Como emprendedora, seguro te cuesta seguir el ritmo cambiante que llevan tus consumidores (¡y el mundo en general!). Un día les gusta una cosa, al día siguiente, prefieren otra. Las tendencias y las noticias van tan rápido que es condición obligatoria mantenerte innovando contantemente para satisfacer las necesidades de tus público. Sin embargo, hay que tener cuidado con no pasarse de rosca: innovar demasiado puede ser perjudicial para tu negocio. Hoy te mostramos un método que te va a ayudar a darte cuenta de qué nivel de innovación es el adecuado para tu producto; el umbral M.A.Y.A.
Todo cambia rápidamente. Una de las consecuencias naturales de la era de las redes e Internet es la instantaneidad, la sorpresa y el cambio constante. De alguna manera, nuestro cerebro ya está chipeado para saltar de una cosa a la otra en cuestión de segundos: buscamos un contenido en Instagram para rápidamente escrolear la pantalla y acceder a otro, queremos ver nuevas series en Netflix no bien terminamos un binge-watching, las colecciones de ropa de las grandes marcas tienen cada vez más tiradas con menos prendas a lo largo de la temporada (así la consumidora encuentra siempre modelos y colores diferentes en el perchero) y pretendemos que los servicios que consumimos tengan todo el tiempo algo nuevo para ofrecernos.
En ese contexto, la innovación es un área presente en cada una de las ramas de la mayoría de las industrias (aunque mayormente en la digital, la de indumentaria, la del entretenimiento y la tecnológica) porque, dicho en criollo, si no te subís a esta ola, te quedás afuera. Claro que no es fácil hacerlo sin las herramientas indicadas, ni mucho menos sin saber hasta dónde.
Hoy, en el ambiente entrepreneur, se habla mucho de un concepto acuñado por uno de los diseñadores más importantes del siglo XX, Raymond Loewy: MAYA (most advanced, yet accepted), que alude al límite de lo avanzado que puede ser un producto o servicio para que aún sea aceptado, esto es, que no sea demasiado disruptivo para su época. En este sentido, lo que permite esta metodología es advertir hasta dónde es posible innovar: la frontera entre la transgresión y un producto o servicio adecuado para el público al que se dirige es lo que, en definitiva, marcará el fracaso o el éxito del proyecto.
Por eso, hablamos con un experto sobre qué herramientas implementar para saber de qué manera innovar y ser creativas, con el menor riesgo posible de fracasar y siendo conscientes del resultado: para detenerse a tiempo, para invertir más en la hipótesis o, directamente, para pivotear y pasar a otra cosa.
5 espacios para innovar
- 1. El modelo de negocios. Como la economía colaborativa.
- 2. Las formas de marketing. Del tradicional al digital.
- 3. Las formas de organización interna. Más horizontales.
- 4. Los productos o servicios. Teniendo en cuenta al cliente.
- 5. Los procesos. Con la tecnología, acá hay mucho por hacer.
Metodologías ágiles
Estas metodologías se utilizan en contextos VICA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos), y se definen de esta manera precisamente porque, antes de implementarla, una no sabe con certeza si su idea funcionará o no en su ambiente.
La idea que opera es similar a la del umbral MAYA: las funcionalidades de un producto se introducen de modo gradual, esperando el momento justo para presentarlo en su totalidad. De esta manera, al lanzarse al mercado, los clientes fueron conociéndolo, probándolo y familiarizándose con sus características; y los productores mejorándolo, de acuerdo a la experiencia del usuario. La idea es ir haciendo experimentos acotados y progresivos, que sirven para mitigar riesgos, y achicar el tiempo de feedback. El objetivo es tener una respuesta de cómo es recibida tu idea en el menor tiempo posible.
