¿Sexo mientras menstruamos? Pros y contras de una práctica con poca prensa
Es una práctica (todavía) un poco oculta. Te invitamos a conocer más, borrar dudas y descubrir, quizá, nuevas sensaciones.
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Celebramos la llegada del disco menstrual, una copa que permite que tengamos sexo con penetración mientras menstruamos, sin pérdidas ni derrames. Pero esta novedad nos abrió otro interrogante, una pregunta que seguro apareció mil veces en forma de debate en alguna charla entre amigas (o amigos, ¿por qué no?). Tener relaciones sexuales cuando estamos menstruando, ¿juega o no juega? Hay fieles defensoras, otras más despreocupadas y están quienes se niegan rotundamente para evitar la incomodidad de la situación. No hay respuestas correctas, pero siempre es mejor elegir con info en la mano. ¿Cuándo y por qué se convirtió en tabú?
Si bien hablar sobre nuestra sexualidad con pareja o amigas cada vez es más común, todavía hay cosas que preferimos callar. Lo que nos guste hacer o no en las sábanas es una cuestión muy propia, pero hay que saber que, más allá del gusto sexual, hay muchas otras cosas que nos atraviesan al momento de querer tener relaciones: las emociones, los pensamientos y las cuestiones sociales. Ese combo casi letal muchas veces nos frena y no nos deja conocer prácticas que pueden subirles la temperatura a nuestras relaciones y provocar estallidos de placer. Escuchar al cuerpo y seguir nuestros deseos, esa debe ser nuestra máxima.
¿Por qué nos da “asco”?
Porque nos han hecho creer por muchos años que la menstruación es algo sucio. Se presenta mucha resistencia, primero, porque somos muy coitocentristas (mujeres y varones): en nuestra cabeza sigue instalada la idea de que el sexo es solo penetración. El segundo factor es que podemos manchar; y sí, podemos. Es difícil despojarnos de la vergüenza que nos instalaron toda la vida, que no se vea nada de sangre, que nadie se entere de que estás menstruando... Es entendible la fiaca de temerle al enchastre del sangrado, pero ¿se te ocurrió experimentar otras posturas? ¿Y probar en la ducha?
El tercer factor (quizá más rebuscado) está ligado a la creencia de que aquellas mujeres que deseaban tener sexo mientras menstruaban lo hacían simplemente para obtener placer porque las probabilidades de reproducción en ese periodo son bajas (ojo, igual, ¡podemos quedar embarazadas mientras menstruamos!).
Cada una tiene sus creencias y elige si hacerlo o no, pero tenemos que visibilizar más, demostrar que esa posibilidad existe y dejar de ocultar la práctica como si estuviéramos cometiendo una infracción. El problema es que el placer tiene poca prensa.
¿Qué es el nuevo disco menstrual?
Si sos de las más impresionables, es la mejor opción. Es una alternativa de la copa menstrual, que sirve para poder tener relaciones sin filtraciones. Se coloca en el fondo de la vagina y lo podés dejar hasta 12 horas (si tuviste sexo, lo ideal es higienizarlo al finalizar). Es de silicona, no se siente y es apto para uso de preservativos.
La revolución de las hormonas
Cuando menstruamos, las hormonas crean una danza en nuestro interior. Podemos sentir dolores, cambios de ánimo e incluso en el deseo. Las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona) descienden por el término de 8 días y quedan al descubierto los andrógenos, que son las masculinas, pero que nosotras también tenemos, aunque en pequeñas cantidades. El andrógeno es productor de deseo, por lo tanto, provee mayor excitabilidad. Igualmente, todo depende de cada mujer porque somos biopsicoculturales. Es decir, no somos solo biología, tenemos también la psicología y la construcción social propia.
¿Hay reglas?
En el sexo hay de todo, menos reglas. Lo único importante es escucharnos, entender si realmente deseamos subir la temperatura durante la menstruación y chequear si nuestro cuerpo necesita reposo o quiere más acción. No todos los meses nos pasa lo mismo, tenemos que tantear lo que sentimos. Existe una infinidad de prácticas sexuales que podemos disfrutar; y la menstruación no tiene por qué frenarnos.
Pros y ¿contras?
Tener orgasmos alivia los cólicos, nos ayuda a evitar los lubricantes para la penetración (con una lubricación extra natural) y puede reducir la cantidad de días de sangrado. Parece magia, ¿no? Cuando menstruamos, el útero está contraído, por eso tenemos cólicos, pero las contracciones que generan los orgasmos hacen que se barra más sangre y el periodo se acorte. Además, las endorfinas equilibran nuestro estado de ánimo. Las contras son pocas, se presentan por las condiciones físicas más desfavorables (por las típicas molestias del periodo), pero no hay nada más. •
Experta consultada: Lourdes Budes. Licenciada en Psicología, especialista en sexología clínica. MN: 58766. @psicologalourdes
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