Shibari: ¿En qué consiste el arte japonés de las ataduras eróticas?
Se trata de una práctica erótica proveniente de Japón basada en la inmovilización del cuerpo de una persona
- 5 minutos de lectura'
El Shibari, atadura en japonés, o Kinbaku, atadura tensa, es un tipo de bondage, práctica erótica proveniente de Japón basada en la inmovilización del cuerpo de una persona.
Pero no solo es evitar que el cuerpo pueda moverse, sino que este arte sigue principios técnicos y estéticos utilizando cuerdas de fibras naturales.
Las ataduras en shibari son más complejas que las del bondage occidental e integran el intercambio de energía entre las personas que lo practican.
Un poquito de historia
La mayor fuente histórica del Shibari se puede encontrar en el hojōjutsu (捕縄術), un arte marcial japonés que enseña a utilizar cuerdas para capturar y atar prisioneros para su arresto, transporte o castigo. Sus orígenes pueden rastrearse hasta el siglo XVI como arma de guerra: era una de las 18 técnicas de lucha en que se instruía a los samurai, y posteriormente como herramienta policial.
La habilidad japonesa para ritualizar y embellecer actividades cotidianas, desde la ceremonia del té hasta la caligrafía o los arreglos florales, entró también en juego con el hojōjutsu: las ataduras del prisionero podían seguir complicados patrones según su clase social, el delito cometido o el castigo que le estaba reservado.
De la tortura al placer
Hacia finales del período Edo aparece la primera documentación sobre el Shibari propiamente dicho, en forma de imágenes, donde se muestra el uso de la cuerda con fines eróticos. En el castillo de Matsumoto se pueden encontrar los primeros dibujos señalando el paso del Shibari de técnica marcial y de tortura a práctica de refinada sensualidad. La documentación sobre el Shibari japonés anterior a ese momento es muy escasa, aunque se menciona en la literatura popular.
El paso de la brutalidad medieval al refinamiento del arte erótico se dio de forma gradual durante el siglo XIX y llegó a su cumbre gracias a la influencia del pintor Itoh Seiyu, llamado el “padre del Kinbaku”. Itoh Seiyu absorbió estas influencias y las combinó con su propia tendencia por los juegos eróticos de dominación y sumisión (lo que hoy conocemos como BDSM), lo que dio nacimiento al arte del Shibari.
Shibari como arte
El Shibari es, ante todo, una comunicación íntima entre dos personas. Es una práctica erótica y sensual.
Pero al ser un arte tan visual y estéticamente potente se ha convertido en uno de los principales medios de expresión sobre los escenarios, no sólo de clubes especializados, sino también de teatros, shows, fotografías o incluso en series y películas. Recientemente en la plataforma Prime se estrenó la serie “Pequeñas Victorias”, donde se incluye una escena con ataduras de Shibari realizadas por Ciro J. De BDSM Argentina.
El aftercare después de una sesión
El aftercare son los cuidados posteriores que debemos tener y realizar luego de terminar cualquier sesión BDSM incluyendo las sesiones de Shibari, especialmente desde la parte TOP hacia el BOTTOM, aunque el cuidado es mutuo porque el intercambio de energía y el cansancio cuenta para ambas partes.
Cada aftercare va a ser distinto dependiendo el tipo de sesión y la persona con quien realizamos las prácticas.
Hay quienes necesitan contención, mimos, caricias. Otros necesitan comer algo dulce para levantar la energía. Tomar agua. También se puede requerir colocar una loción humectante en alguna zona afectada, cubrirnos del frío y también existen aquellos que prefieren un rato a solas.
Es importante acordar el tipo de aftercare y estar siempre preparados para esta situación que es tan importante como el consenso, el diálogo y la sesión en sí.
En una sesión intensa de Shibari se liberan endorfinas, euforia, morfina y adrenalina que provocan estados alterados, incluso se puede llegar a un estado de trance conocido como “Rope space”. Esto ocasiona soltura de tensión muscular, respiración profunda y disminución en la percepción del dolor. Para quienes están atados, la experiencia es profunda y maravillosa. Se la describe como algo similar a “volar”.
Esto suele suceder cuando la energía entre las personas que realizan la práctica fluye, hay conexión, se busca ese placer y se busca llegar a esos estados.
Pero… todo lo que sube tiene que bajar. Luego de una sesión tan intensa, baja el nivel hormonal, desaparece la adrenalina y la euforia y eso puede provocar diferentes cosas a la que debemos estar atentos para poder calmar y contener.
La experiencia de Paula, en primera persona
A mí, en particular, me suele agarrar frío; en muchas ocasiones lloro, necesito comer algo dulce, recibir abrazos. Y esa parte es muy importante de considerar, tanto como la sesión en sí.
Yo puedo entregarme a la situación y permitirme dejarme llevar por las cuerdas, la sesión y la conexión con mi compañero porque sé que él va a tener en cuenta mis necesidades antes, durante y después de la sesión.
Nada de toda esta experiencia puede ser satisfactoria si una no se siente cuidada por su compañero o compañera.
Info importante:
- ¿Qué cuerdas debo utilizar?: Usamos cuerdas de fibra natural que puede ser yute, cáñamo o algodón de 8 a 10 metros de largo y 6 mm. de espesor.
- Herramientas de seguridad: Siempre debemos tener alguna herramienta que nos sirva para cortar las cuerdas en caso de que haya una situación de peligro que lo amerite. Nosotros sugerimos las tijeras de trauma, que no tienen punta, pero sí dientes y cortan de forma fácil y segura la cuerda que está sobre el cuerpo.
- Dónde iniciarse de forma segura: BDSM Argentina dicta talleres de iniciación y de nivel superior y también ofrece clases privadas individuales o de pareja. El próximo taller es el 8 de abril a las 19 en Palermo Hollywood. Más info: @bdsmargentina.
IG de la autora: @alasparatusexualidad
Temas
Otras noticias de Sexo
- 1
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 2
Por qué los mayores de 60 años no deberían tomar vitamina D
- 3
Simeone, De Paul, Álvarez, Molina: el Asadito mecánico del Atlético de Madrid cocinó un triunfo histórico en Barcelona
- 4
John Goodman, el actor de Los Picapiedra, luce irreconocible tras su gran cambio físico