Tentaciones culinarias
Caminar por las ramblas de Rio es enfrentarse constantemente a tentaciones culinarias. Uno sale a correr, caminar, y siente todo el tiempo el olor de esas frituras riquísimas que venden en cada chiringuito de la playa. Los primeros días que pasé en la ciudad tomé la determinación de no caer en las garras de la comida típica brasileña. Para alguien como yo, que se ve obligada a huirle a las harinas, esto podría ser peligroso (y por peligroso me refiero a volver con seis kilos de más, me ha pasado, creanme).
Cada día salía a caminar por la playa de Barra de Tijuca tratando de no dejarme invadir por ese olor tan rico, esquivando los mostradores llenos de coisinhas, pasteles, bolinhas, caldo de feijoada, crepes, panes de queso. Pero después miraba a las cariocas, que tienen en su mayoría un cuerpo espectacular, comer como si nada, así que de a poco, fui cediendo a la tentación.
Empecé por sentarme en uno de estos puestos frente al mar y hacer una degustación típica de pasteles, coisinhas y panes de queso. Las coisinhas son una especie de croquetas de papa, que en su centro pueden tener pollo o carne. Pero el ingrediente secreto, lo que las hace tan irresistibles, es el catupiry. Se trata de una marca de queso untable, que se hizo tan popular que empezó a usarse para nombrar a todos los quesos untables muy cremosos de distintas marcas. Los pasteles pueden ser dos cosas: unas pequeñas tartas tipo quiche, o unas empanadas, con distintos rellenos: camarones, carne, pollo, queso. Todo con mucha manteca y frito, pero qué rico!!!
Lo bueno de que los chiringuitos queden en la playa es que después de darse una panzada uno tiene varios kilómetros de ciclovía bordeando la rambla para poder caminar y sacarse un poco la culpa. No deja de llamarme la atención en Rio de Janeiro el culto al cuerpo. A todas horas hay gente corriendo, caminando, haciendo ejercicio en las estaciones de deporte que hay en cada posto. Además, las playas están repletas de puestos de alquiler de tablas de surf y kitesurf. A los cariocas les gusta estar en forma, y de alguna manera uno se contagia de eso. Todas las personas con las que viajé empezaron a hacer mucho más ejercicio del que normalmente hacen en Buenos Aires. Creo que así fue como logré compensar todas las frituras que comí.
De todas formas, también hay frutas y verduras riquísimas, que me ayudaron a equilibrar. Cómo voy a extrañar los desayunos con papaya, mango, melón y sandía fresca todas las mañanas!!! Con mis compañeras de Perros íbamos todas las semanas a comprar frutas frescas a un mercado que no sólo tenía excelente variedad sino mejores precios que cualquier supermercado.
NO APTO PARA VEGETARIANOS
Es sabido, la feijoada es el plato de comida nacional. Los brasileños dicen que así como nosotros comemos un pedazo de bife todos los días, ellos comen feijoada. A 5 reales el kilo es lo más barato que se la puede comprar. En un intento frustrado de convertirme en una mejor ama de casa, le pedí a una compañera que me enseñe a cocinar este plato. Así fue como me enteré que, además de los porotos y el arroz, la feijoada lleva carne de cerdo, más específicamente sus orejas y su cola. De ahí lo espeso del caldo, en el cual estos elementos se cocinan junto con cebolla y couve durante casi 4 horas. En fin, no es un plato que vaya a cocinar alguna vez.
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