La noche del 26 de abril de 1986, en plena guerra fría, en la gran central nuclear de Chernobyl mientras se estaba realizando un experimento, se produjo una falla que ocasionó la explosión del reactor número 4. La ciudad de Pripyat, que había sido construida a menos de 3 kilómetros de esta central nuclear para albergar a operarios y a sus familias, fue completamente evacuada y la gente nunca más regresó. La zona estuvo cerrada al público hasta 1996, año en el cual comenzaron los tours para visitar el área de exclusión de Chernobyl y la ciudad de Pripyat. Hoy en día, motivada por la serie de HBO donde se cuenta la historia de esa fatídica noche, la gente siente más curiosidad de visitar o al menos de saber cómo es y qué hay hoy en la zona de exclusión, pero hace unos años, el porcentaje de turistas que visitaban Chernobyl no llegaba al 10% de los que visitaban Kiev, la capital de Ucrania.
Yo nací en octubre de 1986, seis meses después de la explosión, y siempre tuve una obsesión por la historia de la ex Unión Soviética. En 2015, para mi cumpleaños número 29, decidí ir a Ucrania. Cuando saqué pasaje a Kiev, investigué qué se podía hacer allí y vi que la visita a Chernóbyl era una opción. No lo dudé: pasaría el día de mi cumpleaños interiorizándome más acerca de esta parte tan famosa del mundo tan famosa y su historia tan dolorosa.
Cómo ir y qué ver
Para visitar Chernóbyl, se debe ir en tour y con un guía. Se debe llevar el pasaporte, el cual es controlado en los "check points". En mi caso, viajé con la empresa "Solo East", que es una de las agencias más conocidas para hacerlo. Hay dos tipos de tours: uno de un día, que cuesta USD 100, que fue el que elegí, y el otro de dos días, en el que se pasa una noche en un hotel y su precio asciende a USD 350. Sí, aunque no se pueda creer, en Chernóbyl hay un hotel para turistas pero no me sentía preparada para pasar una noche allí.
La noche anterior al tour, me puse a pensar si había hecho "bien" en reservarlo, ya que pensé que era un turismo muy peculiar. En inglés le dicen "dark tourism" (turismo oscuro), es decir visitar lugares donde ocurrió una tragedia, en este caso. Mis allegados pensaban que era una locura y que, si iba, estaba fomentando este tipo de turismo. Pero mi curiosidad pudo más. Ya estaba en Kiev y había pagado el tour. Iba a ir.
Salimos a las 9 de la mañana en combi desde Independence Square, en Kiev. Durante el trayecto de dos horas hasta Chernóbyl, se proyectó un video sobre la historia de aquella noche de 1986. El video lo repitieron como cuatro veces a lo largo del trayecto y me entristeció escuchar, una y otra vez, el relato de una chica que tenía cuatro años al momento de tragedia y que, junto a su familia, tuvo que ser evacuada y nunca más regresó a su hogar ni vio a sus amigos del jardín. Aunque la imagen que nunca logré sacarme de la cabeza fue el momento en que la gente tomaba el bus para irse de Pripyat con apenas un bolso, dejando su vida y sus sueños en esa ciudad.
Una vez en el lugar, almorzamos en el restaurante del hotel y visitamos el área de la central nuclear, es decir, pude ver el reactor número 4 a la distancia. Cuando yo fui, en 2015, se podía ver claramente al reactor. Hoy, hay un sarcófago que lo cubre, cuya la finalidad es que la radiación no se siga propagando, aunque el daño ya esté hecho.
Por la tarde, visitamos lo que supo ser un jardín de infantes. Quedé muy impactada al ver los juguetes y muñecas desparramados por el suelo. Pensaba en como habría sido evacuar a los niños no solo del jardín de infantes sino de sus hogares. Pensaba en cuál habría sido su historia de vida como sobrevivientes de Chernóbyl.
Luego visitamos la piscina de la ciudad de Pripyat, grande y majestuosa, tal como es la arquitectura soviética. Más tarde, fuimos a una escuela donde pudimos ver cientos de máscaras de gas desparramadas en el piso y el parque de diversiones de la ciudad de Pripyat con su famosa vuelta al mundo que, si bien se inauguró a finales de 1985, nunca logró ser abierta al público. También visitamos departamentos abandonados de familias que aún conservaban los muebles y artefactos como si nunca nadie se hubiese ido de allí.
Fuimos hasta el conocido puente que comunica la ciudad de Pripyat y la central nuclear, que luego de la explosión fue bautizado como el "Puente de la muerte" porque fue allí donde los habitantes de la ciudad se dirigieron para ver qué era lo que sucedía luego de escuchar el ruido de la explosión, exponiéndose a altos niveles de radiación. Haber pisado ese puente fue una experiencia fuerte y triste a la vez, porque pensé en todas esas personas que habían estado allí y que perdieron la vida.
Luego, a la salida de la zona de exclusión, se pasa por un detector de radiación el cual se ha convertido en una atracción turística. Sinceramente no sé si funciona, pero es un paso "obligado" al finalizar el tour en la ex central nuclear.
La verdad es que caí en la cuenta de adónde había estado cuando regresé a Kiev. Es muy impactante ver como quedó todo luego de la tragedia. Quedé muy movilizada y por varias semanas seguí mirando documentales con historias de gente que sobrevivió a la tragedia.
Sin lugar a dudas haber podido ver con mis propios ojos e interiorizarme de lo que pasó esa noche de 1986, fue algo que marcó mi historia como viajera.
¿Aún es peligroso visitar Chernobyl?
A 33 años de la explosión, y a pesar de las medidas de seguridad y del sarcófago que recubre la zona del reactor 4, todavía la radiación a la que uno se expone al visitar Chernobyl es mucho más alta de lo usual, pero, según los guías, no es mayor a la que nos produciría sacarnos un par de radiografías, aunque en determinados puntos del recorrido, puede hasta triplicarse.