Relaciones: “Me topé con un histérico”
Avanza y retrocede. Le gustás, pero no activa. Y cuando lo apurás, desaparece. ¿Cómo entender este tipo de vínculos (y zafar de ellos)?
Pareciera que cada vez son más los hombres que calientan la pava y no se toman el mate, esos que, en el momento de avanzar, ya ni siquiera es que retroceden, sino que más bien desaparecen. Se esfuman como el vapor del agua hirviendo cuando pega contra los azulejos de la cocina. Por eso, hoy queremos ahondar un poco en algo que alguna vez seguramente te haya tocado vivir: la histeria masculina. Pero no para juzgar, sino para entender por qué pasa, cómo surfearla y cómo corrernos de ahí cuando ese jueguito se extiende más de la cuenta y ya no te suma.
No es solo cuestión de útero
La palabra histeria viene del griego hystear, que significa “útero”, y en la época victoriana se la usaba para diagnosticar a todas las pacientes que sufrían de síntomas como insomnio, retención de líquidos, dolores de cabeza, disminución de apetito o que tendían a “causar problemas”. Y si bien históricamente las mujeres fuimos coronadas como las reinas de la histeria, hoy el trono parece estar siendo disputado. La evolución de nuestro rol en la sociedad ayudó a desdibujar la línea entre lo que antes se veía estrictamente como cosa de hombres o de mujeres.
¿Cómo reconocerlos?
Ahora, los hombres tienen permiso para conectarse con su lado femenino y, en consecuencia, son cada vez más los que se preocupan por su estética, los que sienten la necesidad de gustar y los que adoptan una actitud más pasiva a la hora de conquistar. Todos estos factores son los que contribuyen a que ellos se vuelvan más histéricos, a pesar de no tener útero. ¿Cómo darte cuenta de si estás frente a uno?
1. Están constantemente insatisfechos: les clavás el visto y vuelven a hablarte. Pero cuando les seguís la charla, te clavan el visto. Siempre parece que están en otra y esto se debe a que no tienen para nada claro lo que quieren, no hay nada que les venga bien. Son personas con una búsqueda insaciable y medio adictas a lo novedoso.
2. Les gusta gustar: les tiran onda a todas, pero no están con ninguna. Por lo general, son personas con baja autoestima, que dependen de la aprobación de los demás. Se sienten valiosos cuando alguien los desea, pero eso les dura solo un ratito. Una vez que saben que lograron “cazar” su presa, suelen desaparecer para no tener que enfrentar las consecuencias y se van a seguir calentando otras pavas nuevas.
3. Persiguen una fantasía: dicen que quieren estar con una mujer así o asá, pero después, cuando la tienen enfrente, no la ven. Tienen miedo a comprometerse, porque no se bancan los vínculos reales. Les cuesta abrirse, mostrar su lado genuino y conectarse con los demás desde un lugar profundo. Entonces, quedan varados a mitad de camino, están anclados en el terreno de las cosas que no empiezan ni terminan porque es ahí donde se sienten seguros y confiados.
¿Por qué nos enganchan?
La respuesta es muy simple: porque son atractivos. Suelen ser personas muy cuidadas, tienen “algo” que nos hace conectarnos directamente con la energía sexual y eso es un imán magnético. Además, no les gusta aburrirse, entonces viven de manera intensa. Llevan al extremo las emociones y tienen la capacidad de transformar cualquier relación en una montaña rusa de lo más excitante.
Otra cosa que pasa es que, como no se muestran tal como son, nos parece que “tienen algo” y nos morimos de intriga. Pero en cuanto revelamos el misterio, nos damos cuenta de que nos comimos un buzón y el príncipe vuelve a ser sapo.
sacá la pava de la hornalla si...
Sentís que lo tenés que estar decodificando todo el tiempo. Los histéricos suelen dar mensajes contradictorios, y eso es agotador. Es una fuga de energía constante y no hay plomero que pueda salvarte de esa más que vos. Para construir un vínculo con alguien, es fundamental tener buena comunicación. Seguramente quien inventó el refrán de “las cuentas claras conservan la amistad” lo hizo después de haberse topado con algunos histéricos en el camino. Y acordate de este mantra antihistéricos: “Todo lo que no es sí es no”. Con esto en mente, vas a poder zafar de no engancharte tanto en su juego.
