Recalculando. "Estoy en crisis con mi socio/a"
No hay pareja que no atraviese –mínimo– una crisis, y eso aplica también a la pareja de socios. Los mismos desencuentros que podemos tener en el amor son aquellos con los que nos podemos topar a la hora de emprender y trabajar : deseo, expectativa, disponibilidad y entrega. Por eso, antes de dar el portazo y disolver un negocio, hay varias herramientas para atravesar las dificultades juntos. Te proponemos técnicas concretas para darte la chance de parar la pelota antes de que la separación sea la única salida.
La decisión de terminar la relación puede ser la salida fácil o la más dolorosa, pero todos sabemos que en las crisis también aparecen oportunidades, si es que funcionan como un stop para registrar las rispideces y reflexionar juntos en pos de fortalecer el vínculo y el proyecto. ¿Qué hacer si estamos atravesando una crisis con nuestro socio? ¿Cómo seguir trabajando con pilas y ganas cuando hay cosas que nos hacen ruido?
MEJOR PREVENIR QUE CURAR
Si no hay dos personas iguales, menos habrá dos duplas iguales. Los inicios de las sociedades son muy diversos, ya sea porque la idea arranca de uno o de a dos o porque vienen de la misma o de distinta rama laboral. Sin embargo, lo recomendable al momento de asociarse es conversar primero con una misma y luego con el socio tres aspectos clave:
- Valores y principios: es fundamental acordar las reglas y pautas del funcionamiento del emprendimiento para generar un "prenupcial". Ojo, no sean tan rígidos porque lo más seguro es que no sean ni funcionen como los Diez Mandamientos sino como una hoja de ruta a seguir definiendo, pero con un norte claro.
- Objetivos: es fundamental que cada uno exponga cuáles son sus objetivos en términos económicos, sociales y de desarrollo, ya que es la base sobre la cual tomarán decisiones y realizarán actividades para lograrlos.
- Estilos de trabajo: hay a quienes les encanta un horario fijo y otros a quienes no; están los que determinan un reparto de tareas o los que aplican el "vamos viendo". Tener en cuenta cuál es la función de cada uno y el momento de la vida presente y a corto plazo es importante para pensar un esquema que se adapte a ambos estilos de vida y personalidades.
TERAPIA DE SOCIEDADES
"¿Qué nos pasa?" es la pregunta del millón para la cual hay múltiples respuestas posibles según cada socio. Problemas puede haber muchos, pero los más comunes pueden entrar en dos grandes categorías, laborales o vinculares. Claro que también puede haber un mix de ambas cosas, pero acá armamos un minidiagnóstico de los conflictos más usuales:
- Laborales: "No tenemos la misma visión a largo plazo del negocio". / "Siento que no trabajamos los dos al mismo ritmo o no tenemos la misma disponibilidad". / "No nos complementamos bien en las tareas y roles dentro del negocio". / "No estamos teniendo buenas ganancias".
- Vinculares: "Nuestras personalidades chocan todo el tiempo". / "Hay celos o competencia entre nosotros". / "Tenemos mala comunicación, nos cuesta entendernos". / "No tenemos el mismo entusiasmo que al principio, perdimos un poco la motivación".
LA CRISIS COMO MOTOR
Hay varios abordajes para explorar y reflexionar sobre las crisis, pero te proponemos pensarlo en dos momentos: primero, haciendo zoom en algunos elementos que te ayuden a "mirar mejor" a la hora de pensar y entender el vínculo con tu socio y/o equipo; después, explorando algunas ideas para "activar a tiempo" y construir una relación positiva.
MOMENTO 1: MIRAR MEJOR
DESGLOSAR LA CONFIANZA. La confianza quizá sea una condición primordial a la hora de asociarse. Sin embargo, según Mario Seeber, psicólogo y socio de EolicPeople, consultora de Desarrollo Humano, aunque usemos el término, es difícil de tangibilizar. Por eso diseñaron un modelo que ayuda a hacer un monitoreo sobre la confianza para, justamente, mirar mejor al otro, evaluando la confianza en cuatro dimensiones:
- ¿Cuánto confío en su CAPACIDAD de gestionar y resolver? ¿Cuánto confío en sus capacidades profesionales?
