Sofía Pachano: "La familia te toca y no podés huir de ella, pero los amigos son una elección"
No fue una buena semana. Estuvo cuidando a su papá en una internación domiciliaria y su abuela estuvo internada; sin embargo, Sofi llega con una sonrisa. Ninguna de nosotras nota el leve sarpullido que le salió –supone– por el estrés de los últimos días. "No sé cómo lo vamos a tapar mañana", piensa curiosa, previendo la producción que la llevará a la tapa por primera vez. Agradece la convocatoria y esa dosis extra de gratitud y entusiasmo nos sumerge en una charla sincera y sanadora. Sofi es una guerrera de la compasión, de entender los tiempos de la vida, de saber perdonarse y procurar armarse una vida más amable y armoniosa. Quiere dejar atrás la autoexigencia y se esperanza con un modo más abundante, que la saque del temor y la ansiedad. Está soltera, pero más acompañada y amada que nunca, en un verano que la encuentra terminando de construir una casa en la costa, su refugio de autoamor.
Estás en plena construcción de una casita en la costa, cerca de Mar del Plata, ¿cuándo y cómo surgió la idea?
Hará un año y medio... Encontré un espacio natural, yo soy criada en Palermo, en el medio del cemento. Mi único contacto con la naturaleza era en el verano, en Punta del Este, desde que nací hasta mis 6 años, cuando iba mucho con mis papás cuando iban a trabajar. No tenía más naturaleza que esos viajes, nos íbamos mucho. Hubo como una necesidad personal de empezar a conectarme con algo natural. Hace tres años hice temporada en Mar del Plata y me enamoré de esa ciudad. Venía haciendo temporadas ahí desde 2010, pero no había tenido un clic, iba simplemente a trabajar. En una temporada, en 2017, descubrí otra Mar del Plata. Empecé a tener un círculo muy fuerte. También había empezado a tomar clases de surf, así que me puse a buscar un terreno. No fue sencillo porque no es fácil encontrar un lugar en el que digas: "Ah, es acá".
¿Cuánto tiempo te llevó la construcción?
Como es construcción en seco, tardé dos meses y medio, tres. Son paneles que traen en camiones ya ensamblados, vos después los armás. Es como un Lego. Empecé con una tiny house, pero ahora la armé más casa, con otro plan, pensando en una inversión a futuro. Tenía que considerar que vamos a ser varios ahí, con mi familia, mis amigos... Por eso, tengo un entrepiso y una habitación.
¿Cómo te proyectás? ¿Yendo los fines de semana largos?
Cuando tenga tiempo libre, pienso instalarme allá. Hay una movida natural muy linda, muy de cuidado entre todos. Se fue armando una comunidad. Sí, mucha gente que huye de la ciudad y lo tiene como refugio.
¿Necesitabas refugiarte de algo?
Sí, vengo de unos años bastante difíciles. Hice un clic fuerte de realmente permitirme hacer las cosas que quería. Vengo de una familia obsesiva del trabajo, siempre fue primero trabajar y después tu vida. Las necesidades fueron así, mis papás son artistas los dos. Me pasó que con el tema de la salud de mi viejo, hace dos años y medio, dije: "No puedo estar en una vorágine laboral todo el tiempo". Quiero soltar esto del artista de que cuando no tenés trabajo te empezás a desesperar... Cuando no hay, no hay; y hay que confiar en que algo mejor va a llegar.
Tuviste que aprender a despreocuparte.
Exacto. Además, cuando te despreocupás aparece todo junto. Cuando te disponés a tomarte tres meses, no podés porque te sale otra cosa. En esa necesidad fui conectándome con la naturaleza, con diferentes maneras de comer, meditar... Fue necesario. No puedo dar una explicación, fue una sensación.
¿Fue todo en un mismo momento?
Fue una patada en la cara, decirme: "Definitivamente no es así tu forma de vincularte". Como a todos los que trabajamos en teatro desde hace años, me pierdo todo, así que empecé a priorizar momentos. Cambié un poco y armé un círculo, consciente. Siempre tuve a mis amigos, pero ahora es muy fuerte. Es la familia que una arma. Sí, totalmente, es mi familia elegida. Siempre digo que la familia te toca y no podés huir de ella, viene. Pero los amigos son una elección, es importante. Ser buena amiga, para mí, es fundamental. Tengo dos mejores amigos varones, estamos mucho juntos y cada vez que vienen a mi casa en la costa los pongo a hacer algo. El otro día uno de ellos me estaba colgando un toldo, y mira al otro y le dice: "Hay que conseguirle un novio urgente, ¡ya no es negocio!" (risas). Trabajo para ser buena amiga.
