Terapia de pareja: armá un buen equipo con el otro
Cuidarse mutuamente es la clave para poder construir un vínculo sólido y duradero. Nuestra especialista nos dice cómo lograrlo.
No es fácil. Atrás quedó el romance del principio y llegaron los proyectos. Dejan de ser dos universos para ser algo más: vos, él y la pareja, que es como un tercero que tiene vida propia, con su economía, sus ritmos y sus códigos.
Sentir que trabajás en equipo y que alguien te cuida las espaldas quizá sea lo más agradable de construir un vínculo a largo plazo. Aprovechá esta etapa para consolidar buenos recursos que sirvan para afianzar la relación.
COMUNICACIÓN
Si la comunicación no funciona, todo lo demás se daña. El 80% de lo que comunicamos no es verbal: los gestos, las entonaciones, dan el contexto a lo que se dice. Cuando dos personas pasan tanto tiempo juntas, comienzan a entenderse sin hablar. Eso puede ser algo que los una, pero muchas veces esos gestos y miradas traducen descalificaciones y críticas. Al cabo de un tiempo, empiezan a tener secretos, porque saben que el otro los va a criticar o se puede llegar a burlar.
Bajá la soberbia: no creas que sabés lo que al otro le conviene. Da tu opinión diciendo lo que harías si estuvieras en esa situación.
No seas hiriente: cuidá mucho el lenguaje gestual.
Frená la escalada a tiempo: cuando ves que la discusión se sale de un cauce respetuoso, proponé seguir al día siguiente.
Calmá las aguas: no termines el día durmiendo espalda contra espalda. Dale un beso y decile que ya van a estar más tranquilos.
DELEGAR
Para poder crecer en una empresa, es necesario tener personas en quienes poder confiar. En la pareja pasa lo mismo. Es un alivio poder delegar en el otro y olvidarse de un tema de los muchos que hay que resolver.
Preguntale al otro lo que necesita: no hagas las cosas que “creés” que quiere. Después resulta que no era eso y te sentís frustrada porque tu esfuerzo no se reconoce.
No te encasilles: ambos trabajan, crían hijos, cocinan, limpian. No te enquistes en un rol. Tratá de que cada uno haga lo que le resulte más fácil. No te guíes por “repartos de tareas según el género”. Tal vez vos tengas más habilidad para las cuentas y él para la cocina.
Una vez que delegás, no controles ni supervises: no hay nada peor que dar un montón de indicaciones y hacer sentir al otro un inútil.
PROTECCIÓN
“Los trapitos sucios se lavan en casa”, decía un dicho. Y sí. No es agradable dejar al descubierto los defectos del otro frente a terceros. Eso hace que se pierda la confianza, y en una pareja, cada uno tiene que ser el guardián del dolor del otro.
No lo expongas en público: incluso cuando algo no te guste o no estés de acuerdo con lo que está diciendo. Esperá el momento de estar a solas.
Cuidalo: si vas a hablar de las cosas que le duelen, imaginate una herida sangrante y pensá que estás pasando la mano por allí. Hacelo con mucha suavidad, elegí las palabras, sé cautelosa.
Sé su aliada: hacele saber que vas a estar de su lado, aun cuando no estés de acuerdo con sus decisiones.
La pareja es un escenario de negociación cotidiana. Tratá de divertirte. El amor se nutre de complicidades y acuerdos durante el día y de caricias y susurros por las noches. Y, por qué no, de desayunos en la cama por la mañana. •
¿Sentís que estás cuidando al otro? ¿Te gustaría afianzar tu pareja como un equipo para enriquecer la vida de ambos? También date una vuelta por: Casamiento de noche y ¿Sos una solucionadora serial?
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