Por ejemplo: si tu objetivo es poner un restaurante, lo ideal es que invites a amigos y los hagas probar los principales platos, para confirmar o revertir tu hipótesis (que los platos hindúes la van a romper y que pagan por ellos lo que vos querés ganar). No es necesario un focus group para obtener info válida: con un muestreo de seis alcanza.
Las redes sociales son herramientas útiles para los emprendedores más innovadores, que usan sus stories y posteos para testear productos antes de lanzarlos al mercado. Te muestran un zapato al que le faltan las terminaciones y, mediante encuestas rápidas, testean hasta dónde pueden sumarle avíos, moños y hebillas sin que resulte un exceso.
En la búsqueda de feedback, estos experimentos y ciclos cortos deberán priorizar las principales hipótesis (esas que, de validarse, te generarán mucho valor en poco tiempo). Esto quiere decir que si, por ejemplo, estás pensando en sacar al mercado un buzo, las principales necesidades que debe cubrir tu producto son abrigar y ser cómodo. Luego habrá tiempo para ir agregándole funcionalidades. Como dice nuestro experto, empezar por lo más valioso nos sirve a todos, idealmente logrando que el 20% de lo que construyas del producto a vender te dé el 80% del valor.
• Acortá los tiempos para lanzar al mercado: si no te da vergüenza el producto que sacaste al mercado, es porque lo sacaste demasiado tarde. Si te quedás "sobretuneando" cada detalle, puede pasar que, una vez que lo lances, sea tarde.
• Revisá: en cada ciclo, esto es, cada hipótesis que vayas validando luego de tus experimentos, revisá el qué y el cómo.
• Reinventate siempre: la importancia del ambidiestrismo se grafica con el caso de Messi, que empezó siendo zurdo, pero ya no tiene una pierna no hábil: se comprobó que ya hasta metió más goles con la pierna derecha. En este sentido, todos tenemos que entrenar nuestra otra pierna: incluso si tenés un nicho asegurado y la estás rompiendo, es ideal que destines tiempo y recursos a pensar cómo y dónde innovar.
Loopnovation: la tendencia a no parar de innovar
Por Fabiana Renault. Consultora en innovación, speaker internacional y coleccionista de ideas.
Innovar está de moda. Pero ¿está de moda? Frecuentemente, mis ex alumnos devienen en emprendedores; tienen una gran idea, que gestamos, amasamos, levamos... y, con ella bajo el brazo, salen al mundo a hacerla realidad.
Allí comienza el desenfrenado maratón del pitcheo. Hay que pitchear, con inversores de no sé dónde, en el encuentro de no sé qué, y vaya uno a saber en cuántos ascensores se va contando esa idea.
Y cada vez que pasa un pitch, hay que hacerle un ajuste a la idea, que entonces entra a boxes, hasta el nuevo pitch. Los jóvenes, entonces, en vez de vivir de su emprendimiento, viven de pitchearlo, porque en el camino van recibiendo dinero para hacer esos ajustes, de inversores, tíos, amantes... ¿No se nos habrá falseado la rosca?
No es fácil el tema de la innovación, aunque suene tan glamoroso. En estos últimos tiempos se puso en agenda un concepto interesante: MAYA, o sea, lo más avanzado que un usuario puede aceptar de un producto. Dicho en castellano, por mucho que extrañemos la linternita del Nokia 1100, si Steve hubiera ido de allí al iPhone, hoy no existirían tantos jóvenes (emprendedores, casualmente) hipotecando sueldos en sus cada vez más rápidas nuevas versiones de smartphone.
En el medio de estos dos escenarios, está el que más me preocupa: el de la acción. Se habla de innovación, se contratan consultores (enhorabuena), se asigna presupuesto, se reordenan las posiciones con los nuevos organigramas, pero a la hora de la hora, no se innova.
Pero no caigamos en la loopnovation (la innovación en loop). Si bien está bueno revisar y reformular, no hay nada como el hacer y sorprender.
Experto consultado: Pablo Tortorella. Agile coach y socio de Kleer.
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