¿Cómo se manifiesta ese trabajo?
Estoy muy presente. Creo que las redes han arruinado un montón de vínculos porque hay una falsa presencia. También tengo amigos que no veo tan seguido y que sé que están, pero trabajo para estar presente. Soy muy del "¿dónde estás? ¿Tenés un rato libre? Voy para allá", y recibo lo mismo del otro lado. Mi mejor amiga de la vida (ahora voy a ser la madrina de su hija) es médica, así que tenemos los horarios cruzados, pero yo sé que es mi hermana, yo soy su hermana, nos conocemos desde los dos años. No coincidimos, pero ella sabe que si corre, yo corro.
¿Tenés amigos nuevos que conociste en Mar del Plata?
Sí, me hice amigos allá. Fue muy loco: yo creo que hay varios tipos de amistad, están los amigos de toda la vida, que son como tus hermanos, y también hay nuevos que una va conociendo, que suman otras cosas. Tengo una amiga que es de allá y le dije: "No hace falta conocerse de toda la vida para sentir que te conozco de toda la vida". Su familia me recibe en Mar del Plata con los brazos abiertos, yo me quedo en su casa y ella no está. Me parece re importante siempre tener círculos. Que te rodee el amor sin los esquemas típicos.
"La vida tiene todo el tiempo puertas que se te abren duras o difíciles, si vos no te escuchás en ese momento, explotás o te brotás".
Es lindo encontrar otros arquetipos de amor, ¿no?
Totalmente. A mis 31 años está la presión de "¿cuándo vas a tener un novio?". Bueno, respondo: "Cuando llegue". Está lleno de parejas que están con alguien por el simple hecho de estar con alguien. Yo no quiero eso, quiero que llegue alguien en el momento que tenga que llegar, porque, aunque yo lo quiera, no creo que forzando pueda suceder algo. Está ese arquetipo todavía muy fuerte planteado de "ah, ya tenés 31". El otro día alguien me dijo: "¿Vas a congelar óvulos? ¿Sabías que a los 31 ya empiezan a envejecer?". Yo no lo había ni pensado. Por ahí esa persona cría hijos con esa presión, tirando esos comentarios que a una hija le pueden pesar un montón.
O te agarra en un mal día, un domingo...
Un domingo mirando Realmente amor y te tira para abajo. No siempre estamos tan lúcidas.¡No! Y hay que entender que son procesos. La mujer cambió, cambiaron nuestras necesidades, nuestros proyectos, las cosas que queremos, todas cambiamos. Yo recontra quiero tener hijos, me encantaría tener una familia, pero quiero tenerla con alguien que quiera tenerla... A conciencia...Sí, no es cuestión de tener un hijo porque se te vencen los óvulos o porque tu familia te impone. Mi papá siempre me dice: "Ya es hora". Yo lo miro y le digo: "¿Qué pensás que estuve haciendo todo este tiempo con vos transitando una enfermedad?".
A veces se nos va el maternaje para otros lados...
Ni hablar. Yo soy hija única, además. Eso sucede. Cuando vos te ocupás de alguien de tu familia, te lleva mucho tiempo mental, corrés el foco. Creo que se puede hacer al mismo tiempo, pero no estás tan despierta. Pueden pasarte 20 elefantes blancos por delante de la cara y no los ves.
Todo lo nuevo lleva energía, estar un poco más chispita... A veces una necesita el tiempo para otras cosas.
Sí. Además, yo fui muy Susanita.
¿Y qué pasó con Susanita?
Me cargué otras cosas. Mi última pareja duró bastante, yo era muy chica, pero me encontré en momentos dejándome muy de lado. Era muy de dedicarme al vínculo, al proyecto, a la casa... El corte fue muy abrupto y me encontré completamente desahuciada en lo personal. Tenía amigos, pero también tuve que reabrir mis puertas y volver a hacerme amigos que estuvieran conectados. Me pasaba que me mimetizaba, y hoy esa energía ya no la tengo. Cuando conozco a alguien que es de mimetizar, automáticamente ya no me interesa. No es lo que quiero, esas personalidades no van conmigo.
Un amigo siempre me dice: "Tenemos que matar a la Susanita que llevamos dentro", porque el riesgo es que te desdibujes en pos del proyecto.
