Sexo y pareja: encuentros exprés y convivencias precoces durante la pandemia
"Caminó 100 cuadras para vernos en el súper"
CAROLINA, 36 AÑOS
En enero de este año conocí a Fabián. Empezamos hablando y después de unos días nos encontramos para "tomar algo". Todo terminó en su casa, con mucha química y fuego. Las cosas iban bien, pero entre mis vacaciones y las suyas casi no coincidimos y no pudimos vernos más que esa vez. En marzo, cuarentena. Quedamos aislados, él en Monserrat; yo en Villa Luro. Seguimos hablando con frecuencia y las ganas de vernos cada vez eran más altas, la prohibición también jugaba su partido y nos generaba más expectativas. Todo estaba magnificado y tachábamos los días esperando el final de la cuarentena. La incertidumbre no es una buena compañera en estas situaciones. Un día, él, ya muy cansado, me dijo que se venía para mi barrio. "¡¿Cómo?!". "Caminando", me tiró. La virtualidad acerca, pero no une, así que las ganas terminaron ganando la pulseada y arrancó la travesía. Yo no estaba muy convencida, tenía algunos miedos, pero también muuuchas ganas de verlo, así que fui para adelante. Fabi agarró una bolsa para disimular, se puso el tapabocas y no le importaron las 100 cuadras que nos separan. Nos vimos en la puerta de mi casa, ni siquiera nos saludamos. Me acompañó a hacer las compras y charlamos los minutos que tardé en el supermercado. Fue como poner un parche; me encantó verlo, pero no nos animamos a más. Se fue y me arrepentí mucho. ¡Qué bien me hubiera venido una noche acompañada!
"Holanda recomendó un compañero de abrazos y me armé una lista"
ORNELLA, 27 AÑOS
La noticia me sorprendió, aunque debo confesar que hacía varios días que venía pensando en que se tenían que habilitar algo así como "visitas higiénicas". En ese momento ya acumulaba 70 días de aislamiento, 70 días que pasé absolutamente sola en mi casa. La soledad ya me estaba cansando, se estaba convirtiendo casi en una patología. Una mañana leí en los diarios que en Holanda estaban implementando lo que se dio a conocer como "compañero de abrazos": se trata de elegir a una persona determinada para tener contacto físico o sexual durante la pandemia. Tiene que ser un acuerdo de las dos partes y los dos deberíamos elegirnos, saber que estamos sanos y comprometernos a no ver a otras personas para cuidarnos. La iniciativa surgió después de que Linda Duits, una periodista especializada en temas de género, escribiera un artículo en el que argumentaba que el sexo es un derecho humano, una necesidad básica. Si bien en Argentina todavía no se había ni mencionado la idea, yo, desde lo particular, no tardé ni dos segundos en empezar a armar una lista con posibles candidatos. Hice un cuadro con pros y contras de cada uno, algunos con antigüedad y otros que habían surgido de manera virtual durante las últimas semanas. Algunos me gustan desde lo físico, otros desde lo mental. Opté por dejar un podio en la final y espero ansiosa que se haga oficial. Después de todo, un "compañero de abrazos", en pandemia y en invierno, no viene nada mal..., ¿no?
"Lo conocí por Tinder y empezamos a convivir en cuarentena"
OELIA, 26 AÑOS
Nos habíamos conocidos unos meses antes del aislamiento por Tinder. Llegamos a salir juntos algunas veces y todo iba súper bien. Cuando anunciaron el aislamiento obligatorio nos chocamos con un problema: ¡por 15 días no íbamos a poder vernos! Estábamos en esa etapa en la que te encanta estar con el otro y en un ataque impulsivo le propuse que viniera a pasar ese tiempo a mi casa, para hacernos compañía y, además, no privarnos de vernos. Accedió y los primeros días fueron geniales: él cocinaba un montón (me vino bárbaro, porque si fuera por mí, viviría a fideos), nos reíamos muchísimo, nos divertíamos y teníamos bastante sexo, ¡obvio! Jamás me imaginé animarme a tanto, vivo sola desde hace años y disfruto de mis espacios. Pensé que podía ser un fracaso total o el comienzo de una historia apasionada, me la jugué. Ninguna de las dos opciones sucedió. Pasadas tres semanas, lo novedoso de esa convivencia forzada iba perdiendo su magia de a poco, día a día. Una noche nos miramos, entendimos que todo era un divague y decidimos volver a nuestras rutinas, que él pegara la vuelta para su casa y yo me quedara disfrutando de la soledad en la mía. Seguimos hablando por unos días a distancia, pero se fue diluyendo el interés. La frecuencia de las conversaciones iba bajando, hasta que llegamos al punto de abandonarnos. Fue espontáneo, ninguno sufrió y todo quedó encapsulado en una anécdota increíble, que encierra unos días obligada a estar 24/7 en mi casa con un chico al que casi no conocía.
"Chateamos hace 80 días, ¡no puedo más!"
CORINA, 34 AÑOS
Antes del aislamiento, yo estaba en una rueda intensa de citas y encuentros. El verano me ayudaba a planear salidas diarias, con la excusa de una linda noche y la seductora propuesta de tomar unas cervezas al aire libre. Venía genial, salía con varios, pero ninguno me atrapaba del todo. En marzo, coincidiendo con el final de mi divertido Verano del 98, llegó el covid-19 y todas esas personas a las que había visto en los meses anteriores desaparecieron, porque eso era lo que quería. Un poco me arrepentí, sí. Me hubiera gustado que se quedara alguno dando vueltas, para mantener encendida la llama. Venía de tener muchos mensajes espontáneos a diario y de repente estaba en cero. Era todo raro. La cosa fue que me encontré de nuevo navegando redes sociales y rastreando citas, esta vez virtuales. En medio de la búsqueda apareció un chico interesante. Pasamos horas hablando el primer día, y el segundo, y la semana siguiente y así sucesivamente... De golpe me di cuenta de que hacía más de 80 días que veníamos charlando a diario. Creo que en esta instancia ya lo conozco más a él que a mi propia familia. Todo muy lindo, pero vivimos lejos y yo ¡no aguanto más! Probamos de todo, el sexting, la videollamada... Nada me completa, ¡muero por verlo! Estoy horas pensando en estrategias y cada vez que se extendía el aislamiento sufría.¿Justo ahora viene a aparecer uno que me gusta tanto? ¿Será el karma? ¿O estaré idealizando por la soledad y la cuarentena? No tengo muchas respuestas, lo único que sé es que necesito una (o varias) noches con él.•
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