Un PH con mucha luz
Espacios integrados y un patio lleno de verde que da la sensación de vivir todo el año de vacaciones.
Tanto lo deseaba que quizá por eso lo presintió. Hace tres años, un día, Lucía de la Fuente (32, abogada) dijo en voz alta: "Mañana encuentro mi casa". Hacía tiempo que estaba buscando un lugar para mudarse y, al día siguiente de aquella certeza infundada, la casa, efectivamente, apareció. Un frente poco alentador en Núñez le deparó la sorpresa. Escondido al fondo y pegado a las vías del tren, la esperaba un PH antiguo con un patio, dos parras añejas y mucho por hacer. El estado de la casa la hizo dudar, pero confió. Tras once meses de obra, mucha ansiedad por verla terminada y unas ganas enormes de mudarse, por fin se instaló. A los pocos meses, conoció a Juan Cruz y lo que empezó sola siguió de a dos. La planta baja es un gran ambiente en el que todo se comunica y donde la escalera que avanza sobre los muebles de cocina y sube hacia el segundo piso es la gran protagonista. En el living instaló un megasillón de 2,40 metros, un juego de sofás individuales, dos cubos de acrílico y una alfombra de cruces pampas. "Acá estamos todo el tiempo. Leemos, comemos y miramos series y películas", dice Lucía.
La cocina
Este rincón de la casa es pura inspiración. amamos la serie de cuadritos en el descanso de la escalera (los pintó el tío de Lucía), los espejos en la alzada de la mesada para dar amplitud y el shock de color con la puerta de la alacena pintada rojo intenso.
Comedor
Acá, sin dudarlo, el hit es la gran mesa de madera. La hizo hacer con dos tablas de un roble que se cayó en la casa de su tía y con un soporte de hierro. En el techo, sobre la mesa, una lámpara de papel colgante de Ikea que le trajeron de regalo de un viaje.
La gloria de este ambiente son sus puertas-ventanas de vidrio corredizas, que desde adentro dejan ver el verde del jardín y que, al abrirse por completo, desdibujan los límites entre el interior y el exterior y dan lugar a un espacio integrado.
Patio
Contó con la mano de una paisajista que ayudó a Lucía a dejarlo como está: frondoso, variado y aromático. "Lo único que le pedí especialmente fue que hubiera jazmines y una dama de noche; por lo demás, le dije: ‘Ideá lo que quieras’".
Ahí pasa muchas horas, riega, poda o simplemente detiene el ritmo cotidiano para observar cómo crecen los lemon grass o cómo se tiñen de ocre las hojas del Acer palmatus en otoño. El verano lo amenizan con refrescaditas en una ducha al aire libre: "Fue un golazo –se alegra–, los días de calor te salva".
El cuarto
Como en el resto de la casa, tiene un ventanal desde donde puede admirar sus plantas y dejar entrar la luz natural. La onda se la ponen las cortinas, larguísimas, de una tela batik que compró en la calle Alsina. Cuesta alrededor de $50 el metro.
Sus preferidos
La vida de Lucía y Juan no sería la misma sin Pancho, un schnauzer mini que vive con ellos y es el rey de la casa. Sobre la mesa, el terrario que le hizo una amiga y es el objeto preferido de Lucía.
¿Qué te pareció este espacio como vivienda? También te mostramos Paso a paso: cómo renovar una antigua casona
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