Total. Además, veo que los hombres también están sufriendo un cambio, y no saben dónde pararse. Mis amigos solteros hetero no saben muy bien cómo actuar por momentos, porque tienen el bagaje del patriarcado, nos tienen a nosotras recontra fuertes, no pueden hacer un chiste porque tienen los chistes todavía viejos. Yo creo que soy una mina que va muy para adelante sola y tengo que aprender a dar el lugar, porque vos dejame y voy y te construyo todas las casas en la costa que quieras...Aprender a regular esa energía es un aprendizaje.Por eso la persona para estar a mi lado tiene que tener una personalidad para callarme un poco, en el buen sentido. Y hay que estar muy despierta para no tener una relación tóxica.
El amor no deja de ser la convivencia de dos egos viendo cuál coloniza al otro.
Mi psicóloga dice que somos dos puños que se van tocando, que van teniendo pequeñas intersecciones porque el entrelazarte no lleva a ningún lado. Hay parejas que se entrelazan y funcionan, pero son las menos.
"Está ese arquetipo todavía muy fuerte de ‘ah, ya tenés 31, ¿vas a congelar óvulos? ¿Sabías que ya empiezan a envejecer?’. Yo no lo había ni pensado".
¿Por ser hija única sos un poco sobreadaptada?
Sobreadaptadísima, donde me tires me acomodo. De hecho, ese es mi mayor problema. Estoy acostumbrada a sobreadaptarme a un montón de situaciones, desde muy chiquita, y tampoco está bueno. Es importante el momento en el que decís: "No, me estoy sobreadaptando", en todos los ámbitos, incluso en el laboral, y manejar no irte al extremo, entender que el límite es más paulatino. Soy escorpiana, para mí todo es blanco o negro, me cuestan mucho los grises. Soy muy de "se corta esto acá, se termina, se cierra". En eso me ayudan mucho mis amigos, a parar, a analizar los pros y las contras, a ver qué pasa si seguís, qué pasa si no... Hace mucho que no estoy en pareja o saliendo con alguien estable, pero en lo laboral también sucede.
Hay tantas variables en el otro, en nosotras.
Yo hago terapia de grupo desde los 18, hace 13 años, con el mismo grupo. Originales quedamos dos, después fue mutando, pero hay muchos que están desde hace siete años, aproximadamente. Me parece un espacio más rápido, porque el grupo no te deja quedarte en un tema. Siempre con amor, porque es un vínculo muy importante. Yo soy muy fiel al grupo, de hecho, uno de mis mejores amigos es de ahí.
Hacés la columna sobre la soltería en Perros de la calle, ¿qué repercusión tenés?
Repaso mis tres años de soltería, donde me fueron pasando cosas tremendas, muchas anécdotas convertidas en espectaculares desde el lado de la risa. Quise darle la vuelta desde el humor, dejar de ver la soltería del lado de "soy sola, soy fea, tengo feo cuerpo, nadie me quiere". También me pasó que durante la columna muchas personas me decían: "Tranqui, no bajes los brazos, ya va a aparecer". ¿Por qué están viendo lo que no tengo y no todo lo que tengo? Yo misma me siento, me pongo a pensar y digo: "Qué lindo todo lo que pude construir". Falta el casillero de la pareja que todavía no apareció, pero tengo los vínculos bien, el trabajo bien, mi casa, una casita chiquita en la costa, familia... Una se queda siempre en lo que no tiene.
Y después las parejas se convierten en un trofeo, te felicitan cuando empezás una relación. No es un mérito arrancar una relación.
Hay tanto peso por eso... A mí me escribían un montón por la columna diciéndome: "Me pasó lo mismo" con dolor y con peso. Yo creo que hay algo en los grupos de amigas mujeres todavía muy castigador, muy crítico, de juzgar mucho. Ojalá lo pudiéramos cambiar. Y que cambie eso de que el amor es "para toda la vida".
Si no, la separación implica fracaso.
Una tía mía me dejó algo que no me olvido, le pregunté cómo hacía para estar con su marido desde hacía tantos años y me respondió: "No nos vamos a dormir peleados, no hay posibilidad de que nos vayamos a dormir si nos pasa algo". Me pareció bueno, no te llevás la angustia al sueño. Creo que todos esos mandatos están cambiando y está bueno cambiarlos porque es difícil, a veces vienen muy arraigados. También me pasa que cada vez que voy, por ejemplo, a un casamiento me dicen: "Todos estos vienen y están solteros". Es como "estás soltera, tomá".
Pará, tiene que haber un montón de cosas, algo de química...También te dicen: "Sos muy exquisita, deberías bajar un poquito la vara"...
