Sapos de otro pozo: ¿me quedo o me voy?

Dos personas; dos sapos de otro pozo. Caso 1: Trabaja diez horas por día en una corporación financiera cuando lo que más quisiera es dedicar su tiempo laboral a los derechos de los niños. Caso 2: Sus amigos se volvieron lamentosos y criticones y se le hace insoportable que el motivo de encuentro sea la queja constante.

Cada entorno social o laboral tiene sus propias reglas (qué está permitido, qué no, qué se estila) y su propia vara de medición (qué es valorado y qué no lo es). Mientras que un entorno alineado con nuestros valores y reglas de juego suele aumentar nuestro bienestar, ser sapo de otro pozo, que es no pertenecer al hábitat en que estamos, puede generarnos una especie de desdoblamiento entre lo que queremos ser y lo que otros (el entorno) esperan que seamos. Ahí aparece la pregunta: si uno es sapo de otro pozo, ¿se queda o se va?

Encontrarle un sentido a quedarse

Si somos sapos de otro pozo, ¿podemos encontrarle un sentido, un "para qué", a estar en un entorno que no tiene que ver con nosotros? El arte, en este aspecto, es un canal de expresión fabuloso para manifestar la no pertenencia. Pensemos en el escritor Franz Kafka, cuya obra tiene una fuerte impronta reactiva a todo lo burocrático, que era el ámbito en que él trabajaba.

Ahora bien, sin necesidad de ser artistas, y si no hay una incompatibilidad absoluta entre uno y el entorno, el sentido que le encontremos a estar en un entorno ajeno puede ser también adquirir experiencia, conseguir dinero, manejar la tolerancia, hacer contactos. Por otra parte, hay entornos que no son los propios pero que están abiertos a los sapos de otro pozo albergándolos para que traigan innovación, conocimiento sobre otros mundos, otras formas de pensar y de hacer. A su vez, los sapos de otro pozo también pueden aprender de ese entorno tan distinto a ellos.

Y si además de encontrarle un sentido a estar en un entorno diferente pensamos la estadía en términos de ciclo, y trabajamos para que el momento de darle un cierre a ese ciclo quede más o menos en nuestras manos, puede que estar en ese entorno se vuelva más tolerable.

Buscar un entorno alineado con quien uno es

Cada entorno en que nos desenvolvemos es fundamental para nuestro crecimiento y bienestar. Si el entorno donde estamos no tiene lugar para la mayoría de nuestros deseos y valores, si lo que a nosotros nos importa los demás lo ven como un fracaso o no encuentran en ello interés alguno, entonces probablemente haya que mover de entorno.

Una de las cuestiones importantes en ese caso es estar en eje, porque el sapo de otro pozo puede confundir las valoraciones de los otros con las propias, sobre todo cuando los otros son parte de un entorno que lo vio crecer. Al sapo de otro pozo le genera sentimientos encontrados ya que probablemente en alguna etapa él comulgó con los valores que le enseñaron. Hay temor a equivocarse. Pero como cada uno es dueño de tener su propia vara de medición, tal vez mejor equivocarse con lo propio que con lo ajeno.

Las aves bien saben sobre mudarse de entorno cuando migran porque el hábitat en que están se volvió hostil por cambiar de clima. Cuando el asunto se vuelve hostil, porque haya cambiado el clima o porque sea uno el que cambió, es mejor ser ave que sapo; mejor irse que quedarse. Y otra cosa: las aves saben también que migrar no es fácil, entonces lo hacen en grupo. Tenemos para aprender de ellas que cada uno tiene que buscar su mejor manera de migrar de entorno.

¡Hasta la próxima!

Mercedes

¿Te animás a preguntarte si estás en los entornos adecuados para esta etapa de tu vida? Si estás más para cambiar que para quedarte en el que estás, te puede servir leer estas columnas de Buscando(me): Ojo con los mandatos y Teoría de la playa nudista.

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