feliz en libertad, antes que el egoísmo de querer que sea nuestro.
Hoy la estrella vive en la habitación de Seo y de vez en cuando se miran de reojo mientras leemos cuentos.
3 destinos para ir con niños
Samaná, República Dominicana. Una alternativa distinta en el Caribe, más original que Punta Cana por las posibilidades de salir del resort, charlar con la gente y conocer la cultura del lugar.
La Habana y Cayo Ensenachos, en Cuba. Para viajar al pasado con nuestros hijos como en una película en La Habana y luego descansar en un Cayo virgen alucinante. No sabemos en qué se puede convertir Cuba pronto, así que vale la pena ir ahora y ver sus contradicciones y su sensibilidad.
Madrid. La ciudad está preparada en todos los barrios para poder compartir con tus hijos; mientras estás disfrutando de tapas y cañitas, ellos juegan en la plaza y disfrutan de su nuevo vocabulario, hablando de “tú” entre los juegos. •
¿Sos de hacer viajes en familia? Contános cual fue el mejor... También: Actitud zen: 3 libros para vivir más presentesyLa foto de un comisario de abordo con un bebé en brazos que se volvió viral
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