Claro, ¿qué vara? Estoy pidiendo que sea buena gente, que le guste su trabajo, que es importantísimo para él y para vos, porque si es un frustrado y vos sos exitosa, después te va mal. Tenés que tener a alguien que sea muy feliz en lo que hace, que disfrute y que le guste, si no, cargás. A mí me pasa siempre, atraigo al que está cambiando de profesión, que necesita un empujón. Estoy sentada, conociéndolo, arranca con la historia y pienso: "Otra vez de psicóloga...". Es energéticamente, porque no tenía ni idea, nadie te dice esa data.Este mes hablamos de autoamor, vos sentaste un poco las bases con ese posteo que hiciste contando cómo aceptar el cuerpo en los contextos.Yo creo que hay algo de la exigencia que no te deja permitirte el error. Lo físico es lo primero que pasa; si estás pasando por un momento malo, es probable que puedas engordar unos kilos, porque estás desorganizada, porque estás triste, porque lo manifiesta tu cuerpo. Cuando se te desajusta la vida, se te va a desajustar el cuerpo. Los comentarios siempre son "qué gorda" o "qué flaca". Me pareció que estaba bueno compartir eso porque había sido un año muy difícil, con la exigencia de bajar de peso en un momento en el que no iba a bajar de peso, porque mi nivel de estrés era tan grande que no iba a suceder.
Te sumás un nuevo estrés.
Se trata de cambiar los parámetros de la cabeza en ese momento. Yo soy gastronómica, además. Estando en gastronomía engordás, porque probás. Creo que, lamentablemente, sigue estando el medio lleno de gente que da el mensaje equivocado. Siguen estando en la tele, en las tiras, conduciendo... Siguen estando y son influencers de chicas, de nenas, que es lo que a mí más me preocupa. Nosotros tenemos que hacer un trabajo enorme para cambiar, pero si desde chiquita cambiás ese parámetro, ya mirás distinto. No sé si vamos a llegar a ese camino en el que realmente cambien en la tele los modelos de belleza.
Está cambiando...
En algunos espacios, no siento que en todos. Pero no pierdo la esperanza, ojalá que las mujeres empecemos a copar más espacios.
Lo que está sucediendo en redes también puede ser revolucionario.
Hace poco echaron a una pareja gay de un balneario en Mar del Plata. Yo hice un videíto para compartirles a mis seguidores, para que vieran lo que está pasando. En dos días repostearon ese video en todos lados y se armó mucho revuelo. Esos son los mensajes que doy sin querer y los momentos en los que entiendo que las redes están buenas.
¿Cómo se manifiesta para vos el autoamor?
Escucharme sobre todo. En estos días estuve pasada de revoluciones, mi papá y mi abuela estuvieron internados en la misma semana. Es imposible, en esos momentos, que la vida no se te dé vuelta. Yo ponía el cuerpo, porque dormía en un lugar, en el otro, iba para acá, para allá... Para mí, el autoamor es decir: "Pará, estoy yo también, poné un límite, en las clínicas los están cuidando, necesitás ir a bañarte o tomarte una copa de vino con una amiga". El límite del autoamor, para mí, empieza en escucharse. La vida tiene todo el tiempo puertas que se te abren duras o difíciles, si vos no te escuchás en ese momento, explotás o te brotás. Yo me pongo música y medito. Escucho un mantra que a mí me gusta mucho, prendo mi altar y voy tomando energía. Me funciona bajar.
En el altar, ¿qué imágenes tenés?, ¿qué convocás?
Tengo incienso, una foto de mi familia, un corazón, una planta, piedras, velas...
¿Las piedras las elegiste intuitivamente?
Sí. Tengo tres que siempre me cuelgo y cuando lo necesito mucho me cuelgo una cruz de mi abuelo materno, pero por su energía, más que nada. Es el único recuerdo físico que me quedó de él. Mi único tatuaje dice "abuela" y "abuelo", mis segundos padres. Mi abuelo falleció hace 13 años y mi abuela tiene 87 años, está muy viejita. Hay algo que me llamó mucho la atención el otro día: ella está en cama desde hace un año y ahora, cuando te mira, te mira. Yo no sé qué le pasa por dentro, pero se queda así, me está mirando. Es fuerte. A mí se me va siempre la mirada, me cuesta mirar mucho tiempo a los ojos. Y el otro día pensaba: "Qué loco, yo también quiero mirar de esa manera, analizar, profundizar".
¿Qué más intencionaste para este año?
Seguir disfrutando. Parece un cliché, pero no lo es. Es difícil mantener la felicidad, porque pasan tantas cosas que la ponen en riesgo. Entonces, para no caer, hay que seguir encontrando momentos felices. •
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