Tinder en vivo
Juan,
Me gustó mucho la reflexión de tu último post; en especial la frase: "Un poco de eso se trata la vida, me parece. De hacer lo mejor que podamos con nuestras vidas por el tiempo que sea que duren."
Curiosamente, hace un par de días viví una experiencia extraña en relación al tiempo.
Sucedió en un bar de Palermo, después de un día de trabajo en la Feria del Libro. Confieso que hacía mucho que no salía. Estoy tan ocupada y agotada estas últimas semanas, que ni me queda tiempo en pensar en otra cosa que no sea meterme en mi cama y que mi gatita Simona se me enrosque encima.
Pero tenía ganas de ver a mi amiga Vicky, una persona de mi edad, muy talentosa, gran corazón y los mismos interrogantes a la hora de encontrar un compañero de ruta, encontrar un buen amor.
Fuimos a un lugar que ofrece mucha variedad de cervezas artesanales, unas papas fritas deliciosas con salsas muy bien hechas, buena cantidad de gente de acá y de otros países, y bartenders con acentos extranjeros.
Te dejo este tema para que musicalices lo que sigue (porque siempre es hoy):
Había dos banquetas libres al lado de un chico solo y prendido a su celular.
"Perdón, ¿están libres?", le pregunté.
Después de que nos confirmara que sí, dejé mi abrigo y cartera y fui a la caja a pedir nuestras merecidas cervezas. Al volver, observé que el muchacho en cuestión estaba conversando con mi amiga.
Apenas me senté, él manifestó: "Bueno, ya hice las averiguaciones y tu amiga acá me dijo que las dos son solteras."
"Aha", llegué a decir, mientras me daba cuenta de que me miraba de forma extraña, o más bien "interesada."
"Muy bien", dijo, "seguramente tienen mucho para charlar, así que no la voy a hacer muy larga. Voy a aprovechar este momento de atención para resumir mi vida. Te voy a contar como es mi CV."
Con Vicky nos miramos y nos empezamos a reír con ganas. ¿Escuché bien? ¿Acaba de decir que va a presentarnos su CV? Esto es broma, pensé.
"Mi nombres es Daniel, tengo 35 años, tengo un buen trabajo, una posición económica estable, me gusta la música, toco la batería; también me gusta mucho el fútbol: verlo y jugarlo."
En serio, ahí me empecé a reír con ganas. Vicky no daba más de la risa. No porque el chico en cuestión fuera gracioso, sino porque estaba hablando en serio. Allí estaba él, con voz segura pero muy acelerada, en un bar de moda del circuito palermitano, presentando su CV como si fuera un entrevistado a la espera de ser seleccionado.
Siguió: "Hace poco más de un año me separé de una relación en la cual casi me caso. Me di cuenta de que no era la persona indicada. Ahora, después del tiempo que pasó, estoy listo para ponerme serio. Me cansé de las salidas y todo lo que no lleva a nada. Ahora, que estoy asentado en todos los aspectos de mi vida, ya quiero algo definitivo."
"¿Casarte y tener hijitos?", le pregunté en tono jocoso.
"Exactamente", contestó con solemne seriedad.
"Vos te das cuenta que realmente estás presentando tu CV, ¿no? ¿Esperando a que lo apruebe o qué onda?", le dije.
"Claro, esperando a ver si te parece más o menos bien lo que expongo, me des tu número de teléfono y salgamos a comer. Ya sabemos cómo es sino: yo podría ponerme tres horas a hablar de la vida acá con vos, remando para ver si al final tengo suerte y me das ese número. ¿Para qué tanto esfuerzo si sabemos cual es la finalidad? Mejor te presento mi CV en este minuto que tengo y si te interesa, salimos otro día. ¿Te interesa?"
En serio que la gente está extraña o yo no salgo hace demasiado. Quizás el método de este chico funciona. ¿Una vez de cada diez? ¿Una de cada veinte? Como sea, si es así, y para como son a veces los hombres, ya esta estadística debe valer la pena. Alguna mujer tiene que caer.
"¿Vos te das cuenta lo que estás haciendo, no?", le dije, "Me estás presentando tu mejor perfil de manera unilateral. Estás haciendo un Tinder en vivo."
"Tal cual", dijo mientras se reía, "¡Eso es! Bueno, ¿Me das tu Whatsapp? ¿Tu Facebook?" Hablaba en serio, él.
"Ya que estás presentando tu CV, ¿viste que en las entrevistas también se preguntan los defectos? ¿Cuáles son tus defectos?"
Este chico Daniel, un niño hombre que me hacia acordar mucho al actor Michael Fox, con su nariz respingada y su mirada infantil, se quedó pensando. Sólo cuando se reía, sus ojos se arrugaban delatando sus 35. Entonces remató:
"Soy ansioso."
Esta pequeña anécdota me hizo pensar mucho acerca del tiempo y la inmediatez.
Allí estaba este chico, en un bar lleno de hombres y mujeres distendidos y socializando. Él tenía la oportunidad de observar, mirar, sentir las energías. De vivir la experiencia que sólo el "en vivo y en directo" te da, y sin embargo decidió trasladar su vida virtual a la vida física. Transpolar los métodos de su Facebook, LinkedIn y Tinder al campo de interacción cara a cara. ¿Será que ya no sabemos cómo hacerlo de otra manera?
Así fue como en vez de crearse un diálogo enriquecido por la magia del tiempo suspendido en el "estamos aquí y ahora", él optó por el monólogo "carta de presentación", sin reparar en atender a mis gestos, en descubrir algunos de mis gustos o rasgos personales a través de esos diálogos - a veces geniales- que se dan con extraños en un bar.
No, ¿para qué tratar de conocerme o descubrirme un poco en el momento presente? ¿Para qué aprovechar que me tenía enfrente? Mejor ahorrarse ese diálogo de tres horas, como dijo él. Total el objetivo era tener mi número.
Lo que me pregunto es de qué le interesaría hablar después en una salida, dado que para él las largas charlas - que no tratan de nada- no tienen sentido.
Supongo que en una primera cita, ya estaría sólo pensando lo obvio: cuándo me va a poder llevar a la cama; o dado su apuro a ponerse "serio", ¡al altar!
No me voy a enterar. No me interesa el Tinder en vivo. Me gusta la gente que disfruta del aquí y ahora; las personas que saborean las conversaciones sin sentido que despiertan pensamientos, sensaciones nuevas o tal vez muchas risas; me gusta aquel que goza el presente sin etiquetas.
Cada día deseo y me propongo ser capaz de disfrutar de esa manera. Siento que, aunque no siempre, lo estoy logrando.
No sabemos si mañana tendremos otra oportunidad.
Beso,
Cari