Te deja un sabor de que siempre falta algo. No te enredes pensando qué podrías hacer distinto. Esa sensación de vacío probablemente venga de que él está proyectando su falta de entrega en vos. Es importante que recuerdes que vos no tenés nada que ver y que él es el que tiene que resolverlo.
No te sentís elegida. Los vínculos de pareja empiezan siendo atracción y se transforman a medida que crecen el amor y la confianza. No negocies la sensación de que el otro se muere de ganas de estar con vos, al menos al principio. Ese sentimiento es clave para construir una base firme para apoyar la relación. No es que todo el tiempo va a ser así, pero al principio debería, si no, es muy probable que termines sintiéndote insegura a su lado.
Estás pensando que vos vas a ser la que lo cambie. Abortá la misión. Por lo general, la persona que sigue patrones mentales histéricos no es consciente de eso. Por lo tanto, no es que te lo hace a VOS, es su forma de relacionarse con todos y probablemente le tome años modificar esa conducta.
Por eso, en estos casos lo mejor que podemos hacer es volver a nuestro centro y preguntarnos si lo que el otro tiene para ofrecer nos hace sentir bien. Acá hay que sincerarnos con nosotras mismas. Preguntate de corazón: ¿me merezco estar al lado de alguien así? ¿Qué valores elijo hoy para mí? Si la respuesta es que querés construir un vínculo en el que el otro te haga sentir segura y confiada, entonces esa es toda la respuesta que necesitás para seguir adelante.
del 1 al yo
Por Viviana Hurovich, terapeuta gestáltica.
El amor genera incertidumbre y nos asusta porque nos sentimos vulnerables. Por miedo a sufrir, nos ponemos ansiosas y queremos saber ya qué va a pasar con alguien que conocimos hace dos días. Pero está bueno recordarnos:
Construir un vínculo lleva tiempo: hay que darnos tiempo y darle tiempo al otro. Por más que estemos cansadas de que nos histeriqueen, no podemos pretender sacar toda la artillería pesada de entrada. No es jugar a matar o morir. Es un trabajo de balance, de agarrar y soltar, para que se vaya estableciendo un ritmo de baile con el otro. Ir despacio ayuda a ejercitar la confianza en una misma y en que las cosas se van a dar.
No existe un único modelo de relación de pareja: hay tantos tipos de relaciones como personas en este mundo. Pueden customizar el modelo que ustedes quieran. Si quieren verse una vez por semana o estar con otra gente, está perfecto siempre que los dos estén de acuerdo. Es necesario ser claros, porque lo que más duele de la histeria no es saber que el otro no quiere nada, sino sentir que nos oculta la verdad.
Histeria 2.0
Las aplicaciones de online dating que tanto abundan hoy en día refuerzan el comportamiento de los histéricos. Ahora los hombres tienen la sensación de tener a muchas mujeres en la palma de su mano (o a un swipe), y eso hace que la histeria crezca. Además, les da la herramienta ideal para evadir el contacto real con el otro y alimenta su fantasía de mujer ideal.
Tampoco vamos a caer en que Dios los crea y Tinder los amontona, porque no está bueno irse al extremo, pero este dato puede servirnos para cortar con juegos que no nos hacen bien. Sepamos cuándo poner el límite si no nos sentimos cómodas con la situación •
¿Te pasó engancharte con un histérico? ¿Tenés alguna experiencia para contarnos? También leé: Qué le pidió Selena Gómez a su hermana menor y "Me aburro rápido": cómo hacer para sostener un hábito saludable
Expertas consultadas: Lic. Patricia Faur, psicóloga especialista en terapia de parejas, Lic. Viviana Hurovich, terapeuta gestáltica y consteladora familiar y Celia Laniado, Sex coach.
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