Tres consejos de una mujer con vocación
¿Todos tenemos una vocación? La médica Silvina Kuperman sí, definitivamente. En Tiempo de Liderazgo, Mercedes Korin la invitó a que dé sus consejos de desarrollo profesional, y Silvina eligió un temazo: el de cómo elegir.
Silvina Kuperman es una mujer con vocación. Médica. Pediatra. Especialista en Hemoterapia. Directora del Banco de Sangre del Hospital Garrahan. Le dedica la mayor parte de su tiempo a la salud pública. Nada la convoca tanto; nada la desafía tanto.
Cuando yo armaba la primera lista de mujeres a ser convocadas para que nos regalaran sus consejos de desarrollo profesional en Tiempo de Liderazgo, en seguida me surgió Silvina. Ella me inspira el respeto que merece alguien que encontró su propósito en el bien común y lo ejerce sin vacilar. No es que ella no dude en su día a día laboral; por supuesto, tiene sus dudas como el resto del mundo. Pero de lo que no duda es de su propósito: que la sangre llegue donde tenga que llegar para salvar vidas. Eso hace que el resto de sus disquisiciones se relativicen, e incluso se ordenen y tengan sus respuestas.
Consejos sobre cómo elegir, según Silvina
El pedido de sus consejos a estas mujeres que lideran su desarrollo profesional suele ser amplio. Silvina me envió los suyos y, tal vez intuitivamente, todos tenían en común el tema de la elección. Qué eligió, cómo eligió y el modo en que esto influyó en ir dándole forma a su vocación y a su vida en general. Silvina nos muestra que la vocación, aunque sea enorme y fluya tanto como la sangre que protagoniza su vida, requiere ser moldeada.
El poder de elegir a conciencia. Elegir un trabajo alineado con los propios valores hace que el camino hacia las metas que uno se traza resulte más sencillo. La forma de ir encontrando cuáles son esos valores a los que uno no puede renunciar puede ser probar distintos tipos de trabajo, ya que si uno no experimenta es difícil convencerse acerca de cuáles son sus intereses más profundos.
Luego de haber finalizado la residencia en un Hospital Público, trabajar como médica pediatra en un consultorio atendiendo pacientes me permitió darme cuenta de que eso no me convencía porque ése no era mi ámbito natural. Ahí me di cuenta de que para mí la accesibilidad y la equidad en la salud están por encima de todo. Tuve la necesidad de ser parte de una institución en la cual las decisiones basadas en el conocimiento científico y la innovación tecnológica estuvieran disponibles para todo paciente que lo necesitase. Entonces me impuse una meta: ser médica del Hospital Garrahan. Una mañana de noviembre me acerqué al Hospital y vi publicado en la cartelera un llamado a concurso para una beca en el Servicio de Hemoterapia, pero si hubiera sido una beca en otra especialidad la habría tomado igual. Porque mi objetivo era trabajar en una institución pública, en contacto con otros colegas y teniendo un aprendizaje continuo. Tener esa clara visión me permitió afianzarme en la especialidad, crecer hasta conseguir logros no imaginados y valorar día a día quién voy siendo.
El mentoreo es una relación de confianza mutua pero con actitud crítica. Para tener una mentora o un mentor hay que relajarse y dejarse guiar; tener confianza en su experiencia y en lo que esa persona valorada por vos te está brindando, así como ella tiene confianza en vos. Pero también hay que tener en cuenta que los mentores son personas de carne y hueso; con sus cosas, como todos. Así que cuando uno es mentoreado tiene que tomar del mentor lo que a uno le sirve para crecer pero no seguirlo a ciegas ni en todos los aspectos.
Cuando entré al Garrahan mi jefa me dio el espacio para que implementara estándares de calidad en un banco de sangre. Yo era pediatra; no había estudiado sobre estándares de calidad ni sobre bancos de sangre. Pero ella confió en que yo podría hacerlo y yo confié en su visión y emprendí ese viaje logrando cada vez más autonomía y creatividad, enfocada en la mejora de los procesos. Más adelante me involucré profundamente en cambiar desde el Hospital la forma en que en la Argentina y América Latina se conseguían donantes de sangre, y ella de nuevo confió en mí. Y aunque ella me dio mucho impulso y espacio para que yo creciera profesionalmente, y siempre le estaré agradecida por eso, cuando asumí la Jefatura del Banco de Sangre decidí tomar mi propio estilo de liderazgo alineado con mi forma de ser.
En algún momento se resignifica el tironeo entre la vocación y la crianza de los hijos. Cuando estás muy apasionada por su profesión hay un tironeo permanente entre la familia y el trabajo. Ese tironeo continúa pero a medida que los hijos crecen podemos ver que no sólo no tiene las consecuencias que tanto tememos sino que ellos ven en vos una forma posible de plenitud.
Siempre me sentí tironeada entre la crianza y la vocación y, aunque sentí culpa, nunca dejé de avanzar en mi trabajo por eso. Me sirvió confiar en el padre de mis hijos y avanzar. Intenté complementar: por ejemplo, viajé mucho por trabajo pero trataba de salir corriendo del hospital todas las tardes para ir a buscarlos a la escuela primaria, aunque después me quedara trabajando en casa (¡igual hoy mi hija todavía me recuerda que otras mamás los jueves buscaban a sus chicos al mediodía para almorzar!). Aprendí a vivir con una incertidumbre permanente acerca de si la ausencia por el trabajo hace mella en los chicos. ¿Quién sabe cómo serían hoy si hubieran sido criados en otra realidad? Es difícil establecer causalidades exactas en resultados de crianza pero lo cierto es que hoy tenemos una relación basada en el amor y en el respeto, sobre todo de las elecciones y decisiones de cada uno. E incluso ven en la Medicina un mundo fascinante y están muy orgullosos de mí.
Linda mujer, Silvina. Nos transmite que elegir a conciencia ayuda a alcanzar metas que uno ni siquiera se planteaba, que podemos identificar un guía pero sin comprar todo el combo, y que dedicarse a una vocación que demanda mucho de uno mismo puede tener en los hijos un significado más poderoso que el de la sensación de que no alcanza lo que uno tiene para ofrecerles.
Minibio laboral. Silvina Kuperman es médica pediatra y hoy ocupa estos puestos de alta incidencia en salud pública: Jefa del Centro Regional de Hemoterapia y Directora del Banco de Sangre de Cordón Umbilical del Hospital Garrahan; Directora de la Carrera Universitaria de Médicos Especialistas en Hemoterapia e Inmunohematología (UBA); Integrante de la Comisión Asesora de Terapias Celulares del Ministerio de Ciencia; Inspectora de la American Association of Blood Banks.
Mercedes Korin
Mercedes vuelve en quince días, con nuevos consejos de mujeres que saben liderar su propio desarrollo profesional, en Tiempo de Liderazgo. Mientras tanto, ¿qué te parecieron los consejos de Silvina? Vos, ¿qué elecciones laborales hiciste? ¿Hay alguna que te esté esperando ahora?
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