¿Tenemos más sexo en verano?
Según nuestra biología se activa la sexualidad en esta época del año; estar con más tiempo de ocio, menos estrés y menos ropa también ayudan; hay más infidelidades
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En verano, según nuestra biología, se activa la sexualidad. Las hormonas se movilizan más. A esto se le suma que solemos estar más relajadas, con tiempo para el ocio y con mucha menos ropa, lo que va preparando el terreno para que conectes con tu disfrute.
¿Quién no escuchó: ‘Me enamoré a primera vista’? Esos amores de verano que a veces perduran y otras quedan como un flash en el recuerdo.
Hay múltiples estudios sobre el clima y la sexualidad: se sabe que la química sexual cambia a lo largo del año. En verano aumenta el número de horas de sol y esto explica, según los científicos, que los flechazos y nuestra actividad sexual crezcan con el calor.
Según el investigador español Peré Estupinya el comportamiento sexual responde a un equilibrio entre dos sistemas de excitación y de inhibición, que, a su vez están condicionados por factores fisiológicos y psicológicos. Aquí las hormonas juegan su papel, pero también lo hacen la conducta, la pareja, el ambiente y el clima. Y, todo ello, “altera nuestra actividad erótica”.
Pero ¿por qué el verano despierta el deseo sexual? ¿Hay una química del deseo? La sexóloga y terapeuta de parejas Analía Pereyra responde, contundente: “Sí. Y la protagonista del torbellino hormonal se llama testosterona, hormona preponderante en el mundo del flechazo erótico, la cual alcanza un gran nivel en verano”.
Según explica esta profesional, Educadora en Sexualidad Humana, “no solo la testosterona se activa en gran cantidad, sino también la serotonina, que es un neurotransmisor con influencia en el placer y las feromonas, que son las sustancias que desprendemos por la piel. Durante el verano y al estar más expuesto nuestro cuerpo ellas actúan como imanes sexuales entre las personas”.
Con el aumento de la temperatura y las horas de luz hay un cambio a nivel del sistema nervioso y la producción de hormonas está más activa, lo que produce que estemos con mayor predisposición a encontrarnos sexo-eróticamente.
Beatriz Literat, médica Sexóloga Clínica y Ginecóloga del Departamento Medicina Sexual Halitus Instituto Médico, refiere que las vacaciones de verano siempre fueron tiempo de relajarse, explorar nuevas actividades solos o en familia y poder redescubrir los vínculos desde un lugar de menor estrés y exigencia.
Con más razón, esta temporada de vacaciones con una pandemia que, por momentos, permite volver a aproximarse a la vida social que se disfrutaba antes, estimula a pensar en lo saludable y placentero del ejercicio de una sexualidad plena.
“La actividad sexual en su significado más amplio está presente en la vida durante las 24 horas del día, está nutrida por la energía vital y modulada por las hormonas y miles de sustancias químicas que contribuyen a que pueda desplegarse en sus diferentes aspectos biológicos, emocionales y espirituales. Todos ellos en equilibrio, conducen a un estado de bienestar que no solo satisface a la propia persona, sino que promueve también un apego saludable y entusiasta con la pareja, lo que genera mayor energía y creatividad para muchas y diversas actividades de la vida cotidiana”, señala.
Agrega que son incontables las personas que encuentran en el ejercicio de una sexualidad saludable en vacaciones un recurso energético importante para mejorar la salud general, el estado de ánimo, el vínculo con la pareja y hasta una mejor disposición para cualquier otro aspecto de su vida que puede ser optimizado.
“Las parejas que desean embarazarse, estén o no en un tratamiento de fertilidad pueden encontrar en su sexualidad en vacaciones la plenitud que implica un cambio de escenario y la posibilidad de un encuentro amoroso libre de la ansiedad por alcanzar el resultado, lo cual va a favorecer a posteriori, el logro de la concepción”, ejemplifica.
Y menciona también que las parejas con hijos, en cambio, pueden llegar a encontrar espacios para crear su propia “mini luna de miel”, o sea un reencuentro que, además de refrescar a la pareja, le permite encarar la convivencia con los hijos desde un lugar de mayor felicidad y energía. Muchas personas con problemas de salud crónicos pueden incorporar a las rutinas saludables de alimentación, ejercicio y esparcimiento, el reencuentro con su “ser sexual”, y lograr que su sistema inmunológico contribuya a mejorar su calidad de vida física y emocional.
“Desde ya, quienes están sin una pareja tienen la oportunidad de descubrir sus recursos y habilidades sociales, como la empatía, la sintonía y el asertividad, entre otras, con personas que están solas como ellos y poner de manifiesto sus múltiples capacidades emocionales para generar situaciones interesantes, desafiantes y que estimulan al propio crecimiento como seres humanos”, agrega.
Según dice, “tal vez una mal entendida sexualidad haya estado ‘de vacaciones’ durante todo el año y este sea el momento de reencontrarse con la verdadera, comprenderla mejor y ponerla en acción”.
Para cerrar con palabras de la sexóloga Analía Pereyra: “En definitiva, el verano dispara una predisposición a los flechazos y al deseo sexual, hormonas, neurotransmisores y hasta la química se alinean para que esto suceda. Y la buena noticia es que, además de ser divertido, nos pone de buen humor. El sexo genera renovación para quienes se atreven a vivirlo con soltura, libertad y amorosidad”.
Más sexo y más infidelidad en verano
El aumento de la temperatura ambiente tiene un impacto en el cuerpo humano, dejándolo estimulado y sexualmente más despierto. Por eso, durante la temporada de verano hay mayor índice de infidelidades.
Según registros de Second Love, el dating site exclusivo para infieles de Latinoamérica, a partir de mediados de diciembre y durante todo el verano la búsqueda de amantes aumenta un 45% en relación con otras épocas del año y el 55% de los usuarios afirmó ser infiel durante las vacaciones.
A su vez se producen picos de conectividad en el sitio: los usuarios están más activos y se conectan durante más tiempo: antes de ir a trabajar, durante la hora del almuerzo y por la noche, y se producen más encuentros sexuales.
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