- ¿Cuánto confío en su COMPROMISO? En que hace lo que me promete y lo prioriza frente a otras cosas.
- ¿Cuánto confío en su SINCERIDAD? En que lo que me dice es verdad e, igual de importante, que me dice todo lo que me tiene que decir.
- ¿Cuánto confío en su CUIDADO? En que no me va a lastimar y va a cuidar mis intereses y los del equipo. ¿Y mi socio/a conmigo? ¿Cómo creo que está su confianza en cada dimensión? Es clave entender esto para detectar dónde está la pata floja y tratar conjuntamente de ajustarla.
TENER LA CAPACIDAD DE VALORAR
Sobre todo en momentos de crisis, es importante volver a poner en primer plano aquellas cosas que valorás de tu partner. Esas cualidades que te hicieron elegirlo, eso que te complementa. En momentos de crisis, solemos ver solo lo que nos molesta o hace ruido y eso tiñe toda la imagen que tenemos del otro. Acá suelen colarse los sesgos cognitivos (concepto desarrollado por Daniel Kahneman), que son atajos automáticos e inconscientes que realiza el cerebro para ahorrar energía. Son juicios y conclusiones deficientemente fundadas que nos sesgan la mirada. Uno de los más comunes es el sesgo de confirmación, que es la tendencia del cerebro a seleccionar de la realidad solo aquellos elementos que confirman las hipótesis o pensamientos previos propios. O sea, si creo que mi socio no está comprometido con el negocio, voy a ver solamente sus fallas, sus errores, sus debilidades. En cambio, si creo que es el socio perfecto, mi media naranja de los negocios, voy a ver únicamente sus aciertos y sus fortalezas. La realidad es que las personas tenemos fortalezas y debilidades, aciertos y desaciertos, pero, según nuestra valoración sobre el otro, tendemos a identificar solo la parcialidad que confirma que estamos en lo cierto. A veces es tan contundente (y supuestamente irrefutable) este pensamiento que dejamos de reconocer aquello que antes valorábamos. De hecho, afecta la memoria, ¡ni te acordás lo que te gustaba de tu socio!
La recomendación es saber que todos tenemos estos sesgos y, por ende, debemos "desconfiar" un poquito de nuestras conclusiones. También sirve conversar con un tercero que valore a la persona que se anime a confrontarnos si hace falta. A aquellos amigos, colegas o familiares expertos en tirar más leña al fuego o en darnos la razón siempre, es mejor tenerlos lejos en momentos de crisis. Se necesitan personas de pensamiento autónomo que ayuden a mirar con mayor frescura, a considerar aspectos que no estás considerando. Para eso, es clave hacerles preguntas abiertas sin sesgarlas, habilitándolas a que nos interpelen.
MOMENTO 2: ACTIVAR A TIEMPO
A veces, cuando estamos en crisis nos queda más cómodo patear el problema hacia adelante, esperando que se solucione de manera mágica. Pero si mirás la crisis de frente, estos momentos también pueden funcionar como una oportunidad para recalibrar expectativas y aclarar lo que quedó difuso. Para esto, la simple pregunta que puede iniciar la conversación puede ser: "¿Qué necesitás de mí para superar esta crisis y que crezcamos como equipo?". Si cada uno le hace al otro esta pregunta, mostrándose vulnerable y dispuesto a darle al otro lo que necesita, es probable que encuentren una dinámica que los haga resilientes. Por el contrario, arrancar diciendo lo que necesitás sin primero ofrecer tu ayuda es más riesgoso, puede terminar en un ping pong de recriminaciones y pases de factura infinitos, que no hacen otra cosa que embarrar más la cancha. Cuando hay disposición a escuchar y construir juntos, es clave hacer pedidos claros y calibrar expectativas.
