Sumergida en un mar de libros. Una reflexión ferial
Juan,
Me resultaron muy interesantes las posturas ante la vida de las personas que mencionaste en tu último post. Personalmente, soy consciente de que hoy me manejo con muchos mecanismos construidos, maneras de actuar que me impuse para "seducir a la vida", formas que distan mucho de la persona tímida que yo solía ser muchos años atrás.
Por supuesto que esa persona retraída sigue siendo parte de mi esencia, pero en algún momento entendí que para alcanzar varios de mis sueños, tenía que desprenderme de mis zonas conocidas, observar al mundo y abrazar formas nuevas de ver y hacer las cosas.
Mucho de lo que soy y de lo que hago hoy, sé que lo logré por animarme a cambiar de paisajes, de estructuras y de respuestas que creía verdaderas. Estoy donde estoy por haber superado miedos propios. Superar algo tan sencillo como animarme a hablar por teléfono simplemente para presentarme y resolver alguna cuestión laboral o personal, o algo más trascendental como el hecho mostrarme al mundo con mis capacidades o mis emociones más sinceras.
Te dejo esta canción para que leas lo que sigue:
Ahora que pienso, nunca hablé demasiado de mi trabajo en este espacio. Hoy domingo, el trabajo domina el día. Miro la lluvia incansable, y desearía poder quedarme enroscada en mi cama, tomando un té, leyendo o viendo una película. Pero no será posible porque en pocos días empieza la Feria del Libro de Buenos Aires y tengo que salir hasta el predio de La Rural, coordinar a un grupo de personas que conocí hace tan sólo unos días, contarles cómo vamos a ubicar cientos de libros y lograr que en muy poco tiempo se "pongan la camiseta" y sientan cariño por autores conocidos, pero también por otros que jamás escucharon nombrar.
Hace meses que con mi equipo de trabajo estamos organizando la Feria del Libro. En un mundo cada día más virtual, el evento mantiene su vigencia. Al lado de esa dimensión paralela que construimos a través de las redes sociales, hoy este acontecimiento me resulta de pronto en extremo tradicional. Con sus pasillos llenos de personas, de tapas y hojas con diversas texturas, olor a imprenta, a gente, café, luces artificiales y el murmullo constante y adormecedor de las masas, de pronto el cuadro surge como demasiado real. Todos nuestros sentidos están en juego.
Pero estoy agotada. Hoy ya no siento muchas fuerzas y me pregunto si tantas horas de trabajo valen la pena. Si la Feria del libro vale la pena. La idea de pedir un delivery de helado y quedarme en casa me resulta tan tentador como leer las críticas de libros en diversos portales, decidirme por uno en una compra online y que me lo traigan a la comodidad del hogar. Y entonces me vuelvo a preguntar, ¿vale la pena La Feria del Libro hoy? Antes representaba ese espacio en cual uno podía encontrar los tesoros escondidos, inalcanzables en las librerías de barrio. Hoy nada está oculto, todo está al alcance de un clic.
Pero por supuesto que vale la pena. Porque así como mi trabajo no consiste tan sólo en editar y vender páginas escritas, la Feria del Libro es mucho más que un espacio que reúne miles de obras. Y hoy, a pesar del cansancio extremo, lo sé más que nunca, y esto me emociona y me impulsa a seguir.
Desde el instante que ingresé años atrás al universo de la Feria, pude percibir lo particular de este evento. Acerca a las personas no sólo a miles de libros, a miles de historias que despiertan en nuestra imaginación viajes paralelos, sino que también nos aproxima al mundo editorial.
A lo largo de los años, una y otras vez pude comprobar que muchas personas no entienden que la Feria del Libro no reúne a las librerías, sino que convoca a las editoriales. "¿Por qué no separan todo por género en vez de poner varios puestos con una mezcla de cosas?" o ¿Tenés 50 sombras de Grey?" son del estilo de preguntas que lo demuestran.
A la Feria del Libro, vamos a exponer ante todo las editoriales, cada una con sus colecciones, novedades y en algunos casos distribuciones. Y también van novelistas, poetas, profesionales de diversas áreas y personalidades de la cultura. Así mismo, hace unos años que se elije una "ciudad hermana" como invitada especial. Este 2016 es Santiago de Compostela, que vendrá con sus escritores representativos, sus sabores tradicionales y su música característica.
Entonces, aquel visitante que elije vivir la experiencia a fondo y con todos los sentidos, sentirá esa emoción de la que hablo. Podrá conversar con algunos de sus autores favoritos, escuchar narrar hermosos pasajes de libros, acercarse a cada editorial y absorber un poco de su mundo, hablar allí acerca de lo publicado y lo anhelado. Uff, si habré tenido largas charlas con varios de los visitantes.......
En un mundo cada vez más virtual, ver tantos libros, poder acariciar las tapas de cientos de obras, sentir los relieves y los olores de las páginas, abrazar y sonreírle a un autor que admiramos (Liliana Bodoc, en mi caso), escuchar las reflexiones de un pensador con un café en mano; todo eso es algo que considero sencillamente tan placentero como un viaje.
Un viaje por nuestros cinco sentidos. Sentidos que sólo una experiencia social real puede despertar y estimular en profundidad.
Me voy al mar de libros.
Beso,
Cari
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