Una argentina fue elegida como la mejor sommelier de Latinoamérica: ¿quién es Valeria Gamper?
Desde el 2019 Valeria es la mejor sommelier de Argentina; título al que a finales de febreró se sumó el de la mejor sommelier de las Américas 2022
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El universo del vino vive -desde hace varios años- una revolución increíble. Combinando la enorme tradición e historia vinícola de Argentina, se crearon propuestas mucho más cercanas, alcanzables y dinámicas para un público joven que demandaba un ambiente descontracturado y que empezaba a poner en valor el disfrute antes que la aquella vieja experiencia solemne. Creando así muchísimas puertas de entradas para una bebida que a veces resultaba demasiado ortodoxa, un claro síntoma de este cambio de paradigma es la enorme cantidad de bares de vino que se abrieron en Buenos Aires.
En este contexto la figura del sommelier también encontró nuevas oportunidades y desafíos. Desde compartir y educar, hasta guiar en la posibilidad de descubrir sabores y habilitar a los consumidores a probar una enorme cantidad de varietales (viejos y nuevos). Y, desde finales de febrero, la mejor sommelier de Latinoamérica es argentina: Valeria Gamper logró el primer puesto en el certámen organizado por ASI (Association de la Sommellerie Internationale).
Imagino que lograr este título es uno de hitos en tu carrera que marcan un antes y un después, pero... ¿cómo empezó tu conexión con el mundo del vino?
Yo empiezo a estudiar hotelería en donde haces diferentes pasantías ¿verdad? Así que a los 19 años hice un curso de bartender y ahí tuvimos las clases de vino que -en ese momento- eran bastante básicas. ¡Y yo en ese momento ni siquiera tomaba vino! Fue a partir de ahí que yo dije “Wow, acá hay algo más”. Veía estas bebidas y sentía que detrás había algo más; así que fui corriendo al Departamento de Alumnos y les conté que quería seguir con la parte de gastronomía del hotel.
En el tercer año en vez de hacer una nueva pasantía entro a trabajar en el Hotel Four Season (lugar en donde quedé efectiva después de terminar la carrera) y fue una gran escuela: muchísimos estándares, muchísima calidad, una gastronomía impecable. Era súper joven y en ese momento si bien existía la figura del sommerlier, eran muy pocos los lugares que tenían a alguien a cargo de los vinos. Entonces yo no tenía a nadie en quién inspirarme o aprender porque la carrera no estaba establecida en Argentina; pero veía todos estos vinos y quería conocer más, quería saber cuáles eran las diferencias... encima miraba estas películas francesas entonces me decía “Acá tiene que haber algo más”. Ahí fue cuando decidí inscribirme en el CAVE (Centro Argentino de Vino y Espirituosas) y así empecé. Claro, es un camino de ida porque cuando terminás la carrera recién arrancás en el mundo y tenés que seguir estudiando y profundizando.
Para quienes no conocen este certámen, ¿qué significa ser elegida la mejor sommelier de Latinoamérica?
Personalmente, es un honor y una súper responsabilidad. Es la culminación de un proceso de preparación grande y, al mismo tiempo, es el puntapié para el mundial. Entonces -por supuesto- lo gané y estoy re contra feliz pero esto no termina acá ¿no? Uno tiene que seguir y tiene que fianzar esto.
Para quienes no lo conocían, el concurso lo organiza la ASI (Association de la Sommellerie Internationale), de la cual la Asociación Argentina de Sommelier es parte, con el objetivo de visibilizar la profesión. Y tiene diferentes pruebas: exámen teórico, cata, cata de destilados...
Tradicionalmente uno podría suponer que el mundo del vino sigue siendo bastante masculino pero -por suerte- eso está cambiando y nos encontramos con muchas mujeres que han logrado un gran reconocimiento ¿cuál es tu mirada hoy sobre la industria? ¿en dónde sentís que todavía existen ciertos desafíos?
A mí me gustaría decirte que el mundo tiene tintes masculinos y no solo la industria del vino. Pero sí está cambiando el paradigma y se está tratando de balancear esto... que poco balanceado está. Esta profesión es muy nueva en argentina, tiene unos 20 años, y quien la trajo al país fue una mujer; el Instituto en donde yo estudié está fundado por dos mujeres, tenés grandes bartender, chefs, sommerliers y enólogas. Entonces uno pone el foco en dónde inspirarse y hay que trabajar mucho, por supuesto.
Vale... ¿y en dónde encontrás motivación? ¿qué le dirías a alguien que está luchando por lograr su sueño?
Es una pregunta muy difícil (se ríe). Quizá es una tontería pero, yo no fui a ganar el concurso. Yo fui a dar lo mejor de mí, a disfrutarlo. Era una última instancia de competencia porque hace mucho que vengo haciendo esto y quería enfocar mi energía en otras cosas... y ahora iré al mundial y lo hago con muchísima felicidad.
Además en estas competencias tenés que ser muy bueno a nivel técnico pero también requiere de otras habilidades como el manejo de los nervios ¿no? Así que para mí había radicado en eso, yo soy bastante tímida y poder hacer esto sin ‘colapsar’ ya había sido todo un crecimiento. Por eso no sé qué les diría más que “Hagan las cosas por ustedes mismos”.
Cuando terminó la competencia me acuerdo que una chica me preguntó “¿A quién dedicás el premio?”. Me acuerdo que me largué a llorar porque venía con mucha emoción y cansancio, pero me lo dedico a mí. Obviamente tengo una hija que quiero motivar y mostrarle que se puede, mi marido me súper apoya y es el primero en aplaudirme... pero el premio me lo dedico a mí ¿a quién más?
Sabiendo que la gastronomía es un recorrido súper personal, ¿qué le recomendarías a alguien que quiere empezar a conocer el mundo del vino?
Lo primero que voy a decir es: cuiden la temperatura del vino. Está el mito de que el vino tinto se toma a temperatura ambiente, bueno... ¿ambiente de qué? (se ríe). Cuando ya estén más cancheros, invertir en una buena copa ¡No hay que tener 100! Con tener una bien, funciona. Por último que se animen a experimentar. Si siempre vamos al Malbec y ahí no encontramos algo que nos gusta, probar un bonarda, un pinot noir, irnos a los blancos o los rosados. Si son curiosos, que vayan a esas etiquetas que nunca escucharon o esos nombres raros.
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