Habilitar la Conversación Asertiva
Las conversaciones positivas son aquellas que tienen la tensión justa y que logran ser asertivas, es decir, cumplen con dos condiciones: cuidar y desarrollar la relación y, al mismo tiempo, ser claras con el mensaje. Si sos clara con tu mensaje y te animás a confrontar, pero en eso te llevás puesta la relación y el otro siente que le faltás el respeto, perdés tu capacidad de influir con tu mensaje, por más convincente que sea. Y si, en pos de cuidar la relación, tu mensaje es difuso, complaciente y demasiado "blando", a la larga no estás desarrollando el vínculo. Un vínculo de socios que se potencian, además de valoración y reconocimiento, también tiene una buena dosis de confrontación y tensión constructiva tomando en cuenta:
- Evitar conversation killers: que es generalizar los comportamientos de una persona y hablarle de la personalidad, de lo que el otro es, más que de lo que hace. Lo que pasa cuando alguien te habla de lo que sos y eso no coincide con lo que vos pensás es que buscás todos los elementos que demuestren lo contrario. Por eso, para que tu mensaje llegue, es recomendable hablar de lo que el otro hace o deja de hacer; en el campo de los comportamientos es mucho más probable lograr un cambio. La totalización también se expresa en términos como "siempre", "nunca", "todo" o "nada". Mencioná momentos puntuales, hechos concretos, más que apreciaciones y opiniones genéricas.
- No buscar culpables: esto ayuda a focalizarse en el problema y no en las personas.
- Poné el foco en el futuro: hablá de lo que pasó, pero con la mirada puesta en cambiar hacia adelante, explicitando la expectativa más que enredándote en el pasado.
- Abrite al otro: si pretendés influir a tu socio también mostrate dispuesta a dejarte influir. Sin apertura a considerar lo que el otro pueda plantearte, es poco probable que tu socio se muestre receptivo.
¿DAMOS UN PASITO MÁS?
Si este momento funciona como momento bisagra en que se dan cuenta de que la estructura más informal que armaron les quedó chica y quieren dar un paso más, pueden constituir una sociedad. Hace dos años salió la ley 27.349, Ley del Apoyo al Capital Emprendedor, que creó un nuevo tipo jurídico societario, las SAS (Sociedades por Acciones Simplificada), con varios beneficios: se constituyen por Internet en un plazo de 24 horas, con un capital mínimo equivalente a dos salarios mínimos, vitales y móviles.
Entender que –al igual que una pareja amorosa– una sociedad también pasa por momentos de crisis es fundamental para tomarlo con calma y poder atravesarla. No dejar todo a la primera de cambio seguro los hará crecer como personas y como socios. Y si, luego de intentarlo, de verdad no da para más, disolver la sociedad va a dejarte un gusto amargo, pero con la sensación satisfactoria de que realmente lo intentaron.
"Me quiero separar"
Si el diálogo viene de mal en peor, lo mejor es buscar un moderador reconocido por ambas partes para crear la instancia de diálogo e instar a que la división sea lo más equitativa posible. Además, puede colaborar en realizar una valuación objetiva de los bienes tangibles e intangibles de la empresa, debido a que casi siempre se le atribuyen valores subjetivos al trabajo realizado, los contactos obtenidos, los bienes, la marca, etc. Además, en el plano legal hay varios aspectos a prestar atención:
Si tienen registrada la propiedad industrial o marca: si estaba a nombre de los dos y uno decide continuar con el emprendimiento, el trámite de transferencia de marca se hace en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI).
Si tenían una sociedad: lo que van a tener que hacer es la liquidación, disolución y cancelación registral.
Si facturaban como monotributistas: cada uno puede seguir manteniendo sus regímenes habiendo hecho cuentas puertas adentro de lo que puso cada uno, lo que facturaron y los gastos pendientes a liquidar.
Si tenés un socio , no pierdas la paciencia ante cualquier piedrita en el camino. Es normal pasar por dificultades en el camino de emprender. Es importante que pares la pelota y analices qué les está complicando la marcha y cómo pueden hacer para mejorarlo.
Expertos consultados: Mario Seeber. Psicólogo. Socio en EolicPeople, consultora especialista en equipos y liderazgo. mario.seeber@eolicpeople.com . Javier González Pedraza. Presidente de INICIA Comunidad de Emprendedores y consultor especializado en asesoramiento a emprendedores. inicia.org.ar. Gini Terrile. Abogada y agente de la propiedad intelectual. @trademark.by.giniterrile.
Agradecemos a Laboratorio de Objetos y a Xavier Britos (@xavier_britos) su colaboración en